Este día el escritor lo único que quiere es dormir plácido en su cama de ilusiones, cobijado en su cobertor de sueños, lejos del frío de la realidad.
Ha dejado el tintero en un rincón olvidado de su mente, mientras se cubre del polvo de los recuerdos.
Las hojas se comienzan a poner amarillas, metidas en un cajón del escritorio hecho con dura madera de la vida cotidiana.
Quiere dejar que el mundo gris gire tan lento como el frío viento de la sociedad se lo permita.
El escritor no tiene prisa para plasmar sus letras durante el invierno de la humanidad, esperará a que llegue la primavera de la fantasía.