Recuerdo aquel día, era navidad.
Recuerdo como los villancicos entraban por la puerta, como un martilleo constante en mi cabeza.
El frío que solo podía ser calmado por la sensación del humo de tabaco en los pulmones.
Esa mujer ingresó por mi puerta, la había visto en las noticias, pero su nombre me era extraño.
De haber sabido los problemas que me traería no me hubiese involucrado en primer lugar.
—bitácora de Kiril Kincade, 23 de diciembre de 2029
Existe una teoría, los humanos piensan que existen en la tercera dimensión, que poseen solo un eje X, Y y Z; pero la realidad es que existen en la cuarta dimensión pues el tiempo mismo también es un eje.
Los humanos creen que el tiempo es lineal y no se equivocan, pero si Erwin Schrodinger nos enseñó algo es que cualquier objeto que esta carente de observación puede ser lo que sea, tener cualquier tamaño o moverse en cualquier dirección, ¿Por qué no el tiempo?
En un lugar y periodo desconocido...
En el interior de una habitación oscura y abarrotada, acostado cual cadáver sobre unas sábanas blancas se encontraba AJ; sobre su cabeza un reloj de gato marcaba la hora acercándose poco a poco a recomenzar desde las cero horas.
Fuera de la habitación se contemplaba el abarrotado pasillo de una casa vieja y descuidada, todas las ventanas de esta estaban selladas con tablas y en el pasillo se podían contemplar dos habitaciones más.
Ambas con camas con una persona sobre ellas y un reloj de gato sobre cada una.
El Reloj marca la hora y se detiene, en el primer piso una televisión se enciende misteriosamente mostrando estática.
El joven Graham despierta de golpe, lo primero que hace es revisar su cuerpo en busca de heridas, y en su brazo retira un enmallado de espinas que se había enredado alrededor.
Observa detenidamente la habitación, era un lugar que no había visto antes, pero de alguna forma este le parecía muy familiar.
El joven se pone en pie y camina hacia la puerta, esta estaba bloqueada pero por alguna razón supo casi de inmediato que la llave se encontraba en su bolsillo siendo este capaz de abrirla.
Al salir al pasillo vio las otras dos puertas, una de ellas estaba abierta mientras la otra permanecía cerrada.
Vio el interior de la habitación, esta era idéntica en todo sentido a la suya, el suelo y los muebles estaban llenos de polvo pero las sábanas claramente se habían movido recientemente, no estaba solo.
Caminó hasta el primer piso, una sala antigua como de los años 60, juguetes en el suelo llenos de polvo, en la cocina había presión de agua, los muebles se veían viejos y abandonados, el exterior del congelador estaba oxidado y erosionado pero en su interior estaba lleno de comida fresca.
Caminó hasta la sala hasta la única puerta que podía ser capaz de conducir hasta el exterior, esta estaba bloqueada la perilla se movía y no había tablas, pero simplemente esta no se movía de su lugar.
AJ trató de recordar cómo había llegado hasta ahí, más lo único que era capaz de recordar eran fragmentos, el Gran museo británico en Londres, una lanza negra.
Un hombre bañado de luz con el emblema de un Grimm y por último la sensación de ser apuñalado por algo filoso en su pecho, para acto seguido caer dormido.
Mientras repasaba los hechos en su mente un sonido de pasos empezó a acercarse a él.
El joven rápidamente corrió hacia la cocina, no sabía dónde estaba o quien lo había puesto ahí, por lo que lo mejor sería mantenerse armado en todo momento.
Tomó un cuchillo de carne de entre los gabinetes y espero a ver quién saldría de las escaleras.
Pero al ver de quien se trataba el bajo el cuchillo y se quedó sin palabras...
Ciudad Hélix, año 2058...
Ciudad Hélix, cede del conocimiento y la diversidad de raza, credo y especies, en un futuro se convertiría en albergue de vicios, pero en estos momentos pasaba por su época de oro.
Las noticias cruzan por los televisores, la ciudad estaba en júbilo pues dos de las tres familias más poderosas del país se unen a través del matrimonio de dos de sus hijos.
Muchos veían las noticias con anhelo y esperanza, pero no todo el mundo pensaba así…
—"Lector Lumiere, un filántropo amante de obras caritativas, elegido como hombre del año en una ocasión, uno de los solteros más deseados al menos hasta la fecha, uniéndose en santo matrimonio con Winnyfer Wagner, agente condecorada de la alianza apodada como la princesa de ciudad hélix y con razón, poseía una tez blanca como la leche y un cabello color platino igual a una princesa de cuento de hadas, mostrando una sonrisa inocente casi como si en su vida hubiese visto una gota de sangre, pero yo conozco la verdad detrás de esa sonrisa".
Una imagen se empieza a mostrar alrededor de la televisión, una gran ventana cubierta de gruesas cortinas, dentro de una habitación oscura durante una tormenta de media tarde.