Este será mi último registro.
El día de hoy no me siento como un paria, ni un mentiroso.
Hice lo que nunca creí que haría, abrí mi corazón a alguien y lo recibió.
Cuando termine este registro seré padre y Kiril Kincade desaparecerá.
Es un niño hermoso que crecerá y se convertirá en un hombre maravilloso.
Él será alguien mejor que yo, no tengo duda.
Eso, es todo...
—bitácora de Kiril Ortega, última nota.
En un lugar y tiempo indeterminado...
Sobre la mesa principal Olivia y Piper habían repartido las cartas mientras realizaban nuevamente una partida de póker una contra la otra.
Al mismo tiempo que el suelo de la habitación se veía cubierto por restos de madera picada tanto de las paredes como de las puertas.
—¿Cuánto tiempo lleva en eso ya? —pregunta Piper disgustada por el ruido.
—Dejé de verlo después de la primera semana, no me preguntes —responde.
—Yo empecé a ignorarlo desde las 9 semanas —responde Piper devuelta.
—4 meses —exclama AJ —He pasado los últimos 4 meses buscando la forma de salir de aquí.
—Sí, porque ansías ver a tu chica y bla, bla, bla... —Remeda la mujer.
—Al menos yo hago algo, ustedes dos solo han estado jugando cartas y riéndose de mi —Reclama con ira.
—Bueno entonces deberías dejar de darnos razones para reír —señalo la Joven.
—Cuando llegó no paraba de decir que yo era una asesina que tocaba la flauta —exclamó Piper con sarcasmo.
—Y que yo tenía un poder super raro y además me convertía en un demonio de cuatro brazos —responde igualmente con sarcasmo —Sólo siéntate un momento la verdad nos preocupas, casi no duermes ni comes.
—¿Sabes...? Quizás tienes razón...
AJ suelta sus herramientas mientras lentamente camina hacia la mesa y se sienta, Olivia le sirve un vaso de jugo de naranja y le pone enfrente una tabla de quesos, mientras reparte las cartas.
—¿Y bien? Esa chica por la que haces todo esto debe valer la pena ¿no? —pregunta Piper.
—¿Cómo era su nombre? Era uno largo. ¿Viviane? ¿Lisandra?
—Su nombre… ¿su nombre…? Sinceramente no puedo recordarlo... —espeta tras tomar un poco de jugo de naranja —Tienes razón ahora que lo pienso me veía ridículo.
El juego inicia mientras desde un punto diferente, alguien los observaba a través de una cámara, solo dejando ver en la oscuridad el reflejo de un par de ojos verdes en la pantalla que se apaga abruptamente.
Ciudad Hélix, Año 2058...
En el bar de Laila a horas de la noche el cielo seguía siendo tormentoso, el último de los clientes estaba siendo despedido, mientras acostado en la barra se encontraba Ken con una expresión afligida.
Laila se acerca a él pues es hora de salir…
—Kenny, despierta... —Espeta mientras lo mueve del hombro —Ya es hora de cerrar.
—¿Laila, puedo confesarte algo? —pregunta
—Por supuesto cariño...
—Tu predicción fue correcta —señala refiriéndose al juego de tarot —Solo me quedan 2 dólares, te importaría darme lo de la última vez.
—Claro cariño, pero luego tendrás que irte...
—Por supuesto...
Laila saca la baraja nuevamente y empieza a barajar lento y con cuidado, pero a los ojos de Ken se sentía como si cada segundo fuese eterno, entonces sacó una carta del mazo.
—Qué curioso, justo temía que me saliese esta carta —señala al ver la carta.
—¿Quieres saber lo que significa? —pregunta.
—No necesito saberlo, creo que ya tengo una buena idea —espeta con un tono desmoralizado mientras sale del bar.
En la puerta frente a él alguien lo esperaba, una mujer vestida de negro expidiendo un aura de muerte.
—Oh Kenny, espero que estés bien —Aclama la mujer viendo que la carta de Ken, era la muerte 13.
Hace 10 horas...
Ciudad Hélix, cede del conocimiento y la diversidad de raza, credo y especies, pero no todos siguen estas normas, pues entre sus habitantes existen especies completamente diferentes a las demás, tales como los Lumiere y los Wagner.
Durante la Guerra ambas familias prestaron un gran servicio al primer Order, e inclusive fue un Lumiere quien se convertiría en el segundo Order.
Dos familias de gran poder, fama y reconocimiento mundial; si el Order era el rey de este mundo, entonces ellos serían los nobles.
Pero no fue siempre así. Antes de la guerra y del Order, los Wagner eran una familia galesa dueñas de un pequeño espacio de terreno en el campo y el apellido Lumiere ni siquiera era conocido en el mundo.