No puedo dejar de pensar en esa sensación extraña que sentí al momento de registrarme en el hotel, esa alegría mezclada con miedo y a la vez euforía. No encontraba como se llamaba 'tal sensación¨, o ¿Acaso sería un presentimiento?, dejemóslo en felicidad.
Ya en el almuerzo decidí encender mi celular, pues todo el tiempo estaba apagado, automáticamente mi hijo me llamó, dudé en contestarle no lo niego, pero que más da.
-Hola hijito, ¿Cómo estás?
-Madre hermosa, espero estés muy feliz, porque yo lo estoy por tí. En verdad no te imaginas lo genial que estes haciendo este tipo de cosas.
En verdad esta reacción no la esperaba. Escuchaba y no lo creía.
-Madre y cuánto tiempo más dura tu diplomado.
-Ay mi niño, me aguaste los ojos....(Literalmente lloré) eres la bendición más bella de mi vida... (seguí llorando)
-Mami, pero no llores, estoy al frente tuyo, mirame....
Mi hijo todo el tiempo estaba frente a mí y ni lo sospechaba, él también tenía los ojos aguados, aunque muy sonriente. Colgamos y salí corriendo a abrazarlo.
-Cómo así madre que me abandonas y te crees soltera para dejarme huérfano.
Todo esto me lo decía sin soltarme, yo sólo reía.
Ya luego nos fuímos caminando medio le conté mi espontánea desición y almorzamos algo ligero, mi hijo me contaba que había llegado a acompañarme y de paso ver como estaba el manejo de los puertos en las sedes de Bolivar. Fuímos hasta el evento y quedamos vernos en la noche, se despidió dirigiéndose a las subsedes de sorpresa, obviamente ninguna delegación administrativa lo esperaba. La seguridad de Luis, estaba al nivel máximo.
Toda la tarde estuvo bastante llena de curiosidades, muchas exposiciones, ideas, intercambios de opiniones, me sentía viva, como que nuevamente esa chispa que tenía guardada, volvía a brillar, así que esa sensación extraña de mi llegada al evento se hacía mas fuerte y la íntriga me carcomía. No entendía el por qué y el qué era esto. Encendí nuevamente mi celular y revisé mensajes, ninguno de Gabriel. Guardé en mi bolso el teléfono y con Karina más otros compañeros fuimos a cenar, me despedí de ellos, dirigiéndome a donde se encontraba mi hijo, nos saludamos y me contaba la cantidad de situasiones raras que encontró. La vida laboral de mi hijo en serio era bastante complicada. Decidió quedarse esa noche en un hotel junto al mío, pero me quedé con él, lo sentía muy pensativo y triste, imagino que a lo de su trabajo se le debe sumar su separación con Dany, cosa que para ella fue insignificante, así que para Luis entender que no lo amen debe recordarle mucho a ese Papá extraño, ese ser que soñó muchas veces para que lo criara, para enorgullecerlo. No soy sicóloga pero eso pienso.Al final cada ser humano, día a día lucha contra sus miedos y esa es la batalla que si o sí hay que ganar.
En la mañana siguiente me vestí nuevamente con lo que tenía, mi ropa estaba en mi habitación, salí tempranísimo dejándole una notica a mi hijo "Ya vengo Hijo, voy por ropa", me entré en el primer remate de ropa que recien abrían y le armé una pinta relajada a mi hijo y otra para mí, con gafas de colores y gorra. Cuando llegué Luis deayunaba listo para seguir sus labores. Lo convencí de que se quedara un ratico y disfrutara del mar, que ya en la tarde, se devolviera a sus labores. Así fue, se vistió de mala gana con la ropa maluca que le llevé e igual yo, nos fuímos para el mar. Mi hijo se sentía feliz, no porque me lo dijera, es que en verdad se le notaba. Sonreía, probaba raspados, paletas, mangos, reía, estaba tranquilo. Hasta se unió a un partido de futbol que unos muchachos de su edad tenían, estaba emocionado, se quitó su camiseta para celebrar el gol que había hecho. Fueron unas horas supremamente especiales. Ya cansados, nos fuímos a almorzar, nos despedimos y cada uno se quedó con esa pinta estrafalaria, yo a mi congreso y Luis a su vuelo a Santa Marta. La vida está llena de momentos mágicos.
Apagué nuevamente el celular, me concentré en todas aquellas innovaciones que de Pedagogía Lingüística había. Ya este era el cierre de el congreso, lo del siguiente día sería de entrega de diplomas, felicitaciones, honores, etc., así que al salir de aquella última charla, me dirigí a la exposición de libros, estando ahí me concentré tanto, que me olvidé del mundo y leía sin parar títulos, prólogos y resúmenes que llamaran mi atención. Tenía conmigo una pila de unos 5 libros escogidos y en una esquina me senté a ojearlos, cuando siento una voz que me pregunta
-¿Ya pagó los libros? o piensa leerlos gratis.
Me enojó mucho ese comentario, alcé la mirada para contestarle y lo ví ahí, junto a mi sonriendo no muy alegre. Era Gabriel. Me levantaba y él me dió su mano para ayudarme. La sensación volvió a mí, no paraba de sonreírle.
-Gabriel cómo me encontraste?
-Siguiendo tu olor.
Me abrazó y empezó a temblar, me asusté.
-Qué te pasa Gabriel?
No me soltaba
-Tenía rabia, miedo, soledad, frío.... pensé que te había ocurrido algo, luego que me habías abandonado, mejor dicho, me había montado en una película yo solito.
Aunque ya no me abrazaba fuerte, su abrazo nos permitía mirarnos.
-Ven mija, podemos hablar o estás ocupada? porque puedo esperarte amor.
-Voy a pagar por estos libros y vamos, hablemos.
-Ven te ayudo
Tomamos los libros y después de pagarlos nos fuimos a la habitación mía. Nos sentamos en la terraza y hablamos por largo rato de nuestras vidas, hijos, amores, problemas, en esos pasos del tiempo, comimos, tomamos vino, nos acomodamos juntos. Sentí que por primera vez Gabriel se enfocaba en nosotros, la sensaciòn volvió a mi y entendí que debía hacer.
-Gabriel, es cierto debemos hablar
Mi tono de voz lo preocupó
-Qué estás pensando Nubia?
Lo dijo con una voz bastante preocupado.
-Crees que en verdad me amas? y si es así, dame tres motivos para entenderte
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Editado: 02.07.2024