Original

Capitulo 11

Vamos hacia la heladería a la que siempre voy, mientras hablamos.
Es un chico simpático, divertido y amable, y he descubierto que tenemos el mismo vicio por el helado de crema.

¡Diablos! ¿A quién no le gusta el helado?

– Pero, como has cambiado. Todavía te recuerdo con trenzas y frenos.

– Oye, que tampoco he cambiado tanto – digo. – En cambio tu si que lo hiciste, recuerdo a un niño flacucho, con lentes y barros.

–sh, sh. Alguien puede oírte y arruinar la reputación que he estado haciendo estos años – dice haciendo el chulo.

– pff, ¿Cuál reputación?

– Aún puedo cancelar el helado – amenaza

– Está bien, está bien. Solo digo la verdad – digo riendo y el sonríe.

– Me rindo, amigos.

– Uf, no. Ser amigo mío sale caro – digo.

– ¿Así? Y si se puede saber ¿Cuál es ese precio?

– Un helado diario, como mínimo –

– ¿Karen lo paga?

– obvio – miento. – Tiene muchos beneficios ser mi amigo.

–¿Cómo cuáles?

– Mi incondicional amistad, mi lealtad y por sobre todo una mamá que cocina repostería buenísima.

– Vaya, muy buenos beneficios – piensa.

– Trato hecho – estiro mi mano hacia el.

– Trato - y estrecha mi mano. – Bien, vamos a por ese helado.

Estamos a punto de entrar a la heladería cuando un escalofrío me recorre la espalda, volteo y miro a Gustavo mirar fijamente hacia nosotros, con expresión sombría, está en la misma ropa con la que salió a correr está mañana, quise intentar saludar, pero parecía de mal humor y decidí no hacerlo.

–¿Qué miras? – pregunta Tomás

Volteo hacia el para que no mire hacia Gustavo por... No lo sé, pero no quiero que lo asuste.

– Nada – respondí cuando se acercó más a mi.

– mmm... Bueno, vamos. – se encogió de hombros y me halo hacia la puerta.

Queriendo dar un vistazo.mire sobre mi hombro y mirar a Gustavo pero ya no estaba.

Mmm... Raro.

×××××××××

– Gracias por acompañarme – le digo a Tom.

– No es nada – dice – Aparte que tenía que saber dónde vives, toda la vida yendo a la misma escuela y no sabía dónde vives.

– Bueno, pues aquí vivo. Ah, y siento que tengo que decirte, Karen advirtió que si te querías sobrepasar conmigo te las ibas a ver con ella – digo.

El me mira asustado.

– ok, eso no suena muy alentador.

– No tienes de nada de que preocuparte – digo riendo.

– No, está bien. Se ve que te quiere. – de un modo retorcido, pero lo hace.

–  Si y yo a ella, es como una hermana para mí.

– Bueno, ya es tarde. Mejor me voy.

– Claro, nos vemos mañana.

– nos vemos.

Se acercó y me dio un beso en la mejilla, dio la vuelta y se fue.

Entre a la casa y encontré a Karen en mi sala sonriendo.

– Lo hueles, huele a amor – dice.

Timo una almohada del sofá y se la aviento en la cara, ella ríe.

 



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En el texto hay: accion, amor, mentiras y dolor

Editado: 30.08.2020

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