El tío John tiene una conversación con un personaje misterioso. Oriol, Lyra y Thane están juntos en la clase de biología universal, aquí conocen a la maestra, Causen. — Oriol es seducido por Calony, planta carnívora hija de Surprise plant, la cual se enamora de él. Lyra decide separarse de la clase para ir a buscar y salvar a su amigo.
John se encontraba en la casa de sus ancestros, un lugar cargado de historia y recuerdos. Esta casa había sido testigo de la llegada de los Student a un nuevo mundo, una aventura que comenzó con Reckner, el antepasado de John. En medio de la sala, John estaba conversando con una extraña sombra que le daba órdenes como si se tratara de su trabajador. Con curiosidad y respeto, John se dirigió a ella y le dijo:
—No hay duda de que Eaves podría ser una amenaza para nosotros. Sus ojos penetrantes nos observan con sospecha y su mente perspicaz seguramente descubriría nuestro secreto. Si eso sucediera, no tardaría en unirse a la resistencia para atacarnos con la misma ferocidad con la que ellos lo hacen. Dijo la sombra preocupado por el viaje de su guardián favorito.
Un escalofrío recorrió la espalda del guardián. La voz en las sombras le recordaba su aciago destino: en dos semanas ingresaría a la cámara de regeneración.
John no podía abandonar sus deberes, ya que su hijo y heredero Ethan se hallaba lejos, estudiando. Solo quedaba una salida.
Su hermano había tenido un hijo: Eaves. Era inteligente y fuerte, el único capaz de reemplazarlo mientras se ausentara. Aunque le partía el alma involucrarlo, no tenía otra opción.
Asintió con pesar, comprendiendo que el encapuchado había acertado. Eaves era su única alternativa temporal. Temía por lo que el destino le deparaba al joven, pero sus votos como Guardián pesaban demasiado. Solo rogaba que pudiera enfrentar cualquier amenaza hasta su regreso.
La decisión estaba tomada. Informaría a Eaves sobre su nueva y arriesgada misión. Rezaría porque su espíritu guerrero estuviera a la altura de defender lo que él tanto se empeñaba en proteger.
John balbuceó con orgullo, mientras observaba a su sobrino, un joven de mente despierta y una ambición desbordante. Él era diferente a John y a su hermano, pero aun así, John se sentía profundamente orgulloso de él. Estaba seguro de que su sobrino alcanzaría grandes cosas, gracias a su determinación y su pasión por el éxito.
—Eaves es muy diferente a nosotros, recuerdo cuando era niño lo hermoso que era. a la edad de 5 años tuvo que abandonar el pueblo. Ahora se ha vuelto amante al dinero, apuesta en los casinos, por lo que nunca sale de problemas financieros.
—El collar debería solucionar sus deudas, al menos por ahora -replicó la sombra con cautela. Este collar mágico tiene poderes ocultos que yo desconozco.
John asintió. Sabía que Eaves ansiaba más dinero. Aunque el dinero no iba a representar nada para ellos. Por ser seres muy antiguos.
—Mantendremos el engaño hasta que él descubra la verdad sobre nosotros . Si Eaves lo logra, te sustituirá —prosiguió la calabaza—. De lo contrario, intentaremos convencer a su esposa.
—Debe ser Eaves —insistió el anciano—. Es mi sobrino, confío en que aceptará cuando sepa la verdad.
La sombra guardó silencio. Presentía que el plan escondía garras, aunque John se negara a ver más allá. Solo rogaba que el astuto joven no cayera en la trama, pues su destino pendía de un hilo.
Mientras el viento soplaba con fuerza, el tío John se encontraba en una reunión con una figura misteriosa. El manto de la noche los envolvía, como si les estuviera, dando una clara señal de que lo que estaban a punto de discutir era algo importante. ¿Qué podría ser? ¿Por qué habían incluido a Oriol y a toda la familia? ¿Qué planes se estaban cocinando desde la oscuridad? El tío John no podía evitar sentirse intrigado por la situación, pero también un poco asustado. ¿Qué querían lograr? ¿Quién era el extraño personaje con el que hablaba? Estas preguntas seguían sin respuesta, pero una cosa era segura: la complicidad del tío John en los acontecimientos que habían sucedido hasta el momento era innegable.
Ding dong. El timbre de la casa sonó como una campana, pero nadie parecía escucharlo. Eaves se apresuró a abrir la puerta, preguntándose dónde estaba Lois, que no había abierto a los visitantes. Al abrir, se encontró con dos hermosas mujeres que habían llegado a esa casa tan aislada. Era una situación inusual, pero Eaves se sintió intrigado por la presencia de aquellas dos mujeres, que parecían haber llegado desde un lugar muy lejano para visitar a alguien en esa casa. ¿Quiénes eran? ¿Qué buscaban? ¿Qué secretos guardaba? Eaves no podía dejar de preguntarse.
Eaves se preguntaba quiénes eran aquellas personas que venían por el documento de inscripción de su hijo Oriol a la universidad. ¿Serían ellos capaces de inscribirse a pesar de que Oriol ya se había inscrito? El oportunista seguía pensando, tratando de encontrar una respuesta a la pregunta que tenía en mente. ¿Sería posible? ¿O sería imposible?
Los documentos de inscripción desaparecieron de la casa de forma misteriosa un día después de que Oriol se registrara en la internet. Eaves, intrigado por la situación, acudió a su tío para preguntarle qué había ocurrido. El tío le explicó que los había llevado al departamento de policía, por si alguien los reclamaba como perdidos
—Buenos días, usted debe ser Eaves. Yo soy Greta y ella es mi Amiga Cristeen, pertenecemos al pueblo y solo queríamos saber si está Lois.
—Ah, sí, esperen, en un momento voy por ella. Dijo Eaves de prisa, pero cuando dio la vuelta Lois ya estaba detrás, lo que le provocó un gran susto.