Orquídea de plata

Dejad que cante

Cuando entenderá la madre del poeta
El risueño canto del ave no puede ser silenciado
Que las mañanas son como el paraíso en la tierra árida.

Melodioso despertar
Las pesadillas atormentan mi sien
Molestos espíritus de pecados ajenos
No turben a mi ave, ella solo quiere cantar
Sobre la luna, sobre el río, sobre las noches de júbilo.

Cuando entenderá la madre del poeta, que los mares no se secan.




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