Adazla
Estoy cansada de caminar. Ya no puedo más. El cansancio y el dolor me están consumiendo.
—No puedo más Estrella. No puedo más.
—Camina un poco más Adazla.
—N-no puedo más. -dije con voz entrecortada.
—No me hagas eso Adazla. -dijo Estrella mientras acariciaba mi rostro. —Tus hijos no pueden nacer en plena calle Adazla, camina un poco más. Hazlo por ellos.
Mire a Estrella a los ojos y con todo el dolor que sentía retomé el camino.
Por ellos. Lo hago por ellos.
—Hazlo por ellos -escuche la voz de Estrella y a pesar del dolor sonreí. —Más adelante hay una casa, podemos pedirle que nos den posada. Así que no te rindas Adazla.
—No sé cómo voy a recompensarte por todo lo que has hecho por mí. Eres un ángel, Estrella.
—No tienes que recompensarme Adazla. Solo quiero que me dejes estar cerca de ellos, ser su tía política.
—Seras más que su tía Estrella.
Estrella sonrió.
—Ahora vamos porque siento que en algún momento mis hijos saldrán de mi.
Tras estás palabras una nueva contracción me hizo detener.
Cada vez las contracciones eran más seguidas. Esto indica que ya estoy prácticamente lista para alumbrar.
—¡Ya van a nacer. Mis hijos ya van a nacer....!
Grite con todas mis fuerzas, logrando con esto alterar a Estrella.
—Por Dios Adazla. Tenemos que llegar a esa casa, no podemos rendirnos.
Estrella me impulsó a seguir caminando.
Y justo unos pocos pasos escuché la voz de un hombre.
—Hijas mías... ¿Qué les ocurre?
Mis ojos observaron al hombre de sotana.
—Mi amiga está a punto de dar a luz padre. Necesito llevarla hasta aquella casa -Estrella señaló la casa —Ayúdenos padre, ayunemos a llegar.
—Claro hija, vamos. De seguro el joven Christian nos da posada.
—Christian.. -susurre mientras lloraba. —Si estuvieras aquí todo sería diferente. Christian... ¿Por qué tuviste que dejarme sola? ¿Por qué?
—¿Qué dices Adazla? -negué con la cabeza ante esta pregunta inquirida por Estrellas.
Entre el padre y Estrella lograron llevarme prácticamente en brazos hacia la entrada de la casa.
Cerré mis ojos ante el inmenso dolor que sentía.
Ya no podía soportarlo más.
—Christian. ¡Christian...! Os pido posada.
—¡Os pedimos posada...!
Abrí mis ojos tras Estrella inquirir estás palabras, y la sorpresa que me llevé fue bastante grande.
Justo al frente de mi se encontraba la madre de Christian.
—Adazla.... -murmuro ella sin apartar los ojos de mi.
—Estoy a punto de dar a luz señora. Necesito posada. -hable con la poca fuerza que sentía. Y ella coloco sus ojos en mi vientre.
—Christian, ven aquí. ¡Christian.....! -la madre de Christian inquirió a gran voz.
—¿Nos va a dar posada si o no señora?
—Pasen, pasen...
Georgina se acercó a mí para ayudarme a caminar.
—Te hemos buscado por meses Adazla. Y ahora como si fuera un milagro apareces en la casa, a punto de alumbrar a mi nieto.
Abrí mi boca para hablar pero fue interrumpida por la voz de Christian.
—¿Madre que sucede?
Cuando los ojos de Christian se colocaron en los míos todo se detuvo por un momento.
No puedo creer que después de todos estos meses nos encontramos. No puedo creer que estuviera viéndolo.
—Adazla....
Luego de estas palabras emitidas por él, sentí un inmenso dolor. El cuál me hizo cerrar los ojos.
—Adalet, Nicole, Vera, Mara, Ángel, Adán y Alán.. ¡Vengan aquí!
—Si no buscan un lugar para que mi amiga tenga a sus hijos, lo buscaré yo misma.
—Adazla. -levante mi cabeza y mis ojos se enfocaron en mi madre.
—¡Voy a dar a luz..! Necesito un lugar para tener a mis hijos. ¡Ya....!
Los presentes abrieron sus ojos como platos.
—¿Hijos? -escuche a Christian decir.
—No, un par de Alien... -dije con sarcasmo.
—Llevemosla a una de las habitaciones, calienten agua y busquen toallas limpias... -la voz de mi madre se ante puso ante todas. —Vamos Christian... Toma a tu mujer en brazos y llevala a la habitación para que alumbre a tus hijos.
Christian se acercó a mí y sin dudar hizo lo que mi madre dictaminó.
—Te amo mi amor. -dijo Christian mientras me tomaba en brazos —Este es el mejor regalo de cumpleaños que he tenido en años.
—Date prisa Christian.
—Como digas cariño.
—No trates de enmendar el haberme dejado Christian Moussier. Te fuiste y me dejaste a mi suerte. -verbalice sin dejar de mirar el rostro de Christian —Nuestros hijos estuvieron a punto de ser arrancados de mis brazos para venderlos por dinero. Casi los pierdo. Por poco no tenemos este encuentro Christian.
Él se mantuvo en silencio mientras subía las escaleras conmigo en brazos.
—Hablaremos de este asunto más tarde. Porque ahora lo más importante es llevarte a la habitación para conocer a nuestros hijos Adazla. -tras estás palabras Christian dejo un beso en mi frente.
En cuanto estuvimos en la planta alta Adán se encargó de abrir una puerta, para que Christian entrara a la habitación.
Christian me depósito en la cama y tras hacerlo a la habitación ingresaron mi madre, Georgina, mis amigas y una mujer.
—Ya llamé a la doctora. Pero mientras tanto tenemos que asistir nosotras la parto.
—Yo he asistido a varias mujeres, se que hacer. -verbalizo la mujer desconocida. Y todos en la habitación asintieron. La mujer alzó mi vestido y me despojo mi ropa interior. —Veo la cabeza, busque toallas limpias, un cuchillo desinfectado y agua caliente.
—Oh Dios, me desmayare. -la voz de Adán inundó la habitación.
—Entoces sal de la habitación.
—No quiero.
—Entonces cállate.
Las personas que se encontraban en la habitación quedaron en segundo plano al sentir el tacto de Christian.
—Puedes hacerlo cariño. -estas palabras las acompaño con un beso en el dorso de mi mano. —Ya todo paso, estoy aquí contigo. Y de tu lado no me marcharé nunca. Estaré siempre contigo, a su lado.
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Editado: 26.01.2024