MORGAN
Nos encontramos reunidos en la biblioteca.
Los señores Arthien, Luán y mi padre estaban algo tensos cuando llegamos, sus miradas fueron evasivas a medida que ingresábamos a la habitación.
Dios, solo espero que no sean malas noticias.
Creo que ya tenemos suficientes problemas por resolver como para añadirle uno más a la lista.
—Que bueno que ya esten aquí. ¿Cómo les fue?¿Encontraron algo?
Sonia se encuentra de pie junto a su esposo. El hermoso vestido azul que lleva puesto combina con sus ojos, no puedo evitar notar que Sean heredó los mismos al igual que el cabello castaño. A diferencia de Ethan que es más parecido fisicamente a su padre con hermosos ojos color avellana y el cabello tan negro como el carbón.
—No estoy muy segura —hablo — puede que si, pero necesitamos encontrar a una persona. Una mujer para ser exactos.
Ni siquiera sabemos cómo se llama o si sigue viva, por lo que imagino será más dificil dar con ella.
—Morgan cree que podria estar relacionada con los asesinatos, o por lo menos saber algo, tuvo una visión cuando estabamos en esa casa —añade Ethan.
Una niña más para agregar a la colección de cuerpos.
La amenaza de aquella mujer y la hostilidad en sus ojos cuando la observaba solo hace que esa idea cobre sentido.
Mi mente ya parece un cementerio, ¿cuántos cadáveres más faltan?
—Por no mencionar que ese lugar no es para nada acogedor—comenta Sean, se encuentra sentado al lado de Luán en el sofá —en verdad espero no tener que regresar nunca.
Sospecho que eso no será posible. Tengo la sensación de que nos faltó algo.
¿Pero, qué?
—Cosas malas pasaron ahí, no tengo dudas. La temperatura empezó a decaer á medida que el tiempo transcurria, la sensacion que experimenté no fue para nada agradable.
Un escalofrío me recorre completa de solo recordarlo, nunca habia experimentado algo así y preferiría no tener que repetirlo.
—Mañana mismo empieza tu entrenamiento —informa Luán —. Mientras ustedes estuvieron fuera contacté con una amiga, mandará a una de sus mejores aprendices, llega a primera hora.
¿Aprendiz?
La mirada de Luán está cargada de misterios, el sigue siendo todo un enigma para mi, no he tenido opprtunidad de entablar una conversación más profunda con él, todo en ese hombre de apróximados cuarenta años sigue siendo ajeno.
—¿Pensé que serías tú el que me enseñe?
—Y así será, pero creo que sus habilidades nos seran de mucha ayuda. En especial si queremos que logres controlar un don tan fuerte como la hipnosis.
Me observa, su mirada acusatoria está sobre mi.
Maldición, ya lo sabe.
La habitación queda en silencio ante esa oración. Tendré de dar muchas explicaciones.
—Bucaré la manera de dar con aquella mujer —la voz del señor Arthien es firme —. Ahora mismo otro asunto es mucho mas importante.
La seriedad en él solo hace que espere lo peor.
Aún no te lo cuentan todo, ¿o si?
Recordar sus palabras y la forma en que las dijo con esa diversión en el rostro no vaticinan nada bueno. Él estaba muy convencido de lo que decia.
Presiento que este no será un buen día.
—Tiene que ver con lo que Erick Bleck mencionó , ¿no es así?
Silencio.
Los ojos de Sonia reflejan culpa. Mi padre solo permanece quieto en su lugar.
—Hablen de una vez —ordeno—. ¿Qué es lo que me han estado ocultando?
—Hay una razón por la cual la escuchas, por la que te muestra todas esas imagenes, por la que se mete en tu cabeza —empieza Sonia — tienes una conexión muy fuerte con ella.
Miedo.
El miedo empieza a hormiguear en mi interior al escucharla.
—Antes de que tu nacieras, tu madre sabia que corrías peligro. Y no se equivocó, tenías un alma tan pura. Ellos querian usarte, serías parte de un ritual.
Su confesión me hiela la sangre, todo lo que está diciendo empieza a golpearme sin contemplación alguna.
—¿Por qué?
—Tu sangre es especial. Mediúm en un principio, tres generaciones detrás de ti, pero fuiste bendecida con un don mucho más poderoso... por equivocación.
—¿De qué hablas?
—Tenías solo días de nacida —la voz de mi padre me hace observarlo, mi labio interno duele por la presión que estoy ejerciendo para tratar de contener toda la rabia que siento —recuerdo que te quedaste dormida en los brazos de Leilha, las dejé a ambas en la habitación, para cuando regresé ya no estaban.
—El ritual se llevó a cabo, pero las cosas no salieron con las tenían planeadas —continúa Sonia — ahora entiendo cuando tu madre decia que eras un milagro y tenía razón.
—Planeaban usar tu cuerpo como recipiente, era todo lo que necesitaban, introducir el espíriru de un ente maligno muy poderoso, pero tu madre se interpuso. No permitiría que te lastimaran, te amaba tanto. Ella te salvó.
Mi corazón se rompe por sus palabras.
Las lagrimas amenazan con salir, pero las contengo, estoy tan enojada. El sentimiento de culpa solo crece, se expande con violencia sin importar nada.
Me haces tanta falta, mamá.
—Esa noche llegó corriendo en medio de la tormenta —interviene mi padre— te sostenia en brazos. Ella estaba muy debil y tú también, creímos que no sobrevivirian. Pasé las peores horas de mi vida pensando que las perdería a ambas.
¿Por qué no me contaste todo esto antes, papá?
¿Será que me ocultas más cosas?
Parece que nunca terminas de decepcionarme.
Evito mirarlo y me concentro solo en Sonia. Tiene la postura decaida, su esposo aprieta su hombro en un intento de reconfortarla y ella le regala una ligera sonrisa.
—Por desgracia una parte quedó atrapada en ti, absorbiste parte de la oscuridad, por eso posees dones que ninguna de tu tipo podría siquiera imaginar tener.
¿Dones? Quiero reir por su comentario.
Es más una maldición, yo no pedí esto.
Nunca lo quise y ahora mucho menos.
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Editado: 31.10.2020