Oscura Obsesión (corazones Oscuros #1)

Capítulo X

"Cian como en la aurora boreal en medio del ártico"

Se estremeció por la proximidad entre ella y Christopher, pero obligó a su corazón a ralentizarse y apaciguó su agitada respiración.

—Un placer — dijo Annelisse, su voz desprovista de emociones a pesar del millar de sensaciones recorriéndola.

Christopher acarició su brazo en un intento fallido de calmarla, fue todo lo contrario, ella se derritió con su frío toque. Extraño pero cierto, pensó Annelisse, por alguna razón ansiaba el tacto gélido pero reconfortante que Christopher le ofreció.

Jamás imaginó sentirse de esa extraordinaria manera ante alguien, menos ante un vampiro, pero no logró controlar las reacciones de su cuerpo por la cercanía y no las comprendía en absoluto.

A pesar de que aún guardaba rencor en su corazón por lo sucedido y eso la estaba matando. Odiaba sentirse así con él.

Peter pereció captar el cambio en su comportamiento, decidió ignorar deliberadamente la gélida mirada que este le estaba lanzando a Christopher, como si quisiera abalanzarse sobre él y desgarrar su garganta.

Ella es su hermana menor, a pesar de su comportamiento protector sabía que tenía que concentrarse en la mujer a su lado, Synneva, quien para ser tan pequeña podría provocar una guerra.

—Hueles extraordinario, querida Annelisse, haces que mi apetito despierte — soltó ella y para confirmar sus palabras, sus caminos se alargaron pinchando su labio inferior. Una minúscula gota sangre surgió de la herida y su lengua salió a degustarla.

—Synneva... — advirtió Christopher ante el descarado intento de la mujer por espantar a Annelisse. Observó detalladamente el rostro de la joven y reconoció el miedo en sus ojos, él comprendió la razón, rara vez había un humano en una habitación con tres vampiros... A menos que fuera el alimento.

Pero, Synneva tendría que pasar sobre su cadáver para probar la sangre de Annelisse. Ni siquiera él había cedido a la tentación que Annelisse era.

Dejó que sus ojos vagaran y se detuvieran en su estilizado cuello, casi podía ver la palpitante vena seduciendo su voraz apetito sin saciar en días. Morderla es una idea fascinante.

Pero no lo haría, a menos que ella se lo pidiera y solo si fuera para convertirla. Pero, por ahora, mantendría alejados esos pensamientos. Era poco probable.

Notó la tensión en la habitación. Casi podía escuchar el rechinar de los dientes de Peter y las ansias de sangre de Synneva se reflejaban en sus ojos ambarinos. 
Él apartó a Annelisse. Llevándola tras su cuerpo y dijo: —Annelisse, necesito hablar con tu hermano y Synneva en privado.

Él logró vislumbrar la indignación en su mirada, la habían considerado menos por ser humana y  eso la había molestado; Comprendió la razón, pero la sacó de la habitación por su propia seguridad, Synneva era capaz de cualquier cosa y Christopher no se arriesgaría.

Annelisse caminó rápidamente, era obvio que su presencia era solo una molestia y no era deseada, decidió que le restaría importancia, ella no encajaba en la situación... Deseó poder estar en su hogar con su familia, pero aquello resultaba imposible, no había escape.

El destino estaba trazado, su padre había cometido un grave error y debía afrontar las consecuencias.

Subió las escaleras y se adentró en la habitación que le habían asignado, cerró la enorme puerta y se giró... Esta vez no gritó al ver a Celic, solo lo miró por unos instantes, esperando que el gato abriera la boca.

El felino la exasperaba.

— Niña tonta, es obvio que éstas celosa, reconozco esa mirada —soltó el gato y se subió en su cama como si le perteneciera el lugar.

Molesta; decidió ignorar sus palabras y salir al balcón, los rayos del sol apenas se abrían paso entre los picos de las montañas y la falta de sueño estaba cobrando venganza, no había logrado dormir y el sueño se había alejado cuando vio a su hermano, aún estaba asimilando toda la situación entre él y Synneva.

Sopesó echarse un rato y descansar, la idea resultó algo cómica; los vampiros, suelen descansar en el día ya que el sol no les permite salir, esperaba no adquirir los hábitos de esos bebedores de sangre. Entonces lo decidió, esa tarde saldría y recorrería los alrededores del castillo.

— ¿Qué observas, niña tonta?

La voz chillona la sacó de sus pensamientos, gato infame, que forma de interrumpirla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.