Oscuridad

6 - Alara y Shin – 4

Alara estaba lista para partir cuando terminó de ponerse su vestido de verano, levantó la mirada para encontrarse a su prometido en la ducha. Los piratas de hace unos días no habían podido hacer demasiado contra ellos y luego de liberar una estación espacial pudieron terminar su viaje al planeta del centro de la galaxia. Su entrenamiento había sido arduo y tenía esa sensación amarga en su pecho, pero ella sabía exactamente como arreglar su problema. Shin estaba secándose la cabeza cuando se lanzó a sus brazos para besar su desnudo pecho.
“¿Estás bien?” Preguntó con cariño. “Eres muy talentosa, tesoro… Hoy solamente me miraste con desprecio y tus golpes estaban repletos de poder…”
“Me siento… amarga.” Dijo sin cuidado Alara mientras lo manoseaba. “Te amo, yo sé que te duele escuchar esas cosas…”
“No hay nada que no haría por ti, Alara.” Dijo divertido Shin. “Yo sé que suena cliché, pero es lo que siento.”
Alara lo empujó hacia la cama para terminar sobre él, acariciando su pecho llena de lujuria.
“Atiende tu holo.” Dijo con malicia Shin. “Solo suena cuando son tus padawans.”
“No quería que suene…” Dijo apenada Alara. “Vístete, no quiero que Tori te vea desnudo…”
Alara saltó de la cama para atender su holo.
“¡Maestra!” Gritó contenta la padawan. “¿Ya estás en Corellia?”
“Estamos en órbita…” Dijo sonriente Alara. “¿Dónde estás, Tori?”
“En una misión con Juna, necesitamos tu ayuda. Encontramos un antiguo templo y necesitamos uno más para abrir una puerta.” Respondió con energía la joven. “Te espero en los jardines botánicos de la ciudad… ¿Tienen nave?”
“Ahí estaré, Tori…” Dijo sonriente Alara.
Tori desapareció de su holo mientras Shin aparecía listo para su cita.
“Lo siento, Shin. Tori necesita nuestra ayuda.” Dijo divertida Alara.
“Y yo preparado para sacarte a pasear… Una lástima que vayas a sacarte ese vestido.” Dijo jocoso Shin.
Alara tenía algo para recompensarlo por su fallida cita.

Tori estaba parada frente a un gigantesco árbol cuando se volteó a saludarlos. La muchacha corrió hacia ellos para abrazar a su maestra con mucho cariño. Alara notó una peculiar sonrisa en su prometido, que duró muy poco y cambió por angustia en sus ojos. Shin se alejó para acercarse a un puesto de comida.
“Rayito… ¿Cómo estás?” Preguntó sonriente Alara mientras acariciaba sus manos.
“Bien, Juna está esperando en el templo.” Dijo sonriente Tori. “Encontramos una puerta de piedra, pero no pudimos levantarla más que unos centímetros.” Agregó mirando a Shin. “¿Está bien?” Preguntó con curiosidad.
“No sé, ahora pregunto.” Dijo pensante la maestra. “¿Estás segura de que puedo ayudarte?”
“Sí, no me importa lo que digan los demás, sigues siendo mi maestra.” Dijo con seguridad la padawan. “Además eres la más cercana y estás dispuesta a ayudar.”
“Solo pregunto, Tori. ¿Algo interesante?” Preguntó mirando una flor.
“No lo sabemos. Según el Maestro Yahún parece ser un antiguo templo jedi, pero se siente raro.” Respondió al instante Tori. “¿Cómo estás? Todavía no me contaste tus nuevos alumnos…”
“Bien, estábamos a punto de descender para una cita…” Dijo divertida Alara. “Tenemos una nueva nave en un astillero y las chicas estaban a cargo de comprar las provisiones y supervisar las reparaciones. ¿Quieres venir a cenar?”
“Me encantaría.” Dijo contenta Tori. “¿Están en su nave?”
“Tenemos el yate de Shin.” Dijo pensante Alara. “¿Es lejos?”
Tori sacó su mapa para mostrarle.
“Ya veo, ¿Quieres ir a la nave? Vas a reconocerla, tiene un gran estilo imperial…” Dijo pensante Alara. “Yo me encargo de Shin…”
“Los espero por aquí, quiero hablar contigo.” Dijo sonriente Tori. “Este árbol es hermoso…”
Alara se acercó a su prometido para recibir una deliciosa fruta acaramelada. Shin la sentó a su lado en un banco para mirar a Tori en la distancia. La energética adolescente era rápida de ojos y siempre estaba atenta a sus alrededores. Todos los miraban con curiosidad, ya que eran los únicos jedis en el lugar.
“¿Qué pasa, Shin? Parece que viste un fantasma…” Dijo con cuidado Alara.
“Es parecida a Lira…” Dijo sonriente Shin. “Sus cabellos y más que nada.” Agregó apenado. “Trajo algo a mi mente y recordé que soy un monstruo…”
Alara podía sentir el dolor en las lágrimas de su prometido.
“Shin…” Dijo con cuidado mientras acariciaba su mano. “No eres un…”
“La maté a sangre fría…” Dijo entre lágrimas Shin. “Ya había derrotado a su hermano y a Kysho… Me dijo que me amaba…”
Shin escondió su cara entre sus manos para llorar desconsoladamente. Alara se puso de pie para que se apoyara contra su vientre mientras acariciaba su cabeza.
“Yo no quería escuchar sus mentiras… ¿Cómo podía amarme si me había olvidado?” Agregó acongojado.
“No llores, Shin…” Dijo acongojada Alara. “Yo sé que duele, yo sé que no eres un monstruo.”
“¿Cómo puedes amar a un…?”
“Cierra la boca.” Interrumpió con firmeza. “No puedes decirme a quien amar, Shin…”
Sus dedos estaban entre los cabellos negros de su prometido y no sabía qué hacer con su llanto, pero podía acariciarlo todo lo que fuera necesario.
“Perdón, preciosa…” Dijo apenado Shin. “A veces vuelve y siento que no me merezco nada, que no merezco tu amor, que no merezco a mis amigos…”
Alara se sentó en su falda para limpiar su cara con cuidado.
“Ya hablamos de esto, Shin. Necesito que sigas hacia adelante…” Dijo con cuidado. “¿Qué gana Lira o cualquiera de nuestros amigos con tu muerte? ¿Con que seas un infeliz?”
“No lo sé…” Dijo pensante Shin. “No siento que debería estar feliz a tu lado después de todo lo que he hecho.”
“Yo creo que este es tu castigo, Shin…” Dijo con cuidado Alara. “Vivir… a pesar de todo. Morir es la salida fácil, el atajo. Yo… quiero, no… Necesito que sigas a mi lado. No quiero volver a vivir sin tus caricias, sin tu amor…”
“Te amo, Alara…” Dijo apenado Shin. “Incluso cuando siento que no te merezco, incluso cuando…”
Alara interrumpió sus dudas con un beso.



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Editado: 13.09.2023

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