Christopher.
Enero 9, 2020. 🌹
— ¡Chris, espera!
— ¡Detenganse!
Escucho difícilmente las voces de mis compañeros, pero ahora no me molesto en hacerle caso a ninguno.
Estoy completamente sumido en la gran nube de ira y de desespero que ha invadido a mis adentros, esta empieza a tomar el control de mi deseo de venganza. No sé en qué momento me elevé hasta las nubes y delaté mis alas, pero no puedo darle ni la menor preocupación a eso en estos momentos. En mi cabeza no hay ninguna voz de la razón que me indique que me detenga, sólo el grito enfurecido del vengador que reclama pelea.
Mi cuerpo arde de ira. Un deseo oscuro y poderoso me ha dominado para hacerme reaccionar con violencia, pero no hago nada para retenerla. No quiero retenerla. Koran cerca de mí empieza a defenderse cómo puede, sólo intenta alejarme de él, pero no ha intentado golpearme.
Una parte de mí espera respuesta, espera batalla. Espera que reaccione para que así me dé la maldita libertad para tomarlo cómo deseo... Pero no hace nada para atacarme.
¿Por qué mierda no lo hace?
Sus ojos arden con algo ahora, pero ese sentimiento no se externa de otra manera más que sólo en su mirada. Lo pateo, lo acorralo y lo golpeo repetidamente su rostro con mis puños, pero él logra esquivar algunos y después trata de sujetarme, pero no se lo dejo tan fácil. No voy a detenerme, no sin antes obtener algún tipo de lucha de él. Sabe que debemos enfrentarlo, sabe que necesito que sea de esta manera. Fue lo que se buscó al ocultar algo tan grave. Al traicionarnos con su complicidad para que ella, Jess y yo, estemos en peligro de nuevo con Belia.
¿Por qué mierda lo ha permitido?, ¿por qué ha sido capaz de algo así?
Veinte años estuve siendo su mano derecha, veinte años estuve en distintas misiones con él para combatir a los oscuros. Veinte años en los que fuí entrenado por él para ser el héroe que soy ahora, porque fue justamente él el que me enseñó el valor que tienen los humanos en realidad, y la prioridad de nosotros en inculcarles el bien con nuestro ejemplo, porque para eso estamos. Para dar esperanza, pero ahora que sé que él ha sido más que sólo una maldita farsa... no puedo evitar sentir cómo si todo se me viniera encima de nuevo.
Ya estoy harto de los secretos, ya estoy harto de las mentiras y de sufrir por las personas que me importan, pero que al final resultan ser sólo una farsa también, cómo Marcus lo fue al hacerse pasar por mi mejor amigo para tenderme una trampa, y ahora con lo que ha hecho Koran al ocultarme tanto... empiezo a sentir lo mismo con él. La misma traición, la misma ira...
Esta vez ya no le permitiré que se salga con la suya.
— ¡Chris, basta! ¡Por favor detente!
— ¡Chris, déjalo!
De pronto hace algo con su mano sobre mi pecho y de inmediato siento cómo un fuerte dolor me obliga a parar. Empiezo a gruñir al ser aprisionado más por el dolor, pero aún así trato de usar todo de mí para no rendirme y en un intento desesperado logro tomarlo del cuello, pero mi cuerpo parece perder el equilibrio de golpe... pues de pronto empiezo a sentir cómo me desplomo hacia el suelo. Mis alas nos responden, ni siquiera puedo batirlas para hacerlas reaccionar.
¡¿Qué carajos me pasa?! ¡¿Qué me ha hecho?!
El golpe contra el pavimento no tarda en llegar. Ambos caemos con brusquedad. Mi cuerpo se siente entumecido ahora, algunas partes siguen doliendo, pero eso no se lo atribuyo al impacto previo. Al ser consciente de mi nuevo escenario, este ahora alejado del antiguo edificio en llamas, intento incorporarme rápido. Hacerlo de golpe me provoca un mareo, pero no tardo mucho para estabilizarme. No me sorprende que haya salido ileso de esa gran caída desde las nubes. Mi cuerpo se ha vuelto resistente para soportar incluso la detonación de una bomba. Pero a lo que no soy inmune es al ataque y a las armas de mis iguales...
No sé lo que habrá hecho Koran para detenerme, pero su leve ataque se sintió cómo si hubiesen prendido fuego en mis adentros.
— ¿Vas a escuchar o quieres seguir? Continuar con esto no tiene sentido, Chris.— una voz detrás de mí me hace despertar de golpe y también al demonio enfurecido que se quedó dentro de mí—. Es mejor que seas atento dentro de esta situación. Te aseguro que vale mas la pena eso que matarme ahora.
— ¡Exactamente eso es lo que quiero y no puedes justificar con nada lo que has hecho!
De pronto me dejo de palabras y, aún inestable, me aproximo hacia él para tomarlo del cuello y estamparlo en un árbol. No sé dónde demonios hemos quedado varados, pero ya no estamos cerca de esa carretera. Sin embargo soy aún capaz de ver a la nube de humo que previamente invadía a toda esa zona. Esta está menos transitada.
Koran me mira esbozando una ligera sonrisa, me cabrea, pero no luce burlona ni despreciativa. De su boca escurre sangre, es muy oscura y en su rostro mostrándose pequeños moretones. Aún sujeto su cuello con mi mano, él la está tomando, pero parece que está muy débil para tratar de apartarme con ella.
— Siempre odié tu modo de operar, tus impulsos te hacen perder el control de todo, pero al menos resultan ser efectivos. Pegas duro, hombre.
— Mereces la maldita muerte, bastardo traidor.
— Quizá hace cien años... Quizá cuando cometí aquel error con ella.
— ¡Has hecho lo mismo ahora!
— No sabes nada de lo que pasa realmente, Christopher. Y aún explicándote no entiendes razones, continuas siendo un necio y un testarudo.
— ¡Ella está en peligro ahora por tu culpa!— Estoy a punto de estrellar de nuevo mi puño contra su cara, pero unos gritos me detienen y me hacen despegar mi atención de él.