CONNIE 🌹
Septiembre 16. 2019.
Mañana es el gran día de Berit.
Sus padres, sus amigos y yo estamos vueltos locos con los preparativos, esta semana se nos ha ido volando organizando todo lo que falta. Ha sido un poco complicado porque, además de estar a las prisas para que todo quede perfecto y listo, también tenemos que hacerlo con una gran discreción para que ella no se dé cuenta.
Su animo sigue siendo el mismo, a duras penas sale de la habitación. Ya es un logro hacer que nos dirija la palabra. Es frustrante y también me tiene hecha un nudo de impotencia y preocupación, pero me he dicho y recordado a mí misma que mi misión con ella es estar ahí a su lado para cuidarla y protegerla de todo. Es mi hermana, la persona más importantes para mí. Me duele y me quiebra de muchas maneras verla así. Tengo que seguir siendo fuerte y valiente porque ella es lo que más vale en mi vida.
Ayudarla y encargarme de ella ha sido también reconfortante para mí. Me ha distraído de todo el desastre que se sigue creado en mi cabeza respecto de esa aparición extraña que presencié la otra vez en el cuarto de música. Aún no lo olvido, cada vez que pasó cerca de esa puerta siento que veré a ese chico de nuevo. Tengo que admitir que ya no me siento muy segura aquí. Tengo miedo todo el tiempo y por las noches es imposible conciliar el sueño. Es demasiado. Sin embargo no he querido hablarlo con nadie, ni con Connor y mucho menos Berit. Temo también que me juzguen de loca, y no quiero creerlo igual... pero nada de lo que me ha venido ocurriendo, con esos sueños, con esas visiones, con esos sucesos extraños... tiene sentido.
Nada lo tiene, tampoco el comportamiento de Berit, ni el de sus amigos que aún se encuentran sumidos en una laguna de amnesia, o eso supongo yo, pues siguen sin recordar nada de lo que pasó en esa iglesia. El único que parece hacerlo fue... Marco. Aún no se me olvida la expresión alarmada que se presentó en su rostro cuando me vio en el funeral de Selen.
Me he planteado la idea de ir al orfanato para preguntarle algo al respecto, porque siento que las dudas al respecto de lo que pasó esa noche están comiendo lentamente toda mi cordura y mi tranquilidad, pero me he abstenido de hacerlo porque, debo recordar la prioridad, y esa siempre ha sido Berit para mí. Ya se me ocurrirá cómo buscar respuestas despues, sólo espero que cuando tenga oportunidad de hacerlo... no me haya vuelto más loca o las cosas no sean más complicadas de lo que ya están ahora.
Salgo de la regadera y envuelvo mi cuerpo con una toalla. Connor vendrá a ver una película hoy conmigo y con Berit, bueno, es lo que planeamos. Ella ya muy pocas veces nos pone atención. Ahora estoy arreglándome, sí, ya es un poco tarde, siempre termino haciendo todo al último. Hoy estuve un poco atareada porque había estado casi todo el día en casa de la señora Emily Jones. Necesitaba ayuda con la limpieza de su jardín y en la planta alta de su casa. A cambio me dió un poco de dinero, no lo quería aceptar, pero ella insistió. Al final tuve que ceder porque también quería cooperar con algo para la fiesta. La señora Emma al principio también se negó a aceptarlo, pero con mis métodos de persuasión logré que lo tomara. Creo que es lo mínimo que les debo después de todas las molestias que les he dado...
Aún se portan cautelosos conmigo, pero no los culpo... La que ha seguido actuando cómo loca he sido yo. La señora Emma ya no me preguntó nada después de la noche en la que me encontró hecha un manojo de nervios, la noche en la que apareció ese fantasma, quizá, en su cuarto de música. La verdad he preferido que sea así... y que ella no le dé importancia a mis desplantes. No quiero asustarla más, estoy más que segura que ya se han desecho de la idea de adoptarme, pero, muy en el fondo, espero que sea así también porque yo ya no me siento cómoda tampoco aquí... Y no es por ellos, porque son unas maravillosas personas con las que me siento tan apenada ahora, pero siento que no debo estar aquí. Que no encajo...
Debo seguir siendo valiente hasta el día que encuentre mi verdadero hogar.
Jess...
Jess.
¿Por qué no dejo de pensar en ese nombre?, en ese rostro. Tampoco dejo de preguntarme... quién es ella.
Me siento preocupada por una persona que ni siquiera conozco.
Dios...
Ya basta, Connie. Quizá tengas respuestas con la señora Emily. Ella prometió ayúdarme el sábado... con sus habilidades. Admito que me siento un poco nerviosa por eso, soy muy cobarde para cosas así, pero siempre he creído en ellas. Además confío en la señora Emily. Tal vez, gracias a lo que es ella, "una bruja", podamos descubrir algo respecto a esos sueños míos.
Suspiro, viéndome al espejo que está frente a mí ahora. Mi cabello mojado, goteando sobre la piel expuesta de mis hombros y mi cuello. Mis ojos lucen más expresivos sin una pizca de maquillaje. Al mirarme recuerdo esa pesadilla donde veía mi reflejo y lucía igual a un... monstruo.
Tenerlo de nuevo en mi cabeza me hace sentir un escalofrío. De inmediato alejo mi mirada del espejo y después retiro la toalla para empezar a secar mis piernas. Sin embargo algo llama mi atención al mirar al suelo...
Hay manchas de sangre...
Mi respiración se acelera y acciono después para revisarme, no siento ninguna herida o algo por estilo. Escucho cómo cae otra gota. Oh...
Al revisarme de nuevo, es cuando comprendo...
Diablos.
Es la primera vez que me pasa.
Empiezo a limpiarme, y, después busco en alguno de los gabinetes del baño. Por suerte pronto logro dar con ellas, deben ser de Berit, después le diré que he tomado algunas, aunque de seguro cuando lo haga ella vuelva a reaccionar para brincar de la alegría. Ella y yo ya nos habíamos preocupado de que no pasara. Según muchas chicas tienen su primer periodo a los doce años. Es humillante que a mí me pasara a los dieciséis, pero al menos ya ha ocurrido. Berit tuvo el suyo a los trece y desde ahí estuvo esperando que a mí también me pasara.