Oscuro paraíso (la oscuridad del angel)

CAPITULO 35

CHRISTOPHER 🌹

Enero 14, 2020.





























 

Después de darle digna sepultura al cuerpo de Eber en su hogar... Jess, Milton, los otros chicos Anónimos y yo, decidimos seguir a Evan hacia Berlín para continuar con nuestra  búsqueda, pero, al llegar ahí, me quedo paralizado.

Esto... no puede ser cierto.

No...

Me encuentro junto a mis compañeros, en la cima de un edificio alto de la ciudad, un edificio que ya ha sido abandonado. El frío de la noche haciendo volar a mi cabello, puedo detectar su toque y también soy capaz de identificar el efecto que causan las bajas temperaturas sobre mí. Sin embargo  no puedo moverme, no puedo asimilar lo que mis ojos están mirando en este momento. De pronto sólo soy capaz de sentirme terriblemente pesado y preocupado. No logro reaccionar, no logro hacer que las palabras salgan de mi boca. De todos modos no sé qué demonios decir ante algo así, tampoco sé qué pensar ya. Estoy en blanco.

La ciudad se ha convertido en un completo caos.

Niego, mientras miro hacia todos los rincones cercanos. El acto trayendome más horror y más angustia de la que ya poseía. Hay lugares incendiándose, hay disparos y pánico en masa. La gente corre de un lado para otro, gritando, llorando y luciendo cómo si estuviesen en presencia de algo realmente espeluznante. En pocos segundos... descubro lo que es ese algo.

No...

No puede ser, ¡no!

Seres extraños y terroríficos vuelan cómo fieras al acecho sobre la ciudad. El cielo nocturno y lleno de nubes negras está repleto de ellos, son sus aleteos y el barullo que crea el pánico colectivo lo que ahora aturde a mis oídos. La escena parece sacada de una película de horror, pero esto... esto luce más allá de lo jodido, pues rápidamente logro identificar quiénes son esos seres.

Son ellos...

<<¡¿Por qué mierda están haciendo esto?! ¡¿Qué es lo que pretenden al revelarse así?! ¡¿Por qué están provocando todo este caos?!>>

No entiendo nada, pero de lo único de lo que puedo estar seguro ahora... es que esto ya se ha convertido en algo grave, pues ellos ya han roto reglas. Están provocando la guerra, están... quebrantando el tratado al meterse con los humanos de esta sucia manera.

Mi respiración suena agitada, mientras la ira crece en olas grandes dentro de mí. Son ellos, son los malditos que acompañaron a Lía el día que nos enfrentamos a ella Evan y yo. Son los mismos que aparecieron en ese evento religioso para asesinar al sacerdote que lo oficiaba. Sus alas negras y parecidas a las de un murciélago gigante se muestran ahora con tal descaro sobre los cielos. Un gran grupo de ellos se encuentra ahí y otros más intentan atacar a las personas que yacen abajo, escapando, gritando y disparando.

No...

No pueden hacer esto, no...

¡¿Qué demonios está pasando?!

Trato de volver al aquí y, guiado por un impulso enfurecido, me dirijo al chico idiota de cabello azabache que yacía detrás de mí. La expresión en su rostro cambia al verme caminar hacia él.

— Chris...

— Chris, espera...

Milton y Alan ya se han percatado de mis intenciones, pues rápidamente intentan detenerme, pero no se los permito y, sin medir lo que hago o lo que pienso, los empujo con fuerza para impedir que me tomen y cuando ya estoy cerca de este gran mal nacido de Evan, lo tomo del cuello y lo tiro bruscamente contra el suelo. Este agrietandose por el impacto del golpe. Jess y los demás empiezan a suplicar y gritar que me detenga, pero no le hago caso a eso, ni tampoco a los quejidos de dolor que él ha empezado a soltar.

— ¡Chris!

— ¡Chris, por favor! ¡Basta!

De pronto es Jess, Alan y Abby, los que tratan de alejarme de Evan, pero pongo gran resistencia para evitar que lo hagan. Las súplicas desesperadas de Jess me estrujan el corazón, pero el coraje que siento dentro es más fuerte, ahora me ciega ante eso y ante todo tipo de razonamiento.

— ¡Maldito! ¡Maldito infeliz! ¡Mira lo que ha provocado! ¡Mira lo que ha causado!

— Smith... e-espera...—

— ¡Si hubieras hecho algo para detenerla en lugar de seguirla esto no estuviera pasando ahora!

— ¡Cállate! ¡No puedes echarme la culpa de esto! ¡No lo intentes! ¡Tú no sabes nada!

Río, pero sólo por el coraje que se ha extendido por todo dentro de mí. No puedo creer que haya dicho eso, no puedo creer que siga haciéndose el estúpido ante lo que está ocurriendo.

— ¡¿Entender qué mierda, Evan?! ¡¿Que todo este tiempo estuviste  de acuerdo con ella?! ¡Lo único que hiciste cuando te enteraste de sus horribles planes fue defenderla! ¡Lo hiciste aún viendo lo que te hizo!

— ¡Lo que me hizo no tiene nada que ver! ¡Ya, suéltame!— intenta tirarme, pero lo detengo de un puñetazo en su rostro cuando logro liberar una de mis manos del agarre de Jess. Escucho cómo ella suelta un grito y después de eso siento cómo más manos me toman y me jalan bruscamente.

— ¡Eres un idiota! ¡Un completo idiota por no haberlo considerado! ¡De seguro estuvo lavándote el maldito cerebro todo este tiempo que no estabas! ¡Mira lo que ha hecho!

—  ¡Dije que ya cierres la boca! ¡No sabes nada!

— ¡Ya basta! ¡Chris, Evan!

Es Milton el que interviene y, en un acto desesperado por controlar la situación, nos golpea varias veces y después nos arroja lejos uno del otro. Quedo tirado en una esquina, pero, cuando estoy a punto de incorporarme, Abby y Alan llegan de inmediato a mí para aprisionarme. A Evan ha sido detenido por Pam y Ramsés. Estoy por empezar a luchar con ellos cuando de pronto es Jess quien aparece frente a mí y me agita  de los hombros para hacerme reaccionar. Tarde me doy cuenta de sus ojos brillosos y de su rostro bañado en lágrimas.

Maldición...




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