Nicolae
Camine por el largo pasillo de la casa, cerré mis ojos por un momento y luego entre en una habitación, en aquella habitación estaba Karen de espaldas mirando hacia la ventana, decidí irme para dejarla sola pero ella volteo su cabeza hacia donde estaba.
-Nicolae... –Su voz me hizo tener un leve escalofrió. –Pasa... –Sonrió golpeando suavemente la cama para que me sentara junto a ella.
-Perdón, quería ver como estabas, pero si prefieres estar sola, yo-... –Me interrumpió.
-No, tranquilo, quédate. –Me acerque a ella y me senté a su lado. –Uff, aún me duele la cabeza. –Sonrió de lado.
-Aun me impresiona saber que no somos tan diferentes. –Mire por un momento al suelo.
-¿Qué? Siempre fuimos iguales, no importaba si yo era humana o lo que sea que sea, y tu un... Vampiro. –Sonrió.
Me sorprendió cuando se levantó y me dio un beso en la mejilla. –Aunque yo me siento más rara de lo normal. –Se sirvió jugo dándome la espalda. Puse mi mano en aquella mejilla que me beso y sonreí.
Dayana
El libro que tenía en mis manos se me hacía un poco aburrido, no entendía casi nada, pero igualmente lo tenía que leer, era una orden de Scarlett. Gire mi cabeza hacia la entrada de la biblioteca y mire a Lex, quien había entrado, tenía una mueca de tristeza.
-Hola, ¿Dayana, verdad? –Asentí. –Eres idéntica a tu abuela y bisabuela.
-¿Si? –Sonreí. –Y ¿Qué hay de mi madre? Ella se parece mucho a mí. ¿La conociste?
-Por desgracia no...
-Ya la veras algún día, me gusta su carisma. –Mire el libro.
-Creo que no podre, ni tú, ya que tu madre no sigue en este plano terrenal.
Voltee mi cabeza bruscamente hacia Lex, mi corazón empezó a latir a cien, ¿Qué?
-No...
-Fue el lacayo de Dante, desgraciadamente nos dejó hace casi un mes...
-No... Pero... Nadie me dijo nada. –Lagrimas empezaban a caer por mis mejillas.
-El lacayo se deshizo del cuerpo de tu madre fácilmente. Lo siento, tenía que decírtelo.
Karen
Nicolae estaba callado, perdido en sus pensamientos, tenía una mueca de tristeza en su bello rostro, como si estuviera acordándose de algo, lamentándose.
-¿Qué tienes? –Toque su cabeza, el levanto su cabeza hacia mí.
-Nada... –Disimulo una sonrisa.
-¿Por qué me mientes? –Me agache levantando mi mirada hacia él.
-¿Qué? –Paso su mano por mi mejilla.
-Tristeza y sufrimiento hay en tu corazón. Y no lo puedes negar. –Me levante dándole la espalda y acercándome a la ventana. –Me estas mintiendo.
-¿Cómo estas segura de eso? En mi corazón no hay tristeza ni sufrimiento. –Replico.
-¡No me mientas! Yo sé lo que te pasa, lo sé por el vínculo que nos une. –Voltee rápidamente hacia él.
-¿Cómo supiste del vínculo? –Interrogo Nicolae.
-En algún momento me iba a dar cuenta del vínculo. Estaba destinada a saberlo algún día. Ese día en el lago, desde ese día me di cuenta.
-Pero eso no explica que sepas lo que siento.
-Esto es algo que nos une, algo que no nos puede separar. Por eso se lo que sientes...
-... –Se quedó callado mirando hacia el suelo.
-Yo lo sé muy bien, porque... Porque yo te a-... –Scarlett entra en la habitación interrumpiéndonos.
-¡Karen! Dayana te necesita. –Frunció el ceño.
-¿Qué le pasa? –Me acerque a Scarlett.
-Esta... No se cómo decirlo, está llorando por la pérdida de su madre. –Fue como un golpe en el estómago saber eso, ella también era importante para mí.
-Mierda, ¿Dónde está?
-En la biblioteca. –Mire a Nicolae quien se había levantado, abrió su boca pero no dijo nada, salí de la habitación sin más y Scarlett me siguió.
Nicolae
-Mierda, mierda, mierda... –La puerta de la habitación se abrió.
-Oh, perdón, solo vine a dejar esto. –Comento Isaac entrando con un par de orquídeas y poniéndolas en un jarrón. –Son hermosas, a Karen le encantan, o eso creo.
-Ella prefiere las rosas. –Fruncí el ceño. – ¿Cuál es tu intensión con ella?
Isaac me miro por un momento dudoso y luego sonrió malicioso.
-Pues, pienso quitártela de las manos para volverla mía, la tendrá bajo mi encanto y no podrás hacer nada. –Su mirada era maliciosa al igual que su sonrisa, apreté los puños y luego su cara se relajó y se rio. –Es broma, no quiero nada serio con ella en el sentido romántico, tranquilo.
-¿Qué? –Rasque mi cabeza confundido.
-Quiero a Karen como una hermana, siempre estuve al lado de ella durante la infancia, solo tengo un vínculo de hermandad con ella, nada más.
-Ni me hables de los vínculos... –Murmure.
-Pero tranquilo, ya te evitas dos rivales de un soplido.
-¿A qué te refieres?
Isaac se sentó en una de las sillas y me miro por un breve momento.
-Entre nosotros, sabemos que Karen se quedara contigo, por muchas razones, y una de ellas es porque en verdad te quiere, así que no tienes que preocuparte por aquel Licántropo posesivo.
-¿Te refieres a Alex? –Asintió.
-Alex la quiere por dos cosas. Una de ellas es porque también la ama, aunque su perspectiva del amor es muy diferente a la tuya, para mí eso no sería amor de verdad. Y la otra, es para ponerte celoso y que te lastime el hecho de tenerla para él, después de lo sucedido entre usted.
-¿Saber el pasado de los demás es parte de tu trabajo como Súbdito? –Sonreí.
-Claro que sí, esto hace el trabajo un poco aburrido, pero a la vez interesante. –Rio. –Pareces un tipo un poco reservado, fuerte y misterioso, ¿Le temes a algo?
-No que yo sepa.
-Déjame decirte que debes temerle a Karen cuando este enojada, no sabes las barbaridades que hacía en el orfanato –Trono su cuello. –Podría deshacerse de ti en un chasquido o simplemente pensándolo.
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Editado: 03.11.2021