Karen
Bajando las escaleras me enrede con mi vestido haciéndome chocar con Alena, cayendo al piso, instintivamente voltee a ver hacia atrás por miedo. Alena se quejó al caer y me miro preocupada.
-¿Dónde tienes tu cabeza? –Se levantó y luego extendió su mano para ayudarme. –Karen... ¿Qué te preocupa? –Seguía sosteniendo mi mano, como si tratara de descifrar algo.
-No pasa nada. –Le asegure y quite mi mano rápidamente de la suya.
Salí a correr antes de que pudiera decir algo más por parte de Alena, lo último que escuche fue un “¡Espera!” pero de igualmente no me siguió. Ya afuera el frio me recibió haciéndome estremecer. Me caí cuando pise un montón de nieve, mis zapatos no eran apropiados para aquel terreno.
Me levante y apoye en un árbol mientras limpiaba mi vestido con la poca nieve que tenía. Mire un momento el árbol, sentí como mi corazón se estremeció más al ver que el tronco se volvía de un color negro, algunas de sus ramas más pequeñas cayeron al suelo, la nieve a su alrededor se derretía.
Actué por instinto y salí a correr. Después de estar unos metros más alejada de aquel árbol, me di cuenta que también le había sucedido lo mismo a otros dos árboles que estaban a su lado.
Los arboles colapsaron cayendo resaltando en la blanca nieve que los rodeaba. La casa del Clan no estaba tan lejos, pude ver que Nicolae había salido del lugar junto Alena, como si estuvieran buscando algo.
-Karen... –Escuche un susurro cerca de mi oído. Pero estaba sola. –Karen...
Asustada empecé a correr. No sabía a donde está yendo, pero no me importaba.
-¿¡Esto era lo que querías, Katharos!? –Grite para mi otra yo.
Al momento de gritar una idea absurda llego a mi mente. “Adéntrate al bosque”, hice caso a mi mente y mis pies se pusieron en marcha entre la densa nieve del lugar.
-Ha este paso moriré de hipotermia... –Murmure.
Me empezaba a sentir débil con cada paso que daba, ya estaba en lo profundo del bosque o eso creía, tome una bocanada grande de aire y di unos cuantos pasos más. Algo me llamo la atención entre la nieve y los árboles. Una cabaña pequeña resaltaba, me acerque un poco más para verla de cerca.
-¿Qué es...? –Entrecerré mis ojos para ver mejor.
Dos personas en túnicas negras estaban enfrente de la cabaña, aquellas dos personas giraron sus cabezas bruscamente hacia mí.
-Mierda... –Murmure antes de caer al suelo por lo débil que me sentía. – ¿Qué hice? –Fue lo último que dije al escuchar sus pasos acercándose a mí y quedar inconsciente.
Dayana
Me hecho un poco de agua en la cara para refrescarme un poco. Mire bien que era lo que traía puesto, era una camiseta ancha que llegaba por encima de mis rodillas, era de Kilian obviamente. Me sentía un poco cansada, y no sabía cómo recuperar mis fuerzas. Mis pies me dolían aun por la celebración del día anterior.
Se escucharon leves golpes en la puerta del baño. La voz de Kilian provenía del pasillo, detrás de la puerta.
-¡Cariño! Prepare algo de comer para ti, date una ducha si es de tu agrado, puedo pedirle a Lucy que te preste su ropa para que estés más cómoda, ¿Qué dices?
-¡Estaría bien, gracias! –Sonrió por su generosidad.
Mire el enchufe que estaba cerca de la puerta y luego mire mi mano teniendo una idea rara. Me acerque más y puse mi mano sobre el enchufe.
-Espero funcione... –Murmure, absorbí la energía que tenía hasta que me sentí como nueva, pero seguía absorbiendo electricidad.
Las luces se apagaron en el baño, quite mi mano del enchufe y retrocedí.
-¡Mierda, Dayana! –Se quejó Ban. –Tolero su ruido pero no que quites la energía en toda la casa.
Me sentí un poco avergonzada. – ¡Perdón!
Puse mi mano nuevamente en el enchufe y pase mi energía a él. Las luces se encendieron nuevamente, así que quite mi mano de nuevo.
-Al menos tengo energía... –Abrí la llave de la bañera poniendo agua caliente.
Se escuchó nuevamente la puerta ser golpeada suavemente.
-Dayana, soy Lucy, traje ropa. –Abrí la puerta rápidamente, Lucy me regalo una sonrisa y me extendió la ropa.
-Gracias, te la devolveré luego. –Tome la muda de ropa suavemente, y regalándole una sonrisa.
-De nada, no es nada. –Se cruzó de brazos con una mirada picara al verme vestida con la camiseta de Kilian. –Espero tener pronto sobrinos.
-¿Qué? –Mi mente quedo en blanco al oír las palabras de Lucy, pero ella ya se había marchado. Así que cerré la puerta y me dirigí a la bañera.
Nicolae
Alena y yo entramos por la ventana a la casa de Scarlett, ella estaba tomando una taza de té mientras veía el periódico. Ella no se inmuto para nada y siguió leyendo el periódico.
-¡Scarlett! ¿Sabes dónde está Karen? –Me acerque un poco nervioso.
-Buenos días, jóvenes. –Sonrió y dejo su periódico aun lado.
-Hola, Scalett, perdón por venir sin avisar. –Sonrió Alena nerviosa. –Pero, ¿Podrías ayudarnos?
-Los escucho. –Tomo de su Té.
Me senté en uno de los sofás más cercanos mientras que Alena empezaba a caminar por la gran habitación.
-Karen se fue muy preocupada hoy, lo sentí. –Hablo Alena tomando uno de los libros alzar del escritorio de Scarlett sin saber qué hacer.
-Eso no es todo. –Recordé. –Encontramos 3 árboles destruidos por la zona de la Casa del Clan...
Scarlett dejo su taza en la mesa y se levantó sin decir nada a su escritorio, buscando algo.
-¿Puedes decirnos donde podría estar? –Alena dejo el libro. –Quizás con tu visión.
-¡Ya! –Puso su mano en el escritorio viéndonos seria. –Ya les dije que pasaría.
Scarlett tomo una hoja con algo dibujado con lápiz de carbón, lo alzo y nos lo mostro. En el había un hombre con túnica negra, sobre una de sus palmas estaban dibujados unos planetas, y sobre su cabeza había una corona.
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Editado: 03.11.2021