Oscuros Secretos

Capítulo IV

-Sí, muertas- dijo triste sin querer dar detalles, sé que en el fondo le acomplejaba ser el último que nos vio, y no haber podido tener algo con mi hermana antes de su supuesta muerte             

-Sí, muertas- dijo triste sin querer dar detalles, sé que en el fondo le acomplejaba ser el último que nos vio, y no haber podido tener algo con mi hermana antes de su supuesta muerte.

- ¿Cómo murieron? - pregunte curiosa y este suspiro- claro si se puede saber- al parecer le incomodaba bastante hablar del tema.

-La verdad no se- dijo un poco frustrado- solo dijeron que habían muerto en un accidente de auto y el único sobreviviente había sido el hermano mayor de la familia White.

-Vaya- dije sorprendida ante su notable tristeza- puedo preguntarte algo sin que te incomodes- sabía que este sería un indicio para que mi hermana intentara algo con él.

-Claro- me dijo tratando de recomponerse y que no notáramos como su estado de ánimo había decaído completamente.

- ¿Eran importantes para ti? - le pregunte de repente; este abrió la boca y la volvió a cerrar sin ninguna respuesta.

-No sé, quizás si – dijo este-  eso ya paso hace mucho tiempo-suspiro derrotado-En fin, a las 5 nos vemos en la biblioteca muñeca- y se fue corriendo dejando a mi hermana llena de cólera.

-No me llames muñeca imbécil- grito mi hermana furiosa; él soltó una carcajada desde lejos y ella suspiro frustrada; guardamos silencio tratando de asimilar la información que acabamos de recibir.

-Qué más da- dijo ella de repente sobresaltándome, estaba tan sumergida en mis pensamientos, que ni me di cuenta que me estaba hablando.

- ¿De qué hablas? - le dije sin entender un carajo.

-Nada no me prestes atención- me dijo soltando una carcajada por mi cara de confusión- estaba pensando en voz alta- la mire mal y la tome del brazo sin decir nada; jalándola hasta la cafetería.

- ¿Sabes? –me detuve de repente- me gustaría ver a Sam de nuevo- dije, ella estaba sorprendida; desde el día que escuche su voz no volví a mencionarlo; era muy doloroso para mí.

-Nena- me dijo ella- no sabría que decirte- ella solo me abrazo antes de entrar a la cafetería-solo se muy fuerte- me soltó y me tomo por los hombros- juntas para siempre- me dijo regalándome esas gloriosas miradas cargadas de amor; entramos a la cafetería y vimos a todos los Black; o bueno me imagino que eran Black al estar junto a Carter, todos se habían vuelto mucho más guapos de lo que realmente eran;  no reconocía a dos de ellos que se encontraban a su lado, muy guapos tengo que admitir, en especial aquel pelinegro que estaba en medio de Carter y otro muchacho; se me quedo mirando por unos segundos, puedo jurar que sus ojos eran arcoíris, sé que me podrán decir loca, hasta yo lo estoy creyendo en este momento, cerré los ojos y me los restregué, quizás todas las circunstancias del día me jugaron una mala pasada, porque cuando los abrí sus ojos eran cafés, él mantuvo su mirada puesta en mí y me sonrió al ver que no podía dejar de mirarlo como si estuviera idiotizada.

-Viste quienes están- dijo mi hermana sacándome de mi estúpido trance; gruñí ante mi tremenda idiotez, miré en la dirección que ella me indicaba confirmando todas nuestras sospechas, los White definitivamente estudiaban acá; un sentimiento cargado de decepción se instaló en mi pecho al no ver a Sam junto a ellos solo cerré los ojos y arrastre a mi hermana a la fila para comprar el almuerzo- son tus.

-Ni se te ocurra decir que son mis hermanos- la interrumpí - la hermana de ellos era Cassandra White y ella está muerta.

-No te enojes- dijo ella cogiendo su comida, yo imite su acción ignorando la mirada curiosa de todos los estudiantes- oye no te pregunte ¿Cómo te ha ido en clases?

-Bien- suspiré-son mucho más largas y exigentes que en Canadá, me gusta - dije buscando una mesa apartada de este insoportable bullicio - y a ti ¿Cómo te ha ido? - pregunte interesada en ella, así fuera una parlanchina siempre me gusto escucharla hablar.

-Igual todas son tan- suspiro ella un poco agotada.

-Aburridas- dijimos al mismo tiempo; seguimos charlando animadamente de la universidad y cualquier tema que se nos cruzara por la cabeza, mientras llegábamos a una mesa considerablemente agradable, antes de sentarnos escuchamos un silbido.

-Eh muñeca- dijo una reconocía perfectamente; 7 años y siguen igual de idiotas- la rubia azulada, si tu - mi hermana me apretó la mano muy fuerte-  podemos hacer un trio si no quieres soltar a tu amiga- me voltee encarando al bastardo de Cameron, eso es lo que era y si tuviera la oportunidad de encadenarlo al infierno lo haría, claro que lo haría.

-Miren a quien tenemos aquí- dije yo con picardía; era una perra vengativa y lo iba a hacer pagar por sus palabras.

-El mismísimo Cameron White- dijo Johanna, este se quedó pálido al vernos igual que el resto.

- ¿Ustedes? - dijo este nervioso; en ese instante ceso el bullicio de nuestro alrededor.

- ¿Nosotras? - dijimos al mismo tiempo con burla al ver como sus ojos buscaban algún lugar donde esconderse o escapar.

- ¿Qué hacen aquí? - dijo Rafael mucho más nervioso que el resto de sus hermanos.

-Creo que comer idiota-le dije con ironía y todos me miraron sorprendidos- ¿Qué quieren? - ellos no reaccionaban y seguían perdidos quien sabe en qué jodida dimensión- ¿Acaso vieron a un muerto? - dije   poniéndolos mucho más nerviosos- o solo tiemblan por naturaleza como un perrito enfermo-algunos soltaban risitas al escuchar el comentario y otros jadeos de sorpresa.




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