Otra oportunidad...

Capítulo 3.

No podía creer que lo había logrado la loca de miranda, me había convencido de conocer su novio y al mejor amigo de este; pero lo que más me sorprendía es que también logro que ahora tenga que ir a una pelea, para así conocerlos. Digo por lo menos no podría ser un poco normal y de perdido conocerlos en una comida o una cena, algo por el estilo, pero no se me olvidaba que mi mejor amiga está loca de remate.

- Está bien, ¿recuérdame por que acepte esta vez? 

- Porque si no, te iba a chantajear con Ricardo.

- ¿Ahora recuérdame como que me puedes chantajear con Ricardo?

- Por qué él está enamorado de ti, pero tú no lo quieres de esa forma. Entonces te puedo chantajear con él porque le podría decir ciertas mentiras.

- Pero, ¿y luego mi hermana y mi madre?

- Las tengo cubiertas, tu hermana se va a quedar en casa de su mejor amiga y Meredith me apoya, por lo cual ella va a cuidar a tu madre hasta tarde. Que ese extra lo voy a pagar yo así que también ya está cubierto. –se le veía contenta por dejarme sin ideas.

- Demonios, me tienes acorralada.

- Lo sé, yo también te quiero.

Demonios, y no podía negarme, ella cubrió todas y cada una de mis escusas posibles para zafarme de esto.

- Por cierto, emms, ¿Cuándo va a hacer el día en que alguien logre entrar en tú corazón? – se le veía un poco preocupada.

- ¿Para qué quieres que me enamore? Eso no está en mis planes, no por lo menos ahorita, estoy demasiado ocupada como para esas ridiculeces. – lo mencione lo más decidida posible, tratando de convencerme en el camino también a mí.

- Eso no decías antes, cuando mencionas a cierto chico misterioso.

- Eso fue en el pasado miranda, era joven y me ilusionaba demasiado rápido.

- Pero es que necesitas apoyo y no hablo del que te doy yo o tu hermana pequeña.

- Sabes que no lo necesito, he estado bien hasta ahora.

- Sí, pero me preocupa que dejes de lado tu felicidad, por culpa de tus obligaciones. – realmente se le veía preocupada.

- Tranquila, estoy bien. – trate de tranquilizarla.

- Bien. – no se le vio del todo convencida, pero supongo que lo dejo pasar. - por cierto, ¿Por qué nunca me has dicho el nombre del chico misterioso?

- Realmente no sé, supongo que quiero conservarlo como un lindo recuerdo.

- Mmm, me imagino.

- Algún día te lo diré.

- ¿Y? ese día podría ser hoy?

- No lo sé miranda.

- Ay ándale, ni porque soy tu mejor amiga. – y como siempre que quería algo ponía la carita de perrito.

- ¿Por qué quieres saber su nombre? Si no he sabido nada de él, no desde aquella noche en donde lo deje. – demonios empezaba a recordar aquella noche, en la cual me había comportado como una fugitiva. – además debe pensar que solo lo utilice y me debe de estar odiando.

- Uno quiero saber por qué fue el único hombre capaz de entrar en esa coraza que tienes, segundo porque tal vez podría buscarlo y en tercera no creo que te esté odiando.

- Oh claro que me debe de estar odiando miranda, esa noche después de perder mi virginidad, le deje una nota en donde simplemente le decía adiós. Como no crees que no debe de estar odiándome.

- Demonios, se me olvidaba que le dejaste una nota después de perder tu virginidad. Pero no me evadas el tema, ¿me vas a decir su nombre o tengo que chantajearte más? – cuando vi que estaba muy determinada a saber no me dejo otro remedio más que decirle el nombre.

- Se llama Alexander.

ANGEL

No podía creer lo terca que era la mujer que amo, o bueno como es de chantajista, tal vez si lo podía creer ya que ahora nos encontrábamos de compras y no precisamente de las que me gustan a mí. Tampoco superaba el hecho de que mi mejor amigo estuviera cerca de volver a encontrar al amor de su vida, aunque no me lo ha dicho sé que ella es la indicada y tendrá que dar muy buenas explicaciones, no solo a mi hermano, también a mí. Ya que ella la sentí como una hermana para mí, me hace falta en estos momentos, demonios se ganó el corazón de todos en unas pocas semanas.

Eso me hico acordarme de la mejor amiga del amor de mi vida, como se parecen al momento de pensar que ambas son como un fantasma.

- Oye amor. – dije queriendo la atención de mi novia/futura prometida.

- ¿Qué pasa amor?

- ¿Cómo se llama tu mejor amiga?

- Se llama Emma, amor.

Eso me resulto muy extraño, pero a lo mejor es solo una coincidencia, no creo que sean la misma persona. ¿O sí?

ALEXANDER

Estaba ansioso, mateo me tenía desesperado, ya que el imbécil dijo que hoy me confirmaba si era mi Emma o no. Nervioso era decir poco, por cómo me sentía en esos momentos, ni siquiera en mis peleas me ponía de esta forma. Esto es lo que ella provocaba, era la única que ha logrado esos sentimientos en mí. Demonios aún estaba jodido por aquella chica terca y ojerosa.




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