*Pasado* (a los 15 años)
—Debes cerrar los ojos, cariño. —Ya llevaba 3 minutos frente a mi madre esperando con el corazón a mil mi regalo de cumpleaños.
—¿Falta mucho?
—Ya puedes abrirlos.
Un hermoso atrapasueños me esperaba en la esquina de la cama.
Sus plumas moradas y cada cuerda que unía el conjunto en sí era una obra de arte para mis ojos, los cuales no dudaron en mirar toda la habitación planeando rápidamente el mejor lugar para colocarlo.
—Este regalo no quiere decir que ya no necesitarás de nosotros en tus madrugadas de insomnio. Mis brazos seguirán abiertos, pero desgraciadamente no somos eternos y no garantizo estar siempre físicamente a tu lado. No podría irme sin dejar algo que te cuide siempre.