Otro Mundo

7

El silencio abundaba en el desayuno, hasta que la profunda voz de Ishi se hizo presente en el ambiente.

—Nunca entendí porque me dejaron vivir con ustedes, aunque sea por un tiempo. —Se metió un pan a su boca y empezó a masticarlo sin pudor.

Los rostros de la familia se dirigieron a la morena.

—Dijiste que no tenías donde vivir, nosotros te dimos un hogar—la mujer de mediana edad habló con una cálida sonrisa en su rostro.

—No te íbamos a dejar tirada a tu suerte, querida—el hombre siguió la conversación con la sonrisa tan grande como su esposa.

La mujer se acercó a Ishi con lentitud y la vio detenidamente por unos segundos.

—Yo; Alysa, y mi esposo Guido seremos tus padres si así lo quieres. —Arropó a la pelirroja en sus brazos con delicadeza—. Seremos tu familia.

Ishi al aceptar el abrazo y apoyar su cabeza en los hombros de la mujer, pudo ver la gran sonrisa que se formó en el rostro de Kasumi. Su semblante moreno se escondió aún más en los brazos de quien tenía cerca de ella. Por un segundo pensó que así debía ser, sin embargo, los recuerdos con sus hermanos volvieron a su mente, diciéndole que ellos eran su verdadera familia y que nunca tendría otra.

«Ellos son mi verdadero hogar, no puedo traicionarlos aun si están muertos. Se siente bien pertenecer a este refugio, pero yo no soy de aquí y nunca lo seré. Pertenezco al bosque con mis hermanos, o sola, pero allí».

Ese día por algún motivo que Ishi desconocía, no tenían lo que llamaban

"escuela". Es por esa razón que se propuso entrenar todo lo que restaba del día.

En el jardín de la casa de la familia ahora conformada por cuatro integrantes, se podía observar a la joven pelirroja mientras hacía distintos tipos de ejercicios durante horas.

En el momento que la morena cerró sus ojos para meditar, pudo sentir un frescor en su mejilla. Pero se rehusó a ver lo que estaba a su alrededor todavía.

—¿Quieres un poco de agua? Has entrenado por horas hoy—esa voz dulce y a la vez fría... No precisaba de su vista para saber que pertenecía a la pelinegra.

—No. —frunció el ceño en señal de molestia.

—Está bien. —Escuchaba como sus pasos se alejaban de ella luego de negar ese pequeño gesto.

Frunció el ceño al darse cuenta que no se estaba concentrando en la meditación. Pero antes de que deje sus pensamientos a un lado, otra voz se hizo presente, aunque esta provenía desde dentro de la casa.

—¡Ya está la comida! —era la voz de Guido.

Abrió los ojos y con lentitud se levantó del césped, mientras con pasos calmados se dirigió a la casa, a la que entró con las zapatillas que le regaló Guido absolutamente llenas de barro, la ropa sudada y también sucia que, como se sabía, también era del padre de Kasumi.

Al ver a Ishi en ese estado, Kasumi aun sentada en la mesa la regañó.

—¡Hueles horrible! Ve a bañarte.

—Solo un poco...—Las manos ásperas de la morena intentaron agarrar la comida que estaban en la mesa, pero fueron detenidas por el agarre de Kasumi.

—Dije que la ducha primero. —Sus padres empezaron a reírse por la graciosa escena.

—¡Parecen una pareja de casados! —comentó su madre mientras se carcajeaba.

Al volver luego de unos minutos con su ropa de cuero viejo puesta, Kasumi volvió a regañarla y le dio algo de su padre para colocarse.

Cuando al fin empezaron a comer, Ishi empezó a hablar.

—Ey, tenemos que ir con Arata y chico el de pelo negro.

Kasumi hizo una seña para que deje de hablar del tema mientras empezaba a sonrojarse levemente.

—Ishi, cierra la boca.

—Así que estás haciendo nuevos amigos, hija. Me alegro, entonces Ishi te está ayudando. —La sonrisa cálida de su padre se hizo presente. La adolescente no respondió.

Cuando todos se encontraban en el club, empezaron a preguntar el porqué de la reunión a esa hora de la tarde, y la razón de por qué era un sábado.

—Escuchen de una vez, es algo que tienen que saber todos. Deben conocer a qué nos enfrentamos.

—Cuéntanos—Isamu corrió sus largos cabellos negros hacia atrás y prestó atención a cada palabra que largase la pelirroja.

Ishi les contó lo necesario para entender de dónde provenía, para que pudieran ayudarla. Aunque omitió algunos detalles.

Todos demostraron una expresión confusa respecto a lo recién dicho, menos Kasumi.

—¿Y no sabes por qué intentó matarte? —Arata preguntó incrédulo.

—Les conté todo lo que se respecto a esa asesina.

—Así que es eso. —El pelinegro se quedó en silencio por unos segundos—...No podemos contarle esto a nadie, es un peligro que el pueblo, o incluso la ciudad sepa lo que en verdad pasa, los ayudaré a controlar y erradicar esto. Pero antes; hay algo que no me cuadra ¿Por qué la llamas asesina, si todavía no te ha matado? —preguntó el policía intentando encontrarle alguna lógica.

Kasumi se levantó bruscamente de su silla.

—¡Ya fue suficiente! Saben todo, tenemos que ver cómo ayudarla y qué hacer si siguen apareciendo seres extraños en el pueblo.

—Bueno. Tenemos que buscar de donde salen las criaturas. —Sus ojos color esmeralda miraron a la pelinegra por un momento y luego se dirigieron a los demás—. Desde ahora están en peligro, es por eso que necesitan todos algo para protegerse.

Arata fue el único en buscar algo. Se dirigió a los cajones del club, en el que encontró un hacha común, pero para su punto de vista bastante útil.

—Yo ya tengo el "talismán". —Sonrió Kasumi mientras lo apretaba levemente.

—¡Ahora vamos a cazar monstruos! —El castaño frunció sus pequeños y firmes labios.

—No creo que eso sea la mejor idea, Arata.

—Bueno, bueno. Creo que lo mejor es conocer los lugares donde es más probables que haya monstruos, tenemos que investigar los alrededores, ¿están listos? —la chica de tez blanca agarró su talismán con fuerza.



#3972 en Fantasía
#8867 en Novela romántica

En el texto hay: fantasia, romancelgbt, girlslove

Editado: 16.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.