Día tres.

¿Por qué se aleja cada vez que intento tocarla? ¿Por qué ya no me dirige la mirada? ¿Por qué cada vez que hablo pareciera que no me escuchara?

Esa es no es la Camila que conozco, sí, tal vez me ignoraría por unas cuantas horas pero esto ya es una exageración. Me evita a toda costa, no deja ni si quiera que me acerque a ella y lo que más me está matando, su silencio. Es la sentencia que más me duele, que no me quiera hablar.

La acompañe mientras quitaba algunas cosas de la casa -supuestamente la ayudaría- ella subía las escaleras para quitar una lámpara, esa lámpara que colocamos juntas a penas nos mudamos, pude notar como Camz la quitaba con delicadeza y se abrazaba a ella fuertemente, como si se estuviese aferrando al recuerdo. Bajo lentamente de la escalera e intente tocarla, pues se había tropezado y quería que estuviese bien, pero nuevamente se alejó de mí, se fue de ahí sin mirarme.

Ya me estaba hartando de esta situación. Lo sé, sé que soy una idiota, que nunca la escucho cuando estamos discutiendo, que soy tan terca que aun ella teniendo la razón, quiero tenerla yo, pero ya quiero que pare, ya no quiero seguir sintiendo su indiferencia, su frialdad, su total rechazo.

Pienso y pensaré que fui una idiota.