Tan lejos de una estrella
y tan cerca de ella,
lo suficiente para apreciarla,
lo necesario para ver cómo una nube,
arrastrada por el impetuoso aire,
se interpone. No tan desastroso,
me permitió refrescarme.
Tan cerca de la tierra para pisarla
y no lo suficiente para sentirla.
Tan lejos de quien amé;
sí, ya para nada cerca,
tanto como para saber que el tiempo
corrió en el reloj dejándonos atrás,
pero no lo suficiente
para dejar de seguir
deseando su bienestar.
Tan lejos de quien solía ser;
con la suficiente proximidad
para no dejar de voltear;
no para herirme, desdeñarme,
no para aborrecerme,
sí para enseñarme.
Tan lejos de quien espero ser,
no lo requerido para rendirme;
tan cerca, casi pisándole los talones;
sí, para motivarme.
Ni ahí ni allá, a un paso,
preguntándome si
nacimos cuando nos dieron a luz
o si nacimos cuando
nosotros mismos
nos la oportunidad de seguir...
Ni de ahí ni de allá, a un paso desde entonces, aquí, soy.