Tu sonrisa, tus manos, tu piel,
tu risa, tu cabello, tus labios...
Presumido, por coordinarlo
todo con exactitud. Sin hablar de que
eres desgraciadamente guapo.
Descarada tu indecencia
y tu oculta inocencia.
Engreído...
Tu sentido del humor,
no soporto no evitar reír
a carcajada tendida.
Fastidioso, encantador.
Detesto amar incoherentemente
tu coherencia que molesta.
Me molestas, me irritas
porque te adoro tanto,
que ni un tanto de razón
le gana terreno a este
aturdido corazón.
Orgulloso presumido, lo sabes,
te aprovechas, sabes cómo sonreírme,
cómo hablarme,
cómo hacerme distraerme de la realidad.
Ventajoso porque entiendes
mis debilidades hacia ti y las ocupas.
Me incomoda aceptar
que nunca nadie me entenderá
al igual que tú lo has hecho.
Engreído, te amo,
como a ningún otro.
Y te detesto porque eres
de los que poseen especial encanto,
pero que tarde o temprano...
O, mejor dicho, más temprano
que tarde se van...