Cuando empezó todo este lio de los demonios y el fin del mundo pensé que las cosas no podían ser peor, luego perdí a mi familia, a mis amigos, y me convencí que eso era tocar fondo, no se podía caer más bajo en el umbral de la depresión. Pero me equivoque, siempre puedes caer más profundo, y yo, una vez más, he caído.
Me considero una persona emocionalmente fuerte, he superado muchas situaciones que enloquecerían al más sereno. Puede que me haya derrumbado alguna vez, después de todo no soy de piedra. Siempre me he preguntado donde estaría mi límite, cuál sería el detonante de mi locura. Para mi sorpresa no ha sido un suceso, sino una secuencia de varias circunstancias delirantes lo que ha provocado que el último rastro de cordura en mi mente se desvanezca, ya solo queda demencia, caos y destrucción.
Cuando observo como Fred deja de ser Fred para dar paso al rostro de Aila es cuando todo empieza a darme vueltas.
Sorpresa – Dice con una enorme sonrisa de satisfacción – Apuesto a que esto no te lo esperabas.
No digo nada, las palabras no salen por mi boca porque mi cabeza es incapaz de ordenar mis pensamientos.
Se ha quedado muda – Rayslim sitúa su cara frente a la mía, está tan cerca que siento su respiración – Con lo habladora que eras, es una lástima.
Mis latidos se ralentizan con cada una de sus palabras.
¿Qué hay de la otra? – Pregunta girándose hacia Aila - ¿La has eliminado también?
No, el chaval le consiguió el tiempo suficiente para escabullirse entre los bloques de hielo – Amber, hablan de Amber - Pero disfrute la muerte del humano debilucho, sus gritos eran como música para mis oídos.
Dentro del mejunje de información que es mi mente en estos momentos, entiendo perfectamente que Fred está muerto. Ese es el poder de Aila, transformarse en la última persona a la que le ha arrebatado la vida. También entiendo que todo lo que ha dicho Aila, siendo Fred, no es más que un montón de mierda, mentiras para hacerme daño.
Es más doloroso saber que Fred está muerto que el hecho de pensar que me había traicionado. La traición duele, pero perder a un ser querido, otra vez, por mi inutilidad, es el mayor dolor que he experimentado jamás. Con Adam resultó insoportable, el remordimiento, el sufrimiento, fue indescriptible, pero ahora con Fred, quien fue mi primer amigo, siento que me falta el aire. Los recuerdos vienen a mí y los visualizo uno a uno, y con cada imagen me desvanezco.
Quiero proteger a la humanidad cuando no soy capaz ni de protegerme a mí misma, que irónico.
Creo que está en estado de shock – Aila irradia felicidad.
En tal caso deberíamos devolverla a la realidad – Rayslim patea mi cara con fuerza, pero apenas lo noto.
Empiezan a reírse y a mofarse mientras me hayo tendida en el suelo, inmóvil.
Estoy en blanco, me siento como una marioneta sin alma, sinceramente ya me da igual todo. Me da igual morirme, casi prefiero que me maten y terminar con esta broma del destino, estoy harta de ser un títere del cosmos y jugar a este cruel juego que es la vida. Ya solo quiero descansar, solo ansío la tranquilidad.
Rayslim sigue pateándome mientras deja salir su risa neurótica, y yo no me resisto. Una lágrima recorre mi cara mientras deseo, desde lo más profundo de mi corazón que todo esto termine.
Esto empieza a no ser divertido – Tras unos cuantos golpes, se agacha y me dedica una mirada de triunfo, sabe que ha ganado.
Deberías matarla ya cariño – Dice Aila – No quiero pasar ni un minuto más en este vertedero lleno de cucarachas.
Tienes razón – Saca uno de sus queridos sables - ¿Debería empezar por un brazo? ¿o quizá un pierna?
Si pretende asustarme no lo va a conseguir, me da igual lo que haga, paso.
Dime querida, ¿qué extremidad prefieres perder primero? – Se relame al pronunciar esas palabras, es obvio que está deseando vengarse.
Le dedico una mirada de indiferencia y me preparo para morir.
Hero, Kai, Amber, Airam, Víctor, Kei…son solo algunos de los rostros que empiezan a brotar en mi mente. Sí, Fred está muerto. Sí, es culpa mía. Sí, soy lo peor que le ha pasado a este planeta desde Hitler…y aún con todo no puedo simplemente morir. Es mi responsabilidad, mi guerra. Seré muchas cosas pero no una cobarde, no pienso irme sin pelear hasta el último aliento, ya tendré tiempo de arrepentirme después.
Muérete de una vez pedazo de mierda – El sonido del sable cortando el aire me devuelve a la realidad.
Ruedo a la derecha, sobre mi pierna rota, que tras el subidón de adrenalina vuelve a dolerme.
Joder – Dejo salir un grito ahogado – Puta pierna.
Rayslim está casi tan sorprendida como yo, punto para mí.