Capítulo 15: Religión.
El trayecto en ascensor lo hacemos en silencio, sólo suena la musiquilla de fondo. Me bajo en mi planta, me despido con la mano y llego a mi dormitorio. Saco a Hero de la mochila, podría ponerme a hablar con él pero estoy cansada, y él dormido. Lo coloco con cuidado en la cama y yo me tumbo al lado, sería genial si hoy tampoco tuviera pesadillas.
Otra noche sin incidentes, otra noche feliz. Hero me despierta a base de empujones.
- Ya me levanto, ya me levanto – Aún estoy medio dormida, e incorporarme me cuesta horrores.
Viendo que levantarse no va a ser tarea fácil ruedo hasta el filo de la cama y me tiro al suelo. El golpe me despierta del todo.
- ¿Ves? Te dije que me levantaba – A grandes males, grandes remedios – Hero… – No puedo creer lo que veo, puede que la primera vez no se notara pero ésta sí – ¿Tú has…? – Me froto los ojos, no estoy segura de que esto sea real – ¿Crecido? – Hero es ahora tan grande como un Beagle adulto – Así no vas a entrar en la mochila ni a presión. Sigo sin entender cómo crece tan rápido si no come, puede que sea un problema en el futuro. ¿Cómo de grande llegará a ser? ¿Crecerá diariamente? Así no me da tiempo a pensar algo para encubrirlo.
- Hazme un favor y vuelve a menguar – Éste me dedica un gruñido simpático y se me sube encima – Sí, sí, yo también – Le acaricio y me preparo para ir a desayunar – Volveré en un rato, ¿quieres que te traiga algo? – Pasa de mí y lo interpreto como un “no” – Vale, adiós.
Como todas las mañanas me siento con Amber y Fred en la mesa más aislada de la cafetería y me tomo mi pan rancio y el café.
- Buenos días Ellie – Dice alegremente Fred.
- Buenos días – Este pan está más duro que la piel de un Ghlors – O no.
- ¿A qué te refieres? – Fijo mi mirada en Amber, que está muy tranquila desayunando – No me digas que ha pasado algo con… – Fred mira alrededor y baja el tono – Hero.
- No, con Hero no, pero igual hoy mato a alguien – Mírala tan feliz comiendo, no tiene ningún remordimiento – Amber, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Ya lo estás haciendo – Intento permanecer tranquila, templada.
- ¿Tú me odias por algo que yo desconozca? – Fred ha dejado de comer y pone toda su atención en nuestra conversación – Es curiosidad.
- No, me caes bien, ¿por? – Esta mujer es un robot, estoy segura.
- Muy bien no te debo de caer si le dijiste ayer a Kai que estaba en el parque de madrugada – Mi tono es una mezcla de irritación y desesperación – Sabías que iba con Hero.
- ¿¡No me digas que Kai sabe lo de…!? – Ya está Fred y su nerviosismo, solo que esta vez tiene motivos.
- Nada importante – Eso no me interesa hablarlo ahora – Lo realmente inquietante es lo de esta mujer.
- Pensé que sería más entretenido si tenías compañía – Noto cómo la sangre empieza a hervir por mis venas y agarro con fuerza el cuchillo de untar – No me pareció algo malo.
- Pero serás – Antes de que me dé tiempo a hacer nada aparece Kai, serio, para variar.
- Enana tenemos que hablar – Ahora me apetece clavarle el cuchillo a él – En privado – Dice mirando a Amber y a Fred.
- Si es sobre Hero no te cortes, lo saben de antes que tú – Kai está sorprendido, vuelve a mirarlos, y luego a mí.
- ¿Lo saben? – Les dedica una mirada de reproche.
- Sí, eso he dicho – Qué manía con hacerme repetir dos veces lo mismo – Por cierto ya no cabe en la mochila, ha crecido… – Busco la palabra adecuada – Un poco.
- No importa lo que haya crecido porque hoy mismo lo vas a dejar donde lo encontraste – Lo dudo mucho – A media noche en el garaje – Como si eso fuera a pasar – Si no apareces les diré a todos lo del monstruo y ya sabes lo que pasará.
- Sí, sí, allí estaré, me apetece una excursión – Sus palabras me entran por un oído y me salen por el otro. Nadie va a tocar a Hero, ni lo voy a abandonar.
- Más te vale canija – Uy, ese insulto es nuevo. Le dedico una mirada de odio y se va.
- Nunca pensé que sería peor estar aquí, con personas, que fuera, con monstruos – Me levanto para irme – Ellos por lo menos no me provocan problemas absurdos.