El cabello rubio lo tiene desordenado, tiene el seño fruncido mientras lee unos documentos, debo admitir que Esteban es una belleza digna de admirar, aunque su comportamiento es algo que aún no entiendo, después de que me dejó en mi casa no supe nada de él, en la universidad me ignoro y hoy se apareció en mi casa para terminar el trabajo, por más que intento entenderlo me cuesta, sus comportamientos me confunden a diario.
—Me vas a desgastar. – dice sacándome de mis pensamientos y me doy cuenta que me descubrió mirándolo, ciento mis mejillas ponerse como un tomate.
—No te estaba mirando. – niego lo obvio.
—Aja, te creí. Ya terminamos este trabajo, hay que entrégalo el lunes a primera hora ¿No?
—Si, mañana los demás profesores nos dirán que tenemos que hacer.
Ayer en la clase de marketing nos dijeron que las parejas que ya están formadas son las que van a trabajar juntas en todos los trabajos finales, así que Esteban será mi pareja hasta que termine el semestre.
—Perfecto, ya que por el momento no tenemos otros trabajos que hacer ¿Me puedes prestar tus apuntes?
—Si claro, el lunes me los llevas a la universidad.
—Esta bien.
Subo a mi habitación, busco mis cuadernos en mi escritorio y se los bajo a Esteban.
—Muchas gracias.
—No es nada, solo no olvides llevármelos el lunes.
—Okey. – parece nervioso, como si quiera decir algo – Marian ¿Quieres salir mañana? No me refiero a salir como una cita o algo así, me refiero a salir a comer como amigos.
—Si, está bien, te espero mañana al mediodía para salir a almorzar.
—Perfecto.
Esteban recoge sus cosas y lo acompaño hasta la puerta.
—Hasta mañana. – se despide.
—Nos venos mañana Esteban
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Veo la hora por décima vez en cinco minutos, son la 1:10pm y Esteban no llega, ya creo que no llegará.
Y yo que estaba nerviosa y buscando algo bonito que ponerme para que me deje plantada, no era una cita pero me dejó plantada.
Subo a mi habitación, estoy molesta, él me tiene confundida.
¿Sera que tiene un gemelo y ambos se juntaron para hacerme una broma?
No, eso no puede ser ya que el día que su familia llegó solo bajaron ellos tres del auto y…
El timbre me saca de mis pensamientos, bajo va ver quién es y al abrir me sorprendo al encontrarme a Esteban, lleva una camisa blanca que esta manchada de ¿Grasa?
—Perdona la hora muñeca, pero a mi papá se le accidentó la camioneta y tuve que ir en mi moto a ayudarlo.
Asi que por eso no llego a tiempo.
—No te preocupes. ¿Y si vas a tu casa, bañas, te cambias y luego vienes? Mientras tú haces eso yo cocino algo.
—Me parece perfecto, en medio hora estoy aquí. – me da un beso en la mejilla y corre hacia su casa y yo me voy a la cocina a ver qué voy a cocinar.
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—¿Te ayudo a poner la mesa – le digo que si y donde están los platos. – listo. – vuelve cinco minutos después.
—Ya esto está listo. – decidí hacer pasta a la carbonara, es una comida fácil de hacer y rápida.
Nos sentamos a comer una vez la comida está servida.
—Te quedo deliciosa, quedo mejor que la que cocina mi mamá, no le digas que dije eso porque me deja sin herencia.
Me da un ataque de risa y termino ahogándome, Esteban se acerca con un vaso de agua, me da un poco, ahora que estoy bien me doy cuenta de lo cerca que está, nuestras miradas se encuentran y puedo distinguir un brillo es sus ojos.
—¿Estas bien?
Asiento ya que mi voz me abandono, no quiero empezar a sentir cosas por Esteban, no hasta que lo entienda.
Hay días que me trata bien y hay días que es un patán, y no lo termino de entender.
Esteban regresa a su silla, comemos en silencio, no es incómodo pero me siento rara.
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—¿Esteban como se está comportando? – me pregunta Vero.
Vamos a la universidad, hoy la tuve que pasar buscando ya que su auto está en el taller.
—Bien, está siendo demasiado amable.
—Esta bien, más le vale seguir asi.
No me sorprende lo que dice ya que nosotros estamos acostumbrados a cuidarnos entre nosotros, más que un grupo de amigos somos hermanos.
Estaciono mi autos y al bajar nos vamos directo al salón ya que tenemos el tiempo justo para entrar, en el camino nos conseguimos a Eliot, me pide hablar pero le digo que hablamos a la hora del almuerzo, asiente y se va.
Me sorprendo al ver a Esteban en su lugar, el nunca llega temprano, me siento delante de él y Vero se sienta a mi lado.
—Hola. – me giro para saludarlo, él me ve y me ignora, justo cuando le voy a preguntar si está bien entra la profesora.
—Buenos días! – saluda la Sra Batista.
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—¿Lo mismo de siempre? – pregunta la camarera.
Nos encontramos en un local de comida que está cerca de la universidad, aquí es donde siempre venimos a comer, así que ya nos conocen.
—Si! – respondemos los 6 al mismo tiempo.
La camarera se va y en eso veo a Eliot, se acerca a nuestra mesa y saluda a todos.
—Mari, ¿Podemos hablar? _ asiento.
—Ya vengo, no te comas mi comida Andrés.
Salimos del local.
—¿Pasa algo Eliot?
—No, nada malo, solo quería saber si este fin de semana estarás ocupada.
—No, ¿Por qué?
—Mis padres van a salir del país y me dejaron la casa de la playa para que la cuidara, quería saber, si, ¿Quieres venir a pasar este fin de semana conmigo?