Paraíso En Llamas (libro 2)

Capítulo 31

Hay un momento en la vida en que tienes que enfrentarte tanto a tu presente como a tu pasado. Y el temerle al pasado depende de si estás lista para enfrentarlo y dejarlo ir. Yo lo estoy. 
Estoy completamente segura de quien soy y lo que quiero.
Soy una guerrera y quiero a Sam, no cambiaría lo que tenemos por nada.
Yo quise mucho a Jesse, le di tiempo a mi corazón por sanar, le di seis meses e incluso en ese tiempo, si Jesse hubiera vuelto por mi, creo que hubiera sido capaz de perdonarlo, y quizá, quizá hubiera sido capaz de darle otra oportunidad. Pero, él no regresó, yo seguía rota y entonces alguien más me encontró por él.

Mi historia con Sam es diferente, lo fue desde el principio. Ahora le creo a la frase "Del amor al odio hay sólo un paso"
Sam era un cazador y yo odiaba a los cazadores, jamás pensé que terminaríamos juntos, que yo terminaría tan feliz a su lado. Y no tiene nada que ver con que él haya aceptado que su tiempo como cazador ya pasó, no, lo quise incluso cuando él se creía uno de ellos. Claro que al principio quería ahorcarlo... así como estoy segura de que él más de una vez quiso hacerlo también. Pero míranos ahora, más unidos que nunca, escucha nuestros corazones latir como uno y nuestras almas bailar juntas. Sam y yo somos uno. También en ese sentido literal.

Sam y yo regresamos a la casa de Caín cuando se nos llam y es que él ha recibido un mensaje de fuego, de parte de Jesse y Jared.

Están llegando.
Estoy emocionada, volveré a ver a mi hermano.

-Los quiero dispersos.- Dice Caín.- Tienen que vigilar cada perímetro. Tomen las armas por cualquier cosa, Abby y Zack estarán esperando en la entrada.

-¿Pero quién los protege a ellos?- Pregunta Sam

-Habremos algunos escondidos en el bosque, pero otros deberán estar del otro lado del pueblo, ya que cuando quite la barrera, se quitará por completo, no sólo en la entrada.

Sam asiente, sé que se postulará para estar cerca de mi, me lo confirma con una mirada de reojo.

-¿Iremos armados también?- Pregunta Zack.

-Si, por emergencia. Ahora escuchen sus posiciones, los que vaya nombrando pueden irse retirando con sus armas.

Zack y yo podíamos irnos, pero quise esperar a que nombrara a Sam, por suerte lo colocó cerca de mi. Empecé a acomodarme el cinturón de armas sobre mi ropa, ropa nueva que encontré en unas tiendas. La ropa por suerte es cómoda por si toca pelear. Pantalones talle alto y rasgados en el largo de la rodilla, una camisa manga larga color negro de franela y cuello circular y como nunca puede faltar, unos cómodos y hermosos botines negros hasta el tobillo. Me hice una trenza antes de venir con Sam y por la prisa de no llegar tarde la dejé un poco floja, por lo que algunos mechones de cabello se salen de su lugar.

-¿Nerviosa?- Me pregunta Nat mientras se enfunda un cuchillo.

-Sí, ya quiero ver a Jared, estaba preocupada por él.

-¿Y no estás preocupada por nada más?

La miro burlona.- Nunca lo estuve, pero la charla que tuve con Sam me dejó aún más relajada.

-¿Así que ahora él lo sabe?¿Todo?

Asiento.- Sí, era el momento.

-¿Y cómo reaccionó?

Dejo el arma en su funda cerca de mi rodilla y luego coloco una daga cerca de mi cintura, la tapo con mi camisa.- Sam conoce mis sentimientos hacia él, me conoce. No se molestó en absoluto.- Recuerdo sus ojos vidriosos y mi corazón da un vuelco. No me emocioné por verlo así, me dolió, pero sus palabras me hicieron sentir cosas hermosas.- Sam entiende que Jesse es parte de mi pasado.

-¿Y lo es realmente?

-Lo es, y ahí se va a quedar.

Ella me sonríe orgullosa.- Bien, esa es mi chica.

Rueda los ojos.- Suena como si se lo dijeras a un perro.

Se ríe.- Esa era la idea.

La golpeo de broma.

El viento está calmado por lo que ni el provoca sonidos al pasar entre nosotros. Zack y yo somos los únicos caminando en medio de la calle, cada vez acercándonos más al letrero, el dichoso letrero. Pero a pesar de que no miraba a nadie, sabía que estaban por ahí adentrándose en el bosque y al mismo tiempo vigilándonos, respaldándonos.

-Creo que voy a vomitar.- Murmura Zack. Y realmente parece que es así por su rostro pálido y sus manos temblorosas que ni su suéter largo y ancho cubren.

-Tienes que guardar la calma.- Digo no demasiado alto.- Yo también estoy nerviosa por ver a mi hermano.

-Pero conmigo es diferente y lo sabes. Ni siquiera sé si Jesse sabe lo que pasó con...- Suelta aire.- Sebastian.

Si no lo sabe aún, si no estuvo en su lecho de muerte fue por su propia culpa. Pero no se lo digo a Zack, eso lo agobiaría más, así que como consuelo coloco una mano sobre su hombro y lo aprieto.- Si no lo sabe, tú y Lilith estarán para darle la noticia y estarán para consolarlo.

-Sigo amando a mi hermano.- Me asegura.- Pero la verdad es que ahora lo veo como un desconocido.

Suspiro.- Para mi también lo es. Lo importante es que puedas perdonarlo.

-Tengo que hacerlo.- Me contesta Zack.- Pero ¿Y tú? ¿Lograrás perdonarlo?



#1361 en Fantasía
#5048 en Novela romántica

En el texto hay: guerra, virus, ancla

Editado: 12.03.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.