Carta a un Jazmin

Tomó la pluma una vez más después de un largo tiempo, aunque siento que me tarde mucho, una pausa era necesaria para el ritmo tan apresurado que llevaba. No es muy diferente ahora, solo que si no me obligo a escribir últimamente terminó no haciéndolo.

Hoy retomé mi tarea y seguiré transcribiendo los papeles de mi viejo amigo, y para comenzar, tomaré una de las más peculiares, “Carta a un Jazmín”:

De las muchas veces que me he sentado en el escritorio, siempre he pensado en aquella flor que me acompañó durante tantos años. Si lo pensará con detenimiento diría que ya es parte de mi historia y, si lo pensará más aún, creería que ya es parte de mí. Ha estado conmigo en momentos malos y muy terribles, tanto que si fuera ella me hubiera ido, pero siguió firme, ahí, junto a mí. Si pensara mucho mucho más, le escribiría una carta que retomaría una y otra vez disculpándome por las veces que no dí lo mejor de mí y he ignorado muchas cosas que probablemente traería consecuencias.

Quiero creer que todo el camino que hemos recorrido el uno con el otro, por más obstáculos que hubiesen, estuvo cargados de momentos bellos. La lágrimas no han faltado, y dudo de que por mí no se hubieran provocado unas cuantas (lamentaré eso aunque no haya pasado, porque sé que sería mentira si se dijera que no pasó).

Cada uno con sus problemas y yo que quizá, encerrado en los míos he podido ignorar, me hacen pensar en muchas noches de insomnio, muchas ya que el sueño no se me da bien. ¿Cuántas cosas habrás pasado en mi ausencia o de las cuales no me habré enterado? ¿Habría podido hacer algo en esos momentos o quizá hubiera hecho como si nada? ¿Si pidiera perdón cambiaría algo? Siento que quizá esta historia por más de lo mucho que pueda extenderme se quedaría corta.

Ya ha pasado tiempo, y no sé de lo que fue de ti, pero siempre recordaré todo como lo que fue, esa flor que siempre me acompañó, en escritorios o en jardines, de tierra o de maceta. Escribiría mucho más, pero cuando las palabras son tantas nunca se que decir, y como suelo hacer, prefiero callar, una vez más.

Diría que al leer esto, es seguro que queda mucho por decir y muchas historias que contar, pero como él callaré, todo recuerdo vive en la memoria más que en el papel, hasta que la tinta deje de moverse y los papeles se acaben. Ahora que retomado mi labor, sería mejor que al menos continué.