Eva es la novia de mi hermano, se conocieron hace un par de años y desde entonces su relación ha sido bastante buena. De hecho, tengo que decir que estoy algo sorprendido, para nadie es un secreto que en la actualidad las relaciones no duran mucho. Al salir de casa los vi juntos cerca del buzón, como en cualquier otro llevaba nuestro apellido: "Ackerman".
Eva vestía con una blusa blanca y unos jeans no muy ajustados, tenía ciertos indicios de hippie, algo que siempre le dije a mi hermano y que algunas veces lo hacía sonreír. Tiene el cabello bastante largo, hasta sus caderas diría yo, aunque también es cierto que no es muy alta.
-Cuando quieras, Gareth-dijo mi hermano mientras hizo el gesto con sus manos de caminar.
-Debiste comprar un auto cuando pudiste y no ir al concierto de Ed Sheeran-ambos rieron ya que fueron juntos y obviamente conocían mi humor tan muerto.
Al caminar pasamos frente a la casa de los vecinos que ya tenía el típico cartel que ponía su casa a la venta, en ese momento parecía no haber nadie allí. No vivimos tan lejos de la ciudad por lo que solo nos tomo unos 15 minutos llegar, entramos a varias tiendas pero ninguna disponía de algo que nos gustase para nuestra madre, y claro, para eso teníamos a Eva allí.
Llegamos a un centro comercial y vimos una tienda de regalos donde nunca antes habíamos entrado, no me agradaba mucho la idea de estar en un lugar con muchas personas debido a mis experiencias con "las voces". Entramos y vimos un búho de cristal con ojos azules, que a mi me gusto mucho, a Joshua no, pero decidí comprarlo de todas maneras.
-Bueno, supongo que ya sólo faltas tú, te esperaré junto a aquella cafetería-le dije a mi hermano mientras señalaba al lugar.
-Esta bien, aunque será mejor que regreses solo, estaré un poco más por aquí con Eva-me dijo el con un tono burlón.
-No creo que sea necesario, Josh, podemos volver juntos-le dio un pequeño codazo en un costado a lo que yo sonreí.
-Tranquilos, yo vuelvo sólo, aunque tomaré un café primero—por alguna razón mis palabras hicieron que Eva sonriera.
Mientras nos despedíamos noté en mi teléfono la hora, casi las cuatro de la tarde, habíamos tardado relativamente poco tiempo comprando el regalo, bueno, al menos yo. Me acerque a la cafetería y ordené un café con leche, aparte me compré un par de galletas para acompañarlo, luego me dirigí hacia una esquina del local y me senté a disfrutar de ambas cosas. El sitio estaba algo lleno por lo que no tuve mucha elección, aún así, es un lugar que yo hubiese preferido de cualquier manera.
Mire hacia afuera un momento y observé a un par de chicas discutiendo por alguna cuestión. Ese tipo de escenarios siempre me ha parecido gracioso por lo cual no pude evitar sonreír.
«Necesito ir al baño» «¿Donde está Holly?» «Que mujer tan molesta» «Espero no gastar dinero mañana»
Una ráfaga de voces se oyeron de pronto en mi cabeza, era la primera vez que escuchaba mas de una al mismo tiempo, mi vista se nubló por un instante y sentí varias punzadas algo dolorosas. Cerré mis ojos y me sostuve con el cristal de la ventana, definitivamente tenía que hacer algo sobre todo esto. Pasaron varios minutos hasta que todo se calmó y alguien se detuvo frente a mi.
—¡Eh, chico!, ¿estas bien?—solto una mujer de unos treinta años que se encontraba a un par de mesas momentos antes.
La miré y tardé un poco en responderle, no sabía muy bien que decir al respecto.
—Si, sólo me mareé un poco—obviamente mentí.
—Ten, tomate esto—me dio una pastilla y yo la acepte por "educación".
Al darme aquella pastilla volvió a su asiento y yo decidí irme, no sin antes agradecerle por sus buenas intenciones. Caminando de vuelta a casa, aún me sentía algo raro, por un momento pensé en usar la pastilla, pero nunca me agradó el hecho de depender de ellas, por lo cual solo la guarde en uno de mis bolsillos
Estuve pensando en el porqué de esa situación, normalmente solo habría escuchado una voz, y ahora fueron varias al mismo tiempo, supongo que por eso tuve esa especie de dolor. Recuerdo muy bien las ocasiones pasadas y nunca pase por algo igual. Pasando de nuevo frente a la casa de los vecinos pude observar que ya se encontraban allí, de hecho, Dustin, el menor de su familia, estaba jugando fuera con su perro. Le hice un gesto con mi mano a lo que el respondió.
—¡Hey! ¿Quieres jugar conmigo?—grito como si yo fuera alguien con quien el haría eso a menudo. He de decir que nunca me han agradado los niños, pero por alguna razón, con el era diferente.
—Claro—susurre para mi, no creo que nadie ni siquiera a mi lado lo hubiese escuchado.
Me acerque a ellos y me senté justo al lado de la entrada de su casa, a pesar de ser casas bastante similares en tamaño y modelo, la de los Parker lucía algo deteriorada, obviamente no es algo sobre lo que hablaré con él mientras lo veo jugar, sólo fue algo que pasó por mi mente.
—Mira, si yo le digo a Rex que se siente, el se va a sentar—aunque Dustin haya dicho eso, Rex no parecía hacerle mucho caso. Yo solo me limitaba a verlos mientras me reía un poco.
Momentos después la puerta se abrió y salió Emma, la hija mayor de los Parker, aunque no pude observarla muy bien, ya que el dolor volvió a mi cabeza.
«Tengo que salir de aquí» «No tengo mucho tiempo»
Aunque está vez solo fue la voz de una persona, el dolor se hizo presente, era una voz que yo no reconocía de alguien del vecindario, por lo cual quede algo desconcertado.
—Dustin, entra un momento, papá te llama—dijo ella sin notar para nada mi presencia allí. Dustin entró con su perro, por lo cual decidí ir a casa.
Caminé un poco hasta acercarme a su buzón, al igual que la casa, se veía en mal estado. Luego escuché su voz.
«Ni siquiera noté que estaba con Dustin»
No me molesté en dar la vuelta a observar, de hecho pensé que había entrado a la casa también. En ese momento veo el auto de mi madre pasar junto a mi.
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Editado: 21.04.2020