Parva Luna

Capitulo III

Capítulo III

No sé en qué momento los sueños dejan de ser sueños y la realidad deja de ser real.

El sol comienza a filtrar entre las ventanas de mi habitación, avisando con ello que un nuevo día ha llegado y es hora de despertar.

Como de costumbre en los últimos meses, me quedo mirando el techo de mí recamara pensando en los sueños que empezaron a albergar en mí desde que llego ese tal Alexander.

Alexander Tavalas, un extraño joven que comenzó a vivir con nosotras, ¿Qué sabemos de él? Solo su nombre, aunque sospecho que la abuela sabe más de los que imaginamos.

-Dia ya levántate- exclamó Halia entrando de golpe a mi recamara, sorprendiéndome que sea ella quien me levante, siempre soy yo quien va a despertarla ya que madrugar no se le da bien.

-Ya voy Halia- dije levantándome y dirigirme al armario para sacar mi uniforme escolar - ¿Te caíste de la cama?- Le pregunté mientras me cambiaba, sabiendo que ella estaba recostada en mi cama.

-Algo así- dijo con pesar – solo no pude dormir bien- exclamó sabiendo que iba a preguntar qué pasó y así dando por terminado el asunto.

-¿Algo que te preocupe?- cuestioné poniéndome a su lado, ella sólo se quedó callada desviando su mirada color café verdoso de la mía color cielo; y supe que no diría nada, al menos no en este momento- sabes que cuentas conmigo ¿Verdad?- murmuré apretando su mano como símbolo que no importa que pase siempre estaré con ella.

-Por cierto el desayuno está listo así que vamos- exclamó levantándose de la cama de un brinco.

Nos dirigimos a la cocina donde la abuela nos esperaba para desayunar con el señor extraño mirada penetrante, me pregunto ¿Cuánto tiempo más estará aquí en la casa? Su sola presencia me pone de los nervios y alerta a cada movimiento que realice.

-Niñas si no se apuran llegaran tarde al colegio- exclamó la abuela al ver que no había terminado mi desayuno.

-A Diana se le pegaron las sábanas de nuevo abuela- dijo Halia lanzándome una mirada burlona.

Ya que últimamente por mí culpa llegamos rayando a la primera clase, y esta vez al parecer no iba ser la excepción; pero esos tontos sueños no me dejan dormir, y el poco tiempo que logro cerrar mis ojos sin que asalten esos sueños, ya estamos a un par de horas al amanecer.

Como es costumbre entre nosotras nos despedimos de la abuela con un beso en la mejilla, tras la rutina corrimos rumbo al colegio Halia y yo.

Halia estaba emocionada, pues quien no, era último día de clases y seguían las vacaciones de invierno, lo cual eran dos semanas sin tener que volver a ver a nadie del colegio; estar en casa todo el día, sin que preocuparse por hacer la tarea, solo por ese extraño que vive con nosotros desde hace unos meses.

El señor Tavalas, un ser misterioso con ojos seductores al igual que su voz, y su figura; puede que su atractivo distraiga a Halia, o a los vecinos pero a mí no me pasa desapercibido la preocupación de la abuela por la presencia de ese sujeto, además del mal presentimiento que siento en el pecho.

-Dia ¿me estás escuchando?- cuestionó mi amiga al ver que no le prestaba atención realmente - últimamente estás sumergida en tus pensamientos, ¿sabes?- dijo luego de disculparme bajando la mirada y la cabeza, dando a entender que no la escuchaba.

-Perdón, realmente no es mi intención estar perdida en mi mente- lance un suspiro antes de continuar- es solo que...- no termine la frase está conversación ya la habíamos tenido antes cuando él llegó.

-Sé que te preocupa Alexander y el misterio que le rodea, pero no puedes estar pensando en ello todo el día- me regaño Halia, y tenía razón no podía fijar mi mente en querer revelar la verdad sobre este joven- ya sé para qué te distraigas ¿Y si vamos al río?- propuso, la cual no es mala idea, tal vez el murmullo de este me tranquilice un poco.

-Me parece bien- exclamé ante su sugerencia, me conviene respirar un poco aire fresco- solo que primero vamos a clases- dije cayendo en cuenta de nuevo que hoy es último día de clases.

- Ya pensaba que hoy podríamos saltarnos la escuela- suspiró decepcionada- pero al parecer la señorita no va a permitirlo, aun cuando es último día de clases- dijo sonriendo ya que era común que le negará saltarnos las clases.

Bien pudimos faltar este día, realmente no vimos, no hicimos nada nuevo, solo recapitulando la clases anteriores y retomando el debate sobre la veracidad de la princesa desaparecida y su regreso para salvar a la humanidad, como era de esperar Halia lanzó un bufido, pero fue ignorada.



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En el texto hay: ficciongeneral, descendiente de la luna, amor

Editado: 18.11.2018

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