Pasado de Luna (editado)

CAPITULO 9

-No es divertido que estés haciendo esa clase de bromas, te dije que me gustaban, pero no es para que hagas esto. - dice levantándose del asiento. Le acababa de contar quien era realmente yo, pero su reacción es peor de lo que me imagine.

-Sé que puede ser sorpresivo, pero es la verdad- digo también levantándome del asiento. - Te lo puedo demostrar si me dejas. - digo tratando de acercarme a ella.

-Aléjate de mí- dice haciendo distancia con sus brazos.

-Solo te pido que me escuches.

-Ya escuché suficiente, me voy de aquí. - dice dirigiéndose a la puerta.

-No, espera Aria, no te vayas, no puedo estar sin ti- digo siguiéndola.

-Déjame en paz.

-Hazle caso a Alejandro, Aria. - dice Joseph tratando de impedirle el camino.

- ¿Tú también, Joseph? Aléjense de mí los dos.   

-Sé que esto es confuso, pero tienes que creernos- dice mi amigo tomándola de los hombros- Por favor, te pido que veas, solo ve- dice sacándola de la casa, yo solo los podía seguir, tenía celos, no podía creer que a él si le permitiera hablar, pero entiendo que ellos antes tuvieron una relación, pero no puedo permitir que su lazo siga creciendo.

-Está bien- dice un poco más calmada

-Lo único que te pido es que conserves la calma y no te alteres- digo poniéndome a su lado.

-Lo hare yo- dice mi amigo, se iba a transformar delante de ella, se lo permití, yo quería ser el que tratara de calmarla, en caso de que se asustara.

-Por favor me quiero ir- comenzó a suplicar- Me están asustando.

-Dijiste que estaba bien- digo tratando de tocarlo, pero se alejan un poco.

-Pero ya no quiero estar aquí- dice tomando mi mano, haciendo que volteé a verla- Por favor, Alejandro.

-Pero prométeme que no te alejaras de mí cuando nos veamos. - la veo dudar- Hazlo Joseph.

Cuando comenzó a transformarse, se podían escuchar claramente como sus huesos se rompían, ni siquiera había necesidad de ser un hombre lobo para escucharlo. Su lobo se llamaba Alan, era de un color marrón, la pata trasera derecha era de color blanco.

- ¡Ayyy, por dios! - dice ella cubriéndose la cara con las manos, podía escuchar como los latidos de su corazón aumentaban- Me puedo ir, por favor- dice sin mirarme en algún momento.

- ¿No me dejaras de hablar?

-No prometo nada- dice comenzando a caminar.

Sentí que mi lobo se ponía triste, como tal no era un rechazo, pero se sentía igual, solo quiero que no se aparte de mí.

-No permitas que se vaya- dice Iván

-No puedo hacerlo, ella tiene que ser la que tenga que aceptarnos.

-Idiota- dice terminando la conexión.

-Déjala que se calme un poco y que lo piense un poco, solo dale su tiempo-dice mi amigo poniéndose un pantalón, ya que su ropa se destruyó durante su transformación.

-Tal vez no haya tiempo.

- ¿Por qué lo dices?

-Hay algo más que tengo que contarte, pero primero tienes que cambiarte y recoger la ropa destruida.

-Está bien, te veo en tu despacho.

Entre en la casa, al cerrar la puerta respire profundo, no puedo creer todo lo que ha pasado en tan solo dos horas. Tal vez debí decirle en otro momento, pero solo retrasaría las cosas y probablemente le hagan daño, si se llegan a enterar quien es ella para mí o para todos nosotros. Solo quiero protegerla.

- ¿Sucede algo, hijo? - dice mi madre saliendo de la cocina.

-Nada, estoy bien, no te preocupes.

- ¿Seguro? - yo asiento- ¿Dónde está Aria? Le dije que te fuera a buscar para desayunar.

-Se fue- digo recomponiéndome

- ¿Por qué? ¿Sucedió algo? ¿Qué le hiciste? - dice acercándose furiosa a mí.

-No, no le hice nada-digo agachando la cabeza.

-Entonces, ¿Qué paso?

-Le dije todo- veo que se sorprende- le dije toda la verdad, le dije quiénes somos, quien era ella.

- ¿Por qué se lo dijiste ahora?   

-No lo sé, al inicio pensé que sería para protegerla, pero ahora no lo sé. - digo bajando la cabeza.

- ¿Le dijiste de los demás? - pregunta.

- ¿Sobre qué? - digo sin entender.

- ¿Los mates?, sus mates.

-No lo vi como que fuera realmente necesario.

-No le dijiste por que la quieres para ti, ¿verdad?

-Bueno... Es posible, pero eso no importa.

-Claro que importa, cuando ella se entere, te ira muy mal.

-Pues no lo creo, no creo ellos tan de repente le vayan a decir lo que...

-Joseph también se lo dijo, ¿verdad? - mi madre me interrumpe.




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