Pasiones Ocultas [serie Ice Daggers 4]

Capítulo 26

 

 

 

La acción de Liam

 

—¿Qué rayos fue eso? 

 

Jake sonó alarmado, los gritos de confusión comenzaron a llenar el ambiente.

 

—Creo que son disparos. 

 

Jake la tomó del brazo como si ella fuera a correr directo hacia el peligro. 

 

Shelly no era tan tonta, defendía a los cambiantes, pero no pondría en riesgo su vida para salvarlos cuando sabía que ellos se podían salvar a sí mismos. 

 

Ellos pertenecían a la raza inútil después de todo.

 

No harían ninguna diferencia. 

 

—Esto se está poniendo cada vez más peligroso— Jake la empujó hacia atrás con ambas manos en sus hombros— Shelly debemos irnos. 

 

—¡No!— exclamó Julie a unos metros, se dio vuelta y avanzó hacia ellos— no se vayan, los necesitamos. 

 

—¿Para qué?— preguntó Jake— ¿Qué pueden hacer un par de humanos por ellos?

 

Julie lo miró consternada, su hermano no solía enfadarse con facilidad pero cuando lo hacía... El cielo podía abrirse en pedazos. 

 

—Hey Jake— Ian dejó un cartel en el suelo— no le hables así, todos estamos en el mismo bando. 

 

—¿Qué no oyes?— replicó con dureza— les están disparando ahí adentro, la policía no tardará en llegar. 

 

—Hablando del rey de Roma... 

 

—Maldición. 

 

Dos patrulleros llegaron. Shelly maldijo el mezquino interés que tenían por ayudar. Por favor, pensó, los están matando ¿Y sólo envían dos miserables patrulleros? 

 

—Diablos se están peleando— dijo Ian con pánico. 

 

Él los dejó para irse a ayudar, Julie lo siguió. 

 

Shelly miró hacia donde las dos manifestaciones se habían mezclado en un furico combate mano a mano. Los oficiales de policía, en vez de ir a ayudar a los que estaban dentro del Instituto, corrieron a separar a los que estaban peleando. 

 

"Genial, que se jodan los cambiantes ¿No?"

 

—Malditos cobardes— masculló Jake aun enojado— debemos irnos antes de que esto empeore. 

 

Dos disparos. 

 

Su corazón se detuvo. 

 

Pero ella seguía respirando. 

 

Ian y Julie cayeron al suelo mientras que la multitud comenzaba a dejar la pelea y a huir despavorida. 

 

—¡No!— gritaron ambos. 

 

—¡Jake! ¡Shelly! 

 

Antes de que pudiesen ir a ver a sus dos amigos caídos, la afligida voz de su madre los detuvo en el acto. 

 

Ella jamás salía de su casa, solo lo hacía para trabajar y para comprar los víveres. 

 

¿Qué hacía ella ahí? 

 

Como si fuesen robots, giraron hacia ella. 

 

—¡Mamá!— gritó Jake—¡No te muevas! Iremos hacia ti. 

 

Sin importar el desastre que surgía a su alrededor, avanzaron hacia su madre. Su rostro se veía adolorido, su mirada parecía nerviosa. Ella los esperaba con los brazos abiertos, respiraba con dificultad, como si tuviese... Miedo. 

 

De pronto una figura negra se movió detrás de ella, un brazo rodeó su cuello haciéndola entrar en pánico y un arma les apuntaba. 

 

—¡Mamá!— exclamó Jake aterrorizado. 

 

—Les advertí— aquel hombre llevaba un gorro negro y un cobertor de cuello gris, habló con una voz profunda y rasposa— les advertí pero ustedes no hacen caso. 

 

—Dejala ir— Shelly gritó— el problema es con nosotros, no con ella, sueltala. 

 

—Dos líderes cayeron— el hombre apuntó su arma a las costillas de su madre— ahora siguen ustedes. 

 

—Eran nuestros amigos— Jake se acercó— pero ellos eran los únicos líderes de la manifestación. 

 

—No me engañan— se burló— todo está perdido, la raza humana continuará siendo la raza dominante del planeta. 

 

Su madre se revolvió con fuerza, pero no pudo zafarse. Shelly se sintió impotente, la mujer que la había criado estaba en peligro y ni ella ni su hermano podían hacer nada para ayudarla. 

 

Estaban estáticos. Incapaces de hacer ni un movimiento con la esperanza de que aquel hombre tuviese piedad de su inocente madre. 




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