—Dale tiempo, no olvides que fuiste tú quien lo envió a la mierda.
Las palabras de Michael no me tranquilizaban para nada, llevaba tres días sin que Tobías me devolviese las llamadas y la tensión se apoderaba por completo de mí.
—No lo envié a la mierda, yo solo…—no estaba seguro de que decir cuando la verdad era que sí lo había apartado.
Nos encontrábamos en el The Millennium, luego de días de tanto pensar me di cuenta de lo idiota que fui con Tobías, otra vez, él solo trato de apoyarme y yo, nuevamente, lo hice a un lado. No me sorprende que no responda a mis llamadas.
— ¿No te cansas de meter la pata? —preguntó Michael mientras tomaba un sorbo de su Coca-Cola.
—No estoy de humor para bromas amigo.
—No bromeo Ryan—su tono de voz ahora sonaba mucho más serio, dejo la bebida a un lado de la barra para mirarme fijamente—Es cierto que pasaste un shock con lo de Zack, pero eso no significa que apartes de tu lado a las personas que realmente se preocupen por ti, o que crees, que eres el único que sufrió con todo eso. Reacciona y termina de darte cuenta de una vez que no fuiste la víctima, sino él que siempre tuvo que soportar los insultos de tu hermano y que ahora lograra que lo aparases de tu lado. Ryan, que Tobías sea la persona destinada para ti no significa que te deba perdonar siempre —suavizo su voz de una manera gentil—si realmente lo amas no esperes a que te responda una llamada: sal, búscalo, dile lo que sientes, bésalo y no lo dejes marchar o vivirás lo que te quede de vida arrepintiéndote.
Las palabras de mi amigo me conmovieron, tenía razón, ya basta de quedarme quieto sin hacer nada esperando a que las cosas se resolviesen por si solas.
—Eres un capullo—dije en burla— pero me has salvado el trasero dos veces ya.
Michael sonrió y continúo con su Coca-Cola.
—Entonces Romeo, ¿vas a ir en busca de tu Julieta?
Una sonora carcajada salió de mis labios. Así era mi mejor amigo, en un segundo era el mejor consejero del mundo y al otro el idiota más grande que pudiese existir. No lo entendía, pero lo apreciaba.
—Iría a por mí Julieta en este mismo segundo si supiese donde vive.
—Por suerte para ti, los vampiros rondan mucho el bar últimamente y he escuchado ciertas cosas.
— ¿Ahora eres mi hada madrina?
—Vamos, antes que cambie de opinión.
Montamos a mi camioneta, solo hablando lo necesario para mostrarme el camino que debíamos tomar para llegar a donde los vampiros. La seguridad que había conseguido en el bar poco a poco fue desapareciendo. No me encontraba seguro de las palabras que le diría a Tobías cuando lo viese o si el las escucharía, pero no estaba dispuesto a marcharme sin intentarlo, aunque tuviese que raptarlo para conseguirlo.
Cuando Michael me pidió que detuviese el auto nos encontrábamos frente a una gran casa de estilo victoriano, quizás de finales del siglo XIX. A pesar de haber observado la edificación, jamás me hubiera pasado por la mente que era la morada de un grupo de vampiros.
—Dios, ¿Cuántos vampiros caben ahí? —pregunte anonadado.
—Yo apostaría que muchos, sin embargo, tu novio es el único morador—ante mi mirada de asombro se explicó— Perteneció a su familia hace siglos y por ello es el único propietario, aunque de vez en cuando abandonaba el pueblo para que no sospecharan que no envejecía.
— ¿Los investigaste cuando llegaron al pueblo?
—Por supuesto—a veces debido al carácter infantil de Michael, llegaba a olvidar que era todo un genio en rastreo e investigación, era como llevar una enciclopedia andante junto a mí.
Nada más bajar del carro la puerta de la casa se abrió, sin embargo quien la atravesó no fue Tobías, sino Marcos y por las facciones de su rostro era sencillo deducir que algo no andaba bien.
— ¡Dime que está contigo!
Su usual serenidad se encontraba ausente y no me gustaba para nada lo que acababa de decirme, era muy claro a quien se refería pero aun así me atreví a preguntar.
— ¿Dónde está Tobías?
—Se supone que estaba en tu casa, hace tres días que no viene.
Tres días, la fecha exacta que no lograba contactar con él.
—Yo no me encontraba muy bien en los últimos días y el decidió darme un tiempo a solas para relajarme.
El pánico comenzaba a propagarse por mi cuerpo.
—Entonces debe ser verdad, ellos lo tienen— antes de que me diese chance a preguntar continuo— Encontré una nota hoy en la mañana que me indicaba que habían secuestrado al líder y me daba las coordenadas para llegar a donde se encontraba, iba ahora a buscarte para informarte.
Marcos me extendió la nota y percibí un olor muy familiar estos últimos meses y que, no obstante, solo eran malas noticias. Era el mismo aroma de las escenas donde se hallaron los cadáveres. Mire la nota a mayor profundidad para buscar los detalles, el mensaje decía:
DIEZ KILOMEROS AL NORTE DEL PUEBLO ENCOTRARAS LAS RUINAS DE UNA ANTIGUA CONSTRUCCION, AHÍ TIENEN AL VAMPIRO. NO SE FIEN DE NADIE, ES UNA TRAMPA, SALVENLO, LE QUEDA POCO TIEMPO.
No se hallaba firmada por nadie, las piernas comenzaron a flaquearme, todo mi mundo se encontraba al borde de un abismo sujeto por una fina cuerda.
—Debemos reunir a los hombres urgentemente—comunique a ambos presentes— Michael, llama a Derek e infórmale lo sucedido, Marcos y yo localizaremos a cuantos podamos, al parecer la batalla se acerca, ya hicieron el primer ataque
—Ryan, es difícil, pero debemos analizar la situación, lo más probables es que nos preparen una emboscada—puntualizo Michael.
—Si es una trampa con gusto iré a ella, ustedes pueden ordenar bien a los soldados que irán, sin embargo yo me marcho ya— una idea atravesó como un rayo mi mente— Ese ha sido un golpe directo contra mí y da por seguro que se los devolveré.
Sentía a mi lobo interior rugir de furia, mis compañeros asintieron y ambos se pusieron en marcha, yo observe la nota unos segundos más y sin pensarlo dos veces, deje que mi forma licántropa se manifestara. Salí corriendo rumbo dirección sur, quien sea que haya hecho esto no terminaría el día con vida.
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Editado: 19.04.2020