Mi abuela llevaba la voz cantante en esto, después de rezar la novena y escuchar al coro que contrato, fuimos a comer a petición de Máximo que tenia hambre, estábamos ene la mesa, mis padres hablaban con los de Zayden, y los hermanos de Alessio. El aludido estaba sentado a mi lado, muy callado, Jane fue la que volvió hacerle conversación; Patrick se unió a la conversación.
Máximo hablaba con Erick, e intentaba que los hijos de Nicolás participaran, pero ellos estaban muy callados sentados a lado de su madre. Steven comía puré de papa, junto a mi madre. Esteban conversaba con Maritza. Richard y Mía conversaban entre sí y Jason intentaba conversar con Paulina.
—Pensé que no vendrías, Rouses nos dijo que tenias trabajo —Sentí la mira de Alessio en mí, pero no se la devolví
—¿Viajas mucho por tu trabajo? —Pregunto Patrick
—La mayoría del tiempo si, hasta adaptar los requerimientos del cliente y ver que todo esté bien, tengo que estar presente
—Pero te quedas con mi hermana
—Es la que más se mete en problemas —Lo mire enojada
—Eso no es cierto —Refute —Ellos me buscan —Mis hermanos sonrieron
—Y ahora que hacemos
—¿Podemos ver una película o jugar?
Máximo pidió permiso para retirarse junto a los demás para ir a jugar, se lo veía muy emocionado por tener niños de su edad con que jugar, claro que el hijo de Zayden un poco mayor, Patrick y Jane, también fueron con ellos quedándonos solos los adultos, y Steven que al parecer tenia sueño.
Mi abuela los invito a todos al salón de regreso donde nos sirvieron chocolate, ella sacó una caja de cartas, ofreciendo a jugar a otros, mi padre, Nicolás y Maritza se unieron.
Esteban hablaba con mis hermanos, Mía se acercó y se sentó a mi lado.
—Me dirás que está pasando
—Es complicado
—Solo lo que tú quieras que sea —Sonrió —Rouses, sé lo que sea que haya pasado, no puedes dejar que te haga perder el tiempo, un día te arrepentirás de no haber aprovechado esto, él está aquí, y tal vez las cosas no estén bien. El tiempo no perdona.
Mire a mi lado Alessio conversaba con mi madre que tenia a un Steven muy dormido entre sus brazos, mire a mi abuela que sonreía mientras repartieron las cartas, los encargados entraron y encendieron la televisión, dejándola en una película navideña. Muchos se fueron a cambiarse a ropa más cómoda. Mi madre fue a dejar a Steven en la cama.
Me pare y me acerque a Alessio, me senté a su lado, aun tenia chocolate en su taza, me miro.
—Sé que mientes, te conozco bien
—¿En qué miento?
—Tu abuela me invito, ¿Entonces quien te dijo queme dejaras? —Lo mire
—No lo entiendes
—Es que no me lo explicas, no solo estabas molesta por lo de Rachel, estabas triste
—Porque no quieres que te ayude —Dejo la taza de lado
—Rouses, soy un simple mortal, tú eres una princesa
—Las parejas se ayudan, no te lo voy a sacar en cara después
—Yo lo sé, pero solo quiero ser digno de ti
—Ya lo eres para mí, eres perfecto, ¿lo entiendes?
—Pues no lo soy —Asentí
—Eso lo sé, pero te amo igual con defectos y virtudes
—¿Me amas? Dijiste que no —Suspire, paso su brazo pro mis hombros y me arrime a él —Hay mi ángel, ¿Qué haré contigo?
—Amarme
—Eso ya lo hago
Me quedé ahí recostada sobre él, hasta que Máximo, llego a decirme que quería ir a dormir. Lo llevé a la cama, le puse su pijama, y me aseguré que se levara los dientes, cuando se quedó dormido salí. Erick caminaba detrás de su padre frotando los ojos, al verme sonrió cansado, y lo alcé en brazos.
—Se a enojado
—Solo está cansado, ¿Te lavaste los dientes?
—No
—Bien, pues harás eso, y luego la pijama, y a la cama
—¿Nos va a abandonar otra vez?
—No —Miré a Alessio —No lo hará
Alessio
Debía repetir en mi cabeza, no es buena, no es mía, no la amo, no me importaba lo que le pasara, debía regresar a ser quien era antes de conocer a Rouses Alessandretti. Pero verla hacía flaquear a mis ideas, sabía que me ocultaba algo, solo que no sabía el que. Estaba enojado con ella, y odiaba esta forma de conversar, a medias, nada; con ese vacío en el aire.
La hora de los regalos empezaron, los niños eran los más emocionados, Máximo, el primo de Rouses, se acercó y medio una funda de chocolates.
—Para que sonrías —Erick lo miro raro, yo saque uno y me lo comí y sonreí —Él sonrió mirando a Rouses —Te dije que lo podía alegrar
Rouses empezó a repartir sus regalos, a cada uno, a ella le habían regalado algunas cosas, el más grande había sido de su amigo, el duque. Cuando lo abrió era una luna, si la luna en lámpara. Yo como había estado enojado solo le di una tarjeta, ella medio una caja, no pesaba nada, pero era grande.
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Editado: 23.05.2023