Salir del hospital fue fácil, lo difícil fue en casa, como dijo el médico debía hacer un día de reposo, lo hizo. Lo recomendable era que regresara a su vida diaria no lo hizo. Lo acepté el primer día, no se apreció por el comedor, ni por el salón, tampoco fue a trabajar, sus deberes me los fueron delegados a mí, y no me molesto, pero no quería que se volviera a consumir.
Se pasaba el día en el balcón, comía poco. Tuve que explicarles del alguna manera a Erick y Máximo porque estaba así, ellos entendieron y le hicieron dibujos que se los dejaba en su lado de la cómoda, ni siquiera hablaba conmigo y eso me desesperaba más.
Las dos semanas pasaron tan agonizantes, tan lentas. Que decidí darle su espacio, dejarla en su burbuja un rato hasta que ella al menos hiciera el intento de salir.
Regrese cansado, tenia tanto encima que necesitaba vacaciones, fui directo al jardín y me encontré con Máximo y Erick. Esteban jugando, corriendo por el jardín.
Me senté en una banca mirándolos, ellos eran los más tristes, querían a Rouses, la necesitaban y mucho. Su ausencia en la casa era visible, Nicolás había ocupado más que nunca a la niñera que había contratado. Todo era un caos sin esa mujer.
Cerré los ojos intentando pensar en una forma de sacarla de ahí, yo también la necesitaba.
Abrí los ojos de golpe cuando se sentaron en mi regazo, y ahí estaba, la persona causante de mi agonía y mi desesperación.
—Lo siento, volví a encerrarme en mí misma, y es que…
—No llores —Le limpie las mejillas —Ya no llores —La abrace
—No sabía que estaba embarazada hubiera sido mucho más cuidadosa
—Lo sé, Rouses, lo único que quiero es que no vuelvas a esa burbuja, te necesito aquí conmigo, te necesitamos todos. Estoy aquí y quiero llevar el dolor contigo
—Alessio, lo siento tanto
—Deja de disculparte, no lo hagas, no ha sido tu culpa, no ha sido la culpa de nadie, son cosas que pasan, no sabemos por qué, pero debe ser por algo. Aprenderemos de esto y continuaremos con el dolorcito en corazón. Lo haremos juntos.
Todos hicimos algo para que se sintiera mejor, que estuviera distraída, había momentos que se quedaba mirando a la nada. Máximo y Erick ayudaron mucho, los hijos de Nicolás, que iban tomándole cariño.
Bianca venía a visitarla, pasaban conversando un buen rato y se marchaba a la hora de la cena. Mi abuela había mandado una nota lamentado la perdida, y mi padre había venido.
Un día que regrese del trabajo los encontré a ambos en el jardín como cuando ella era niña, haciendo preguntas y él con una paciencia que no sé de donde saco le respondía. La vi reírse con él, no me molesto ese hecho, en este punto lo único que quería era verla sonreír.
París la llevo a un día de spa con Gia, Cristiano le contaba cosas de su día en el colegio donde daba clases, y de las alumnas que estaban enamoradas de él.
Pillamos a mi hermana enrollándose con Henry, este también había estado por la casa, intentando animarla y distraerla en el proceso.
Mientras tanto yo en las noches sacaba un fajo de barajas y la hacía jugar, me hizo perder unas cuantas manos, pero la vi divertirse mientras jugaba.
Regresaba tarde el trabajo, llegaba muerto y lo único que quería era acostarme y abrazar a Rouses, cuando vi a todos hasta los niños, mirando por una de las puertas, hasta la beba no emite ningún sonido.
—¿Qué hacen?
—Shh, no descubrirá —Susurro Tomás
—Mira
Gia me dejo ver lo que veían, Rouses bailaba en medio del salón mientras que los perros iban a su alrededor, sonreía y lucia feliz. Hice a un lado todos mientras ella se volteaba y bailaba tan libremente. Camine hasta ella y la tome de la cintura girándola, y besándola.
—Alessio
—¿Te diviertes?
—Mucho, los dos terminamos bailando en el salón, más después los niños se unieron con el resto, pero lo que a mí más me importaba era que ella estaba feliz, y era lo único que quería.
Tenia una sorpresa para ella, como habíamos que posponer la cita, tenia pensado llevarla aún lugar, le pedí a Gia que cuidara a Erick y Máximo, mientras nosotros nos dábamos una escapidita.
—¿A donde vamos?
—ya verás, la pasaremos en grande
—Alessio
Me subí a la moto y le di el casco mientras yo me ponía el mío, ella me miro y sonreír, se hizo un moño mal hecho y se puso el casco se subió detrás de mí y paso sus brazos por mi torso.
—¿Lista?
—Si
Salimos del castillo solo ella y yo, conduje un buen rato hasta llegar a la feria que se ubicaba fuera de la ciudad, cuando llegamos se bajó y se quitó el casco, mirando el sitio, no habia cambiado mucho, aquí era donde la habia traído en nuestra primera cita.
No habia mucha gente, ya que faltaba para que las vacaciones, asegure los cascos y la moto y caminamos hasta los puestos, todos estaban como aquella vez que venimos ene le mismo orden.
#17931 en Otros
#2930 en Acción
#28324 en Novela romántica
mafia italiana y amor, mafia erotica amor secuestro, mafia italiana embarazo
Editado: 23.05.2023