Luna de miel
Salir de luna de miel era algo que haríamos sin importar que el vaticano explotara. Máximo y Erick se quedarían con la reina. La tensión era palpable entre la prometida de Nicolás y Nicolás, quien la habia inscrito en el curso de ese año, sé por Rouses que termino el primer semestre con muy buenas notas.
—Pórtense bien y no hagan travesuras
—¿Volverán pronto?
—Más rápido que te lo imaginas
—Diviértanse y pásenlo bien. Los cuidaremos bien.
—Los amo
—Nosotros a ti mamá
Subimos al auto que nos llevaría hasta el aeropuerto, no le habia dicho a donde íbamos, estaba muy ansiosa.
—Alessio
—Ya mismo lo sabrás, no te desesperes
—Estás siendo muy malo
—Rouses así son las sorpresas —Bufo
Rouses
El piloto no reveló nada de a donde íbamos, pero íbamos muy lejos, por la hora en la que llegaríamos, mire a Alessio y después de que dieron de la orden de poder moverse, me acomode contra su pecho y me quede dormida, desperté y aún seguíamos volando, Alessio no estaba a mi lado, la azafata apareció.
—¿Le ofrezco algo señora Caruso?
—Puedes por favor traerme algo de beber —Asintió —Y no sé si tengas algo de comer
—Claro
—¿Sabes si ya llegamos?
—Si casi
—Entonces puedes darme galletas, ¿A dónde llegamos?
—Lo siento no puedo decirle —Me miro
—No la vayas a manipular para que te lo diga —Alessio apareció a mi lado
—Le traeré todo señora Caruso
—¿Por qué no me quieres decir?
—Porque es sorpresa —Viré los ojos, la azafata me trajo lo que le pedí
—Muchas gracias
Dejo unas galletitas integrales, tome el agua, y me comí las galletas, tome mi bolso y me puse de pie rumbo al baño. Me cepillé el cabello y lo recogí en una trenza, lave mis dientes, mi celular mando una alerta diciendo que mi periodo fértil terminaba hoy, lo apague y salí, me senté a lado de Alessio, estaba en su celular, lo apago y me atrajo hacia él
—Me gusta tu cabello —Lo miré, apretó mi pecho
—¡Alessio! —Golpe su mano, solo sonrió pícaro
—Sabes que todo en la maleta es nuevo —Lo mire —Y algunas cosas viejas
—Mi ropa no está vieja
—Si me di cuenta cuando fueron hacer tu maleta, hay cosas nuevas
—Aunque no lo creas mi madre aún me manda ropa —Aclare —De su nueva línea
—Vamos a aterrizar señor Caruso —Hizo que me pusiera el cinturón, aterrizamos
—Bienvenida a Australia, su majestad, estamos en el aeropuerto de Perth
—¿Australia?
—Si —Bajamos del avión y salimos y un auto nos esperaba afuera
—Compraremos lo necesario antes de irnos
—¿A dónde?
—Ya verás
Estaba muy feliz, como niño en dulcería, ¿Quién habría hecho esa comparación primero? Llegamos a supermercado, bajamos y tomo tres carritos y los empujo por los pasillos tomando tres cosas de cada cosa, miraba y lo ponía.
—Estás llenando esto de comida chatarra
—Entonces ten —Me dio un carrito —Llena uno tú y yo dos
—Injusto
—Yo pago
—Entonces pago yo —Dije caminando por el pasillo
Tome frutas, vegetales, pollo, carne, pescado, leche huevos, detergente para lavar la ropa, champú, películas, juegos de mesa. Camine hasta la caja Alessio ya estaba pagando me hizo señas, pero fui a otra caja y pague todo lo que cogí, había chocolate, y otras cosas ahí, pague y salí seguida de Alessio, el chofer me ayudo con mis bolsas, subí al auto
—¿Estás enojada?
—No
—Pues es no parece más un sí que un no —Lo mire —Lo decía en broma, Rouses, puedes comprar lo que se te dé la gana con el dinero tanto mío como el tuyo, nunca te reprocharé eso
—Es difícil acostumbrarse —Lo miré —Que paguen por mí, no quiero que lo hagas, sé que ahora entre ambos tenemos mucho…
—Iremos despacio
—¿A donde vamos?
—A Tomar un helicóptero
Fuimos hasta el helipuerto y subimos a un helicóptero, dentro ya estaban los pilotos.
El aparato se elevó en el cielo, las luces de la ciudad se comenzaron a alejar, una hora después volvimos aterrizar en un helipuerto.
Al bajar, estábamos frente al mar, los hombres comenzaron ayudar a bajar las fundas, mire el lugar, y camine hasta un tipo de terraza que se comunicaba con el helipuerto, a lado había una casa grande, muy grande. La playa no estaba muy lejos, había unas escalinatas que llevaban a ella, vi algunas personas salir de la casa, el helicóptero volvió a partir, quedándonos solo Alessio y yo.
—¿Dónde estamos?
—Recuerdas la playa —Asentí —Un poco más haya
—¿Compraste una casa aquí?
—Ya la tenía —Me tomo en sus brazos
—¿Pero qué haces? —Pregunte sonriendo
—Es una tradición, no vamos a romper esta —Entramos a la casa, yo en brazos de Alessio camino hasta dejarme en medio de una sala, la cocina estaba en frente
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Editado: 23.05.2023