Peanut

Alfred.

Habían pasado ya 3 horas desde que Valerie había comenzado su presentación de tesis. Estaba ansioso porque esa pequeña chica de piel blanca, cabello largo y castaño, ojos cafés, gruesos labios rosados, tan delgada como una astilla y tan maravillosamente perfecta para mí, saliera ya de aquella sala de conferencias con una sonrisa dibujada en su rostro y la estupenda noticia de que aprobaron su tesis.

Para mí, no había nada mejor que verla a ella feliz, ver cómo se le hacían unas pequeñas arrugas al costado de sus almendrados ojos cada vez que reía y el sonido de su risa era algo que jamás me cansaría de escuchar. Porque sí, estaba enamorado de Valerie desde el primer día que la vi llegar a la facultad, con su vestido verde llegándole a las rodillas y su cabello tan largo amarrado en una coleta con un moño. En ese entonces ella era una niña, 14 años solamente y yo, bueno yo ya tenía 18 años cumplidos ya era mayor de edad y por esa misma razón es que no me había atrevido a intentar nada con ella, socialmente sería mal visto. Podrían incluso acusarme de pedofilia.

Mi opinión al respecto cambió luego de 3 años cuando se di cuenta de que muchos de nuestros compañeros algunos incluso mayores que yo, comenzaron a interesarse por la pequeña, tierna e inocente jovencita. Muchos solo querían divertirse un rato con ella, acostarse con ella y dejarla, era como una meta de todos. Los pocos que tenían buenas intenciones con ella, no se atrevían a nada para evitarse problemas. Es por ello por lo que decidí intentar una relación con ella, pero para ese entonces, Valerie, ya no era una niña ingenua, introvertida y temerosa, después de tantos juegos, abusos y desilusiones, aprendió a cuidar de sí misma, a desconfiar y sobre todo a no involucrarse sentimentalmente con nadie. Para cuando le pedí salir, ella solo me dijo "no pienso tener sexo contigo si es lo quieres y si lo que buscas es una relación seria, mejor inténtalo con alguien más, yo no quiero relaciones, yo me dedicaré enteramente a mis estudios y a cumplir mis sueños"

No podía culparla, había pasado por muchas situaciones dolorosas, comprendía que no se diera la oportunidad de enamorarse y confiar. Decidí no insistir y con el tiempo, Valerie olvidó lo sucedido, o al menos eso es lo que parecía. Seguimos juntos como amigos, solo eso y nada más.

—Tranquilo, pareces más nervioso tu que ella— Dijo Miranda, quien estaba frente a mí en la cafetería, sacándome de mis pensamientos

—¿De qué hablas? — pregunté, mientras bebía de mi jugo, para evitar mirar a Miranda.

—De Val, estás tan desesperado por que salga ya, que me estás estresando a mí también—. Miranda parecía irritada, ella, Valerie y yo formábamos un trío inseparable desde hace ya un año, justo después de ser rechazado por Valerie.

—Miranda, sabes que es muy importante para mí... Yo solo quiero verla feliz—. Contesté evitando hacer contacto visual con ella.

—Lo sé, y deberías ya olvidarte de ella... Al, hay quienes sí te amamos...

—Ya viene, mira—. Interrumpí a Miranda y señalé la entrada de la cafetería por dónde Valerie venía entrando, con una impecable sonrisa.

—¿La aprobaron? — le preguntamos.

—Aún no, mañana me darán los resultados—. Contestó sentándose con nosotros y tomando la bebida de Miranda. —pero estoy segura de que la van a aprobar.

—¡Eso es fantástico, Vale! — Le dije dándole un pequeño abrazo.

—Te lo mereces, enana, serás la mejor psicóloga del mundo—. Agregó Miranda.

Pasamos alrededor de 30 minutos más, hablando sobre cómo le fue a Valerie en su presentación. A pesar de que habían pasado ya años desde que estaba enamorado de ella, seguía viéndola como si fuera la primera vez.

El amor es una cosa hermosa y terrible a la vez. El amor está lleno de goce, y sí, muchas veces confundimos el goce con el placer. El placer es pleno es disfrutar totalmente, sin interrupciones, sin dolor, ni sufrimiento. El goce por otra parte es una fase en la cual se disfruta y se sufre al mismo tiempo. No hay goce sin dolor. Todo el mundo experimenta el goce día con día, pero ¿Quienes realmente viven el placer? Yo gozaba, gozaba ver Valerie en todas sus facetas.

—¿Vendrán a mi casa mañana? — comentó de imprevisto ella. Al día siguiente sería su cumpleaños y yo sabía lo mucho que ella disfrutaba de ello.

—Ni pensarlo, está muy lejos y tengo que trabajar, Valerie. No todos somos unos chiquillos sin obligaciones—. Le contestó Miranda.



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En el texto hay: amor, amistad, drama y romance

Editado: 20.06.2018

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