Hinata y su padre se encontraban en la casa grande dando sus sinceras condolencias por el reciente fallecido miembro del Clan Hyuga en la aldea del té mientras el Hokage decidió reunirse con los representantes de dicha aldea para ver que tal marchaban las cosas.
Yahiko decidió dar un recorrido rápido por el mercado de la aldea, comerciantes de Flores, golosinas, telas y libros era lo que más abundaba, pero lo que llamó su atención fue un puesto de bisuteria, hermosos collares y brazaletes que aunque no eran caros eran lo suficientemente lindos para un pequeño detalle, al acercarse a ver con más detalle visualizó un pequeño medallon con el símbolo del Clan Hyuga, lo tomó entre sus manos y después pagó por el, —Este será un lindo detalle para Hinata— luego de eso regresó a la casa donde Hinata se encontraba sentada afuera sobre los escalones de la entrada, —Hola Hinata—
—Yahiko-San, Hola— Dijo la ojiperla con una sonrisa dibujada en sus labios mientras dirigía una mirada dulce hacia el pelinaranja.
Yahiko tomó lugar a lado de ella, —¿Donde está tu padre?—
—El aún está adentro, tiene algunos asuntos que arreglar y creo que aún se va a tardar más— Resoplo Hinata, en su rostro se podía ver un aire de aburrimiento, gesto que el hombre a su lado no dejó pasar.
—¿Quieres dar un paseo?— Se levantó de inmediato y estiró su mano hacia la chica para ayudarla a ponerse en pie en un gesto de caballerosidad.
Hinata asintió con la cabeza y aceptó la mano ofrecida.
Luego de explorar un poco llegaron a un campo con lindas flores donde el color predominante en ellas era el blanco, ambos descansaban acostados con vista al cielo, el silencio los acompañaba ya que ambos eran de pocas palabras, —Hinata tengo algo para ti— Dijo aún sin dejar de ver el cielo que se comenzaba a cubrir de nubes grises, ella giró su cabeza para verlo meter su mano en el bolsillo y sacar una pequeña cajita, —Espero que te guste, no es algo costoso pero...— Fue interrumpido por la ojiperla quien tomó el obsequio y lo abrió.
—Es hermoso Yahiko, muchas gracias— Hinata se quitó un cordón rojo que llevaba atado a su muñeca y lo introdujo en el orificio del medallon para atarlo y ponérselo alrededor de su cuello,
—Se mira precioso— Yahiko instintivamente se acercó un poco más a ella y acarició su cabello logrando que la de cabellos azulinos sonrojara.
—Es hora de volver Hinata, seguramente tu padre te espera— Ambos se pusieron de pie y caminaron de regreso. Cuando llegaron se encontraron con Kakashi y Hiashi tomando el Té con demás gente importante de la aldea, Kakashi aunque tratara de aparentar estaba más que aburrido con los temas diplomáticos que se trataban, —Hija, ven aqui, les quiero presentar a la princesa del Byakugan, mi hija Hinata— Tanto los más jóvenes como los mayores estaban impresionados por la belleza de la ojiazul, ella sólo se encargaba de sonreír gentilmente. Cuando Yahiko sintió que su precencia en la sala estaba de más, Hiashi lo presentó como el nuevo entrenador de la princesa, —El es Yahiko, el se encargará de los entrenamientos de mi hija— El pelinaranja hizo una reverencia para todos los presentes.
—Cuéntenos un poco de usted Yahiko— Dijo uno de los hombres importantes allí presentes, el hombre esperaba ridiculizarlo, su miraba denotaba crueldad y cierto desprecio, —Cuéntenos sobre su estilo de pelea, donde lo aprendió—
—Pues no tengo mucho que contar, transformación natural del agua y algunos otros elementos, Mmm... Puedo decir que tengo gran habilidad con la Katana, huérfano y entrenado por uno de los legendarios Sannin, Jiraiya fue mi maestro— Kakashi se enderezó un poco de su asiento al escuchar el nombre del Gran Jiraiya, —Nacido en la aldea de la lluvia, pero realmente he viajado mucho, así que se puede decir que no pertenezco a ningún lugar, aunque... Probablemente decida quedarme en la aldea de la hoja— Mientras decía lo último su mirada se posó sobre Hinata que no se percató porque estaba casi dormida a lado de su padre, por más que luchó, el sueño la estaba haciendo su presa ya que no había descansado desde que llegaron a la aldea del té.
—Kakashi en su habitación que le fue designada estaba más que furioso, aunque estaba seguro que no sentía nada por la ojiperla le molestaba de sobremanera que Yahiko estuviera interesado en ella, “Ella no es para nadie, todos somos unos malditos bastardos, no voy a permitir que te acerques a ella Yahiko" —Pero que estas pensando imbécil— Se reprobó en voz baja mientras se metía en la tina con agua caliente.
Lejos en otra habitación se encontraba el pelinaranja acostado mirando el techo, escuchando como la fuerte lluvia caía sobre el tejado, “Tal vez ya es hora de Konan, te amé tanto y lo seguiré haciendo hasta el día de mi muerte, pero... Creo que debo darme de nuevo la oportunidad y Hinata se esta ganando un lugar importante en mi corazón, por kami, juro que la quiero proteger de todo y contra todos", Pensaba mientras intentaba conciliar el sueño.
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Ya era de mañana, Hinata, su padre y Yahiko a primera hora ya estaban levantados y sentados a la mesa para desayunar pero el Hokage simplemente brillaba por su ausencia, —Hinata ve a tocar la puerta del Hokage, para ver si ya se despertó, procura no ser muy escandalosa— La peliazul obedientemente a la orden de su padre se dirigió a la habitación de Kakashi.
Después de golpear un par de veces optó por llamarlo, —Hokage-Sama— después de unos segundos la puerta se entreabrio un poco dejando ver a Kakashi con el torso desnudo y su máscara puesta, el solo usaba su pantalón, —Pe... Perdón, yo no quise ser indiscreta— Hinata dijo rápidamente al verlo y luego se tapó el rostro bastante sonrojada.
Editado: 21.01.2021