XXXVII

Empiezo a respirar de manera entrecortada, estoy entrando en un ataque de pánico, el señor Kim me ha llamado desde el celular de uno de mis agentes, y me ha llamado por mi apellido original.

-Nat ¿Qué está pasando? – miro a todos en la sala y me siento morir.

“-No se meta donde no la han llamado detective, o el próximo incendio será el de la casa de sus padres y la suya mientras ustedes duermen-“

-Tienen que irse, no pueden estar aquí – marco el número de la estación y prácticamente les grito –MANDEN DOS PATRULLAS A LA OFICINA DEL SEÑOR KIM, AHORA – camino hasta la puerta la casa y empezó a colocarme las bolas.

-¿Nat por Dios que está pasando? – mi padre está parado a mi lado - ¿Cómo que tenemos que irnos? ¿Por qué pediste dos patrullas?- termino de colocarme la segunda bota cuando agarro las llaves de su camioneta, agradezco que todos dejemos las llaves en la entrada.

-Kim me llamo desde el celular del oficial Choi – veo la seriedad de su rostro – Tienen que irse de aquí, nos amenazó de incendiar la casa mientras dormimos, SALGAN YA DE AQUÍ – veo su expresión de terror y aprovecho ese lapsus de tiempo para salir de la casa, desactivo el seguro de la camioneta y mientras camino  me quito el cabestrillo del brazo, al diablo con mi hombro.

- ¿Natasha que estás haciendo? – escucho la voz de Do Hyun, mi hermano y de Min Jeong, los tres salieron atrás de mí.

-Terminar con esto – no dejo que se acerquen a donde estoy, abro la puerta y me monto, coloco la llave en el encendido y arrancó  el motor – lo siento – les digo mientras los veo por el parabrisas y coloco la reversar.

-NATASHAAA- hago caso omiso, tengo que terminar esto.

Salgo por completo del garaje de la casa, hago cambio de velocidad y emprendo la marcha a la oficina del señor Kim

Mi celular suena.

-¿Qué?- Ni siquiera veo quien es, no me importa en este momento.

-¿Qué mierda crees que haces?- está molesto.

-Terminar con todo esto Do Hyun – acelero cuando llego a autopista – Esto tiene que terminar esta noche, así muera en el intento – siento que la garganta se me cierra.

-¿Así tengas que morir? Natasha por Dios ¿te estas escuchando?, no estás pensando en tu familia –

-Es por eso que lo hago, porque estoy pensando en ustedes y que ninguno salga herido – termino la llamada y marco el número de urgencias – Necesito urgente una ambulancia, tengo posiblemente dos oficiales de policía heridos –

-Indíqueme la dirección – doy la dirección y me dicen que la enviaran de inmediato.

Las manos me empiezan a temblar a medida que me acerco a el lugar, gracias a Dios me queda más cerca su oficina que la estación de policías;  Mi celular  vuelve a sonar.

-¿Va a seguir con este juego? Creo que le deje en claro que iba a suceder si seguía metiéndose en mi camino detective –

-¿Y usted no ha entendido que no descansare hasta tenerlo tras las rejas? - o muerto.

-Que valiente me salió la hija de mi querido colega Diáltov, ¿Quién diría que en algún momento ella seria del bando contrario al nuestro? - ¿al de ellos?

-¿Qué?- la respiración me empieza a fallar de nuevo, pero no dejo que eso me detenga, veo la pantalla de mi celular y coloco la opción se grabar la llamada.

-Así como escucha joven Diáltov, su querido padre era mi socio en este mundo, él se encargaba de todo los negocios sucios en Rusia, era, uh, como decirlo, mi representante en todo aquello que fuera del lado oscuro de la ley - tengo nauseas – El día que viajaron a Seúl era para cerrar un trato que teníamos y vino con ustedes porque serian parte del pago, pasarían a ser de mi propiedad, pero las cosas no salieron como queríamos cuando tu madre se revelo y salió sin permiso, a tu padre se le fue la mano y la mato, por cierto que buena técnica tenia, me encanto ese modo tan sádico que uso para asesinarla – mientras el habla recuerdo todo lo sucedido esa noche, los golpes, los gritos, la sangre – Tú te salvaste por poco y tus padres adoptivos te mantuvieron fuera de mi radar, hasta que creciste y tu madre hablaba orgullosa de ti y todo lo que habías logrado – su manera tan morbosa de hablar me hace tener una idea.

-¿Usted mato a su hijo? No me sorprendería si fue usted el asesino –

-No querida, ese crédito no es mío –

-¿Crédito? –