"Tengo maldad dentro de mí, tan real como mis órganos"
Maddie
Estaba plácidamente dormida hasta que una ruidosa voz me despertó, la señora Verónica o mejor conocida como señora troncha toro me gritaba insistentemente.
- Levántate ya, no seas una inútil, todos están trabajando en el jardín no serás la excepción- dijo toscamente.
¿Acaso no podía tener una sonrisa? Como la odio.
- Si señora, me pongo en marcha- se volteó para partir y yo aproveche para sacarle la lengua infantilmente.
- La vi señorita Sanders, veo todo- un escalofrío paso por mi cuerpo, sí que daba miedo.
Vi como salía y pude respirar tranquilamente, pero una pregunta surgió.
Yo había dormido en el piso ¿Cómo llegue hasta mi cama? Nadie tiene permitido entrar a las habitaciones a excepción de la señora Fernanda y Verónica.
No pensé mucho en eso, camine hacia las duchas para comenzar a hacer lo que más amo, estar en el sol regando plantas mientras sudo mucho. Nótese el sarcasmo
Después de una muy corta ducha y cambiarme con ese tonto y feo uniforme azul, me dirigí hacia el jardín.
Tarareaba mi canción favorita para una planta, mi madre siempre dijo que si les cantaba a las plantas estas crecían más bonitas.
Mi madre...
La mataste
Tu
Asesina
La voz en mi mente hizo eco y mi garganta se secó, mis manos comenzaron a picar, pero una voz de saco de mis pensamientos callando a esa oscura voz que me recuerda lo que tanto intento olvidar.
- Señora Fernanda, disculpe, no la oí- dije dándole una sonrisita.
- Oh, solo te decía que ese chico de allá no deja de mirarte- alzo sus cejas, con una sonrisa de medio lado.
Reí por su ocurrencia y miré donde ella me dijo, casi me ahogo con mi saliva al ver que el dueño de aquella penetrante mirada era Adrián.