Soy cautiva, cautiva de la presión de las miradas y los sentimientos ajenos que me rodean día con día. ¡Sálvame! Que no quiero morir, ¡Sálvame! No quiero seguir viviendo aquí.
Siento la tormenta, te siento como lluvia ácida, ¡Mátame! Que ya no quiero dolor, sin embargo, no lo haces, solo me dejar atada en medio de la tormenta en medio de una tormenta. Tormenta que cambia con el pasar de los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años.
¡Joder aliméntame! No lo haces, te alejas y me alejas de mi lugar de paz inmundo del cual quiero escapar, quiero correr y no volver. Me atas y ya no puedo más, me drenas y ya no lloro más.
Te odio, realmente te odio pues me mantienes cautiva dentro de la jaula a la que llamas corazón. ¡Maldito!, sí, eso es lo que eres, lo que te has vuelto. Me siento volver a llorar a pesar de que no me has dado una sola gota de agua desde hace ¡No!, espera ¿cuántos años me has tenido aquí?
¡Respóndeme!, me tienes, pero no me has doblegado y eso te mata, te mata de la forma en la que me matas por no amarte, por no ser tuya. Por ser y querer ser libre de este cautiverio que no hace más que lastimarme, torturarme.
¡Estoy en el infierno!, que alguien me saque ya no puedo y tu no puedes porque no sabes que más hacerme.
¡Dios, no! Ahí vienen otra vez aquellos hombres, me desatas y pienso en correr, lo hago. Eres más rápido y me tomas por lo que deberían ser unas manos llenas de carne y con fuerza para alejarte de mí, de mi cuerpo de todo lo que soy yo. Te odio y no sabes cuánto, te amo y eso parece una sentimiento hermoso donde no cabe ninguna desgracia.
¡No!, ellos me tomas, tú me has entregado y ahora te grito pero no se que grito y eso me lastima tanto no poder decirte lo que quiero que sepas; vuelvo a grita con la esperanza de que alguien me escuche pero nadie lo hará.
Eres listo y eso me enferma, eres jodidamente astuto y eso ya no me causa ningún tipo de orgullo o admiración como una vez lo hizo. Hay aislantes de sonido, nada se escuchará y eso lo sabes, sabes que podrán hacer conmigo lo que quieran y nadie me salvará.
Ya no hay salvación, me tienes cautiva en la jaula de tu amor, del amor y no puedo decirle adiós, no me puedo liberar. Los vuelvo a mirar y todo se va, me lastiman y ya no puedo más, sangro y ya no me preocupa morir.
Mis ojos se cierran y lo único a lo que aspiro es paz, libertad y dejar atrás este cautiverio en el que mantienes.
-Anónimo.
En tiempos de contingencia, a veces también me siento cautiva.
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Editado: 28.04.2020