¿Dónde está la fuerza de la que todos hablan? ¿Dónde está esa inteligencia de la dicen sin cansarse que tengo? No lo entiendo, en verdad que aún no lo comprendo porque me esfuerzo y me quemo las pestañas, pestañas que con el pasar de los días se estan volviendo nulas. Quiero llorar y no parar hasta que me quede seca y sin una gota de líquido en mí.
Quiero pero no puedo, necesito hacerlo pero me niego a hacerlo, porque todos dicen que soy fuerte. Porque todos saben que a mí nada me derrumba.
Que ya no hay nada que me derrumba.
Sigo sin creer que mi esfuerzo no haya servido, que mi dinero gastado haya sido desperdiciado; como todo en mi vida.
Las lagrimas son las que se quedan atoradas en mis ojos, ojos que no hacen más que caminar hacia la oscuridad de la inevitable ceguera que se avecina y que me mantiene en la más profunda de las tristezas.
Me siento perdida en la realidad, tan perdida y alejada de mi ser que no sé cómo salir, que no sé cómo huir de esto. Me siento frustrada por todo, frustrada porque me dicen que puedo triunfar y creer que puedo lograrlo para que solo en el transcurrir de 45 minutos se caiga la venda y comprenda que estoy destinada al fracaso de no prosperar.
Quiero tanto llorar, que incluso me molesta la idea de verme con la debilidad palpitante en mi rostro. Quiero derrumbarme por una vez en la vida aun sabiendo que tal vez no tenga la fuerza para salir, pero que sin importar que tanto me llegue a hundir pueda un día solo drenar todo lo que hay en mí.
Quiero tanto llorar que siento que en el momento en el que inicie a derramar cada una de las lágrimas que hay por desechar no podré parar. Parar algo que se ha vuelto imposible, porque no se me permite ser débil y derrumbarme en la soledad de mi subconsciente, de mi existencia.
Déjenme llorar tanto como pueda porque lo necesito e incluso me siento con el derecho de decir que lo ruego tanto como mis pulmones implorar por ese oxígeno que abunda en este planeta.
Quiero, no, necesito alejarme de todos y de todo porque me estan obligando a pensar erróneamente, pensar en lo que se supone no debería hacerlo y que lo que ya se encontraba aprisionado en lo profundo de mi ser.
Me pregunto, ¿nací para llorar?, o ¿nací para fingir que soy fuerte?
No lo comprendo y tú me dirás justo lo que quiero escuchar y lo que quiero y me obligo a pensar. Nací para no llorar y para ser fuerte como todos los días al no hacerlo.
Creo que nací para querer llorar y querer engañarme con el hecho y la fantasía de ser fuerte.
-Anónima.
A veces son muchas las ganas que tengo de llorar,
son tantas que siento que no podría determe jamás.
Disfrúten de este pedacito de mi alma llorona.
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Editado: 28.04.2020