En el instante en el que te olvidas que dejaste de ser tú solo para complacer a los demás. Considérate por perdido. Porque tú mismo decidiste cambiar tu manera de ser, pensar y actuar. Consideraste que todos los demás eran más importantes que tú y que sólo ellos importaban. Llegaste hasta tal grado que cada una de sus palabras te afectaba.
Y ahora mírate...
Ya a nadie le importas...
Ya todos te olvidaron...
Ya no quieren saber que sucedió contigo...
Porque ya les dejaste de servir.
Y ahora que estas arrastrándose por los suelos y manchado por la suciedad de palabras inservibles, amigos falsos, sentimientos que nunca existieron...
¿Qué piensas hacer?
¿Dejarte vencer? ¿Dar tus últimos alientos en toda esa peste? ¿Qué harás?
Pues ahora esa decisión está en tus manos y nadie más decidirá por ti.