Una sensación de abandono golpea certera;
porque así ataca lo que no se espera.
Aquello que late se parte y desgaja,
arde pero no sangra,
ya no sangra ni se calma.
La vida fluye de adentro hacia afuera
en solitario desdén que sabe calar.
No estar, estar a medias, ¡no más!,
o te quedas o no vuelvas.
Pero no vuelve, porque ya no pertenece.
Por fin ha sucedido, veloz y sombrío.
Desamor le llaman, yo prefiero amor impío.