Una chica nació en una numerosa familia y llena de afecto; su cuerpo se debilitó rápidamente, al punto de postrarla cada vez más tiempo en una cama blanca.
Sus padres amaban a la chica, la querían hasta el punto de gastar toda su fortuna por ella, pudo vivir por sus padres, pero en cambio su vida olvido el amor por su hija y todo para mantener el flujo de dinero para mantenerla viva.
Esa chica se aferraba fuertemente a cualquier cosa para dejar su ambición plasmada en el mundo y demostrar que no era un cadáver marchito viviendo de máquinas.
Al final la muerte le acorraló, en medio de la soledad resonaban sus gritos desesperados dónde el diablo llego y le rescato tomando su libertad.
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—Otra vez ese sueño. —Digo mientras me limpio las lágrimas de mis ojos.
Este sueño lo tengo todo el tiempo desde que nací en este mundo, son las memorias de mi vida pasada y mi recuerdo de que todo esto es gracias a ese ser, el cual no ha aparecido nuevamente en mi vida.
Me levanto de la cama en silencio para no despertar ningún miembro de mi familia, camino un poco hasta salir de la casa y apreciar el cielo nocturno.
Observo mi hogar con mis nuevos ojos de pupila felina con color bermellón; su techo de madera está recubierto de ramas para guiar la lluvia y minimizar las filtraciones, algunas paredes son de madera y otras son de piedra mezclada como algún tipo de concreto casero.
Regreso mi vista al horizonte sin amanecer para respirar el aire puro sin contaminación, el cual tanto amo de este mundo sin máquinas de combustión.
—Nunca podré cansarme de tanta vida y pureza. —Digo mientras me siento en la tierra, cerca de las plantas crecientes.
Miró el cielo estrellado con la luna de plata de mayor tamaño al que alguna vez vi en mi mundo anterior, donde sólo puedo pensar que las cosas son muy parecidas en ambos mundos.
Mi sonrisa aparece suavemente al recordar los diferentes momentos que me sucedieron desde el comienzo de mi nueva vida; siendo sinceros pensé que sería difícil el que te limpiarán y te dieran de comer, pero todo ello es nada comparado con lo que me tocaba depender cuando estaba enferma.
Me costó incluso mantener mi conciencia al comienzo, era como si mi mente fuera demasiado para el pequeño cuerpo de un infante y son pocas las cosas que podía razonar.
Los años pasaron, aunque siempre supe que era una reencarnado solo pude tener verdadera conciencia alrededor de los cuatro años, desde entonces aprovecho cada segundo para disfrutar al máximo de mi vida.
—¿Estas bien Liv? —La voz gruesa de mi padre suena desde atrás.
Liv, es mi nombre dado por mi nueva familia en este mundo.
—Si, solo tuve otra vez la misma pesadilla de siempre. —Mi voz es baja ante mis recuerdos de mi corta vida. —Yo como una moribunda, postrada en ese cuarto blanco hasta la muerte.
Después de responder miro hacia atrás al ser que, aunque tiene una figura humana, sus cuernos de carnero, ojos felinos como los míos, una delgada cola y alas de pliegues en su espalda.
—Si, debe ser por falta de energía, tratare de traer más.
Energía, es como mi padre frente mío llama a acostarse con mujeres y robar parte de sus sentimientos, emociones o recuerdos.
Nuestra familia, más específicamente nuestra raza, hereda una peligrosa maldición; tal maldición nos estigmatiza por el simple hecho de necesitar tener relaciones sexuales para sobrevivir.
—Me imagino, ya llevo más de dos semanas, estoy sintiendo bastante el deseo. —Le respondo a mi padre quien su esfuerzo se muestra en la cara.
—No te preocupes, cualquier cosa tu madre me ayudará. —Dice en voz baja para evitar preocuparme demasiado. —Mejor animarte que hoy es el matrimonio de tu hermano.
—¡Si! —Digo con voz fuerte mientras me levanto para ayudar a alistar todo para la celebración de mi hermano mayor.
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Succubus e Incubus, son las dos partes de una raza maldita, que obliga a sus afectados devorar parte de la consciencia por medio del sexo.
Se podría decir que soy una mitad Succubus, al ser mi madre una humana y mi padre un Incubus, heredé casi todos los rasgos como los cuernos, las alas, la cola y los ojos felinos; por desgracia también heredé el deseo así que soy más cercana a los Succubus que a los humanos.
Así que en el mejor caso deberé acostarme cada mes, para devorar alguna persona o depender como ahora de mi padre y mi madre.
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Actualmente estoy terminando de decorar el traje qué mi hermano mayor usará hoy, mi madre me enseñó a usar el hilo y la aguja, por lo cual tras enseñarme dejo que hiciera algunos bordados en su camisa.
—Terminé. —Digo al llevar su ropa hasta junto a mi madre.
—Está muy bien, ¿Puedes bordar el nombre de tu hermano? —Pregunta mi madre algo dudosa.