Durante el trayecto, Bake realmente había perdido la cordura, el recuerdo de Emily en su mente parecía nublar su juicio de tal modo que conducía como loco mientras no dejaba de pensar en todo lo que deseaba entregarle a ella. Polvo de estrellas, la cabeza de una bestia alienígena, una terrario con una luna miniaturizada, tesoros inimaginables pasaron por su cabeza, quería tenerla ya junto a él y su cabeza la materializaba en el asiento de atrás cuidando de su boleto a su corazón.
George miraba la escena preocupado y angustiado, su compañero estaba loco, aquella demencia se apodero de el cómo hizo con los otros y ahora estaba dispuesto a cualquier cosa. Miro a la chica víctima de Bake, se veía realmente mal para lo que Bake contaba que pasó, tocó su cabeza que comenzaba a palidecer dándose cuenta de que tenía una fiebre terrible.
—Bake—musitó George asustado.
—¿Qué sucede?— preguntó Bake chocando los dientes mientras conducía como un loco por el camino terroso.
—Esta chica está enferma tenemos que dejarla en su casa lo más pronto posible o morirá—dijo George mirando su compañero.
Bake ya no escuchaba razones, sólo quería tener ese cuarzo, pensaba además que si esa chica era una bruja ¿no haría un favor a la humanidad encerrándola? George era quien se estaba volviendo loco, sentía lastima de un enemigo de la humanidad, pronto le diría que defendía a los alienígenas que los metieron en la guerra.
—¡Carajo Bake! Tu chica tiene una fiebre de mil demonios, en cualquier instante convulsionará y morirá— dijo George al sentir la piel de la chica.
La camioneta frenó en una violenta maniobra que por poco los saca del camino, Bake miró a George con rabia y frustración, no, se negaba a detenerse ahora que estaba tan cerca del corazón de Emily y no se detendría por nada ni por nadie.
—Ella no es mi chica, ella es un medio para alcanzar un fin, ahora te preguntó, ¿con quién esa tu lealtad?— preguntó Bake con una mirada aterradora.
—¿Qué?— fue todo lo que George pudo responder cuando Bake le asestó un puñetazo en el rostro que lo sacó del auto.
El rostro de George comenzó a inflamarse y ponerse morado, un pequeño remordimiento pico la mente torcida de Bake que bajando del auto puso una mascarilla en el rostro de George. Mientras lo hacía observo el dije de loto que aún colgaba de su cuello, un refulgir quería regresarlo, quería traerlo pero Bake no lo permitió y quitándoselo se lo puso a George.
—Me dijeron que combinaba con el sitio—dijo Bake a manera de despedida y regresó al auto dejando atrás a su buen amigo.
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Apenas un par de minutos después Bake llegó a una pequeña casa blanca con un extraño jardín al frente que se encontraba al final de un camino de paso al final de la carretera hacia la base. Después de tantos años recorriendo aquella ruta Bake apenas podía creer que hubiera una casa cerca de la base pero que al mismo tiempo estaba perfectamente escondida de los caminos principales.
En una silla de exterior, una mujer vestida de indio Dakota parecía estarlo esperando desde hace un tiempo. Se veía seria pero no molesta y esperaba que al menos tuviera corazón suficiente para salvar a la chica que vivía con ella.
—Buenas tardes buena señora, no vengo a molestarla sólo quiero…—iba a decir Bake cuando un rayo cayo cerca de la casa.
—Tus intenciones son hostiles forastero, pude percibirlas desde que subiste por el sendero, el camino que has elegido seguir no te llevará a donde quieres sólo te traerá más desdichas de las que ya tienes—dijo Yuyu levantando su mano.
—¿Desdichas? ¿sabe acaso de mis desdichas? ¿Se ha sentido tan sola en el universo como yo? ¿ha sentido que le roban un trozo de su ser? ¡entonces no me hable de desdichas! —gritaba Bake al borde de la desesperación.
—¡Largo de aquí forastero! Si no quieres perder lo que más amas—exclamó Yuyu.
—¿Igual que usted? —dijo Bake abriendo la puerta del asiento de atrás y dejando que Samantha resbalara cayendo al suelo.
—¡Sami! —chilló Yuyu llevándose las manos a la boca.
—Me llamó Bake Venice, soy piloto de la fuerza área y uno de los pocos miembros que quedan de la base de Mixquiahuales y quiero hacer un trato con usted—dijo Bake poniendo un pie sobre el cuerpo inconsciente de su sobrina.
—Sami—era todo lo que Yuyu podía musitar.
—Usted sabe que está mal y que va a empeorar así que le recomiendo que me trabaje conmigo si no quiere que esto sea peor— amenazó Bake sacando su arma de la guantera.
Yuyu miró al chico inspeccionando cada detalle en su rostro, algo que estaba roto en su interior, algo no estaba bien, era antinatural la esencia que emanaba de él como si fuera otra persona, como si algo hubiera tomado su ser. Samantha estaba débil por su parte, diferente como algo roto pero que llenaba su ser dándole tranquilidad y un trozo de alma perdida.
Ese chico estaba hechizado lo podía sentir pero una fuerza parecía contrarrestar las fuerzas naturales que lo habían creado y aun mas importante que marcaban su propia antítesis natural. Debía de hacer algo pronto, ya no quedaba mucho tiempo ni para ella ni para él, quería algo podía percibirlo y Yuyu estaba dispuesto a darlo fuera lo que fuera con tal de salvar a su sobrina.