Pequeño Piloto

Partida

Oz caminaba por el desierto admirado del rojo de la tierra, no habia nada a lo largo de todo el sendero marcado por escobas de brujas, los pasos delicados de los gatos y uno que otro vehículo de los humanos. Le resultaba difícil creer que sólo con irse él la paz de su pequeño mundo hubiera decaído al punto de matar todo lo verde, el siempre habia sido un gran negociado, se vanagloriaba de ello, quizá podía haber negociado con los humanos tambien.

—Pero los gatos siempre han sido seres muy individualistas—se decía Oz mientras caminaba.

—Eso era un problema al negociar sus malas practicas para con los acuerdos—exclamó Oz.

De repente el sonido lejano de un vehículo le hizo girar sobre sus pasos, no reconocía el rítmico sonido pero esperaba no se tratará de humanos a quienes aunque no detestaba no tenia en buena estima. Nunca imaginaria que la respuesta a todos sus problemas estaba más cerca de lo que pensaba, claro, Oz lo sabría en su momento desencadenado una serie de eventos que le mostrarían lo equivocado que estaba.

****

Tras irse los caníbales, Cheese y George pusieron a toda marcha el remolque de regreso a la base ninguno de los dos atinaba a decir palabra pensando en la desaparición de Bake a manos de estos. Arizona sin duda los castigaría y quizá hasta los obligaría a regresar por él atravesando todo el desierto, no tenía tantos recursos para ello pero tampoco podían darse el lujo de perder más novatos y menos uno condecorado cómo Bake.

—¡Mierda! Cheese, estuvimos fuera por cinco días ¡cinco días! —gritaba George recuperando la compostura mientras veían en el reloj satelital el día que era.

Cheese musitaba en silencio aterrorizado por lo que había visto, conocía a los caníbales. Las historias de las sombras negras en el desierto pero jamás habia visto que secuestraran soldados, eso se encontraban en un nivel lejos de él.

Tan centrados estaban en tratar de resolver su problema que nunca notaron al caballero de panameña y elegante traje blanco que caminaba por el sendero a mitad del desierto haciendo la señal de parada.

—¡Mierda, mierda, mierda! —musitaba George desesperado cuando una sombra blanca se paró en medio del camino.

—¡Cheese! —gritó George cuando el caballero a mitad del camino ocasiono que se desviará ligeramente del camino en una rápida maniobra por parte de Cheese.

—¿Qué te sucede? Casi nos sacas del camino ¿si escuchaste lo que dije? —decía George cuándo Cheese le interrumpió golpeando el volante.

—¡Si te escuche! Pero estoy seguro de que vi a alguien en el camino, entiende novato. Esto no tiene precedentes, jamás se llevan a ninguno, ¿me entiendes? ¡Jamás! Esto es mal augurio, no cabe duda, es mal augurio y…—musitaba Cheese cuando un golpe en la ventana de George los hizo sobresaltarse a ambos.

—¡Hola! —exclamó el caballero alegremente.

—¡Ah! —gritaron a coro los dos soldados.

—¿Quién carajos es usted? —preguntó George llevándose la mano al pecho al sentir su acelerado corazón.

—Me llamó Oz, necesito salir del desierto es un lugar muy triste en realidad, ¿A dónde van ustedes? —preguntó Oz sin ningún reparo.

—¿Qué hace usted en el desierto solo? —preguntó Cheese paranoico sin soltar el volante.

—La verdad me quedé dormido y no me di cuenta de cuando se fue mi transporte—agregó Oz.

George ignoró la locura de su compañero que sostenía él volante temblando, tan angustiados estaban que ni siquiera notaban la falta de mascarilla en el caballero. George más tranquilo y poniéndose la máscara salió del camper y posicionándose en el sendero enfoco la mirada en el sendero.

—Si no tiene problema alguno podemos llevarlo a la base a un par de kilómetros de aquí, creo que ya puedo divisarla—agregó George.

—Oh no tengo problema de a donde me lleven—respondió Oz.

 —Gracias, no podremos sacar el camper del atolladero pero con el oxígeno que tenemos será suficiente para llegar a la base—dijo George a Cheese.

—¿Quieres caminar a la base? —preguntó Cheese asustado bajando del auto con su mascarilla y el volante abrazado a su pecho.

—Ya queda cerca la base si caminamos quizá lleguemos para la cena—George dijo mirando a ambos hombres.

—¡Arizona nos matará! —agregó Cheese.

—¿Usted que dice Oz? —preguntó George animado.

—He caminado mucho no me hará un rato más—respondió Oz arqueando los hombros.

Los tres hombres comenzaron a andar bajo el sol que apenas escondía sus rayos mortales. A lo lejos se divisaba la base cuyo porta naves tenía más actividad de lo habitual y de donde despegaban naves sin parar del improvisado puerto de despegue.

****

Los tres corrieron con todas sus fuerzas, por suerte el calor descendía lo suficiente para que fuera agradable el exterior. A George le resultaba increíble que con la vestimenta de Oz este pudiera andar en el desierto, aun así, sentía una antinatural tranquilidad andado junto a él, como un viejo conocido al que no se ve desde hace mucho.

—¡Ya puedo ver la base! —gritó Cheese adelantándosele a los otros.



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En el texto hay: romance, brujas, sci fi

Editado: 09.10.2021

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