No sé por qué lo hizo, nunca nadie sabe por qué otro decide irse así, sin más ni más. Algunos dejan notas, pero en esas notas sospecho que lo único que hacen es ocultar las verdaderas razones. Mi hermano no dejó notas, nada, sólo su cuerpo frío y las preguntas incontestables. Ahora está ahí tendido, en el cofre, rodeado de los que lo quisimos y también de los que, tácita o manifiestamente, lo odiaron, por su desorden, su impertinencia y su forma de vivir la vida en un derrape constante entre humo, putas y cerveza. ¿Que si tenía problemas?, preguntaba uno, ¿Que si estaría enamorado?, Preguntaba el otro. " Preguntas maricas" pensaba yo muy adentro, me gustaba más creer que se mató porque gastó la vida en menos tiempo del que se tarda en gastarla un buen cristiano, y que después de eso ya no habría placer o dolor que no hubiera sentido, había llegado al hastío al que llegarían inexorablemente los inmortales, pero lo salvaba que él si podía morirse, y decidió morir, sin tanta ceremonia ni aspavientos. Se bajó del mundo sin pensar en nosotros, en papá al menos, egoísta como siempre fue.
Hay que saber morir a tiempo, así lo enseñó zaratustra, así lo sabía él, lo sabía por ciencia infusa, o por pura intuición, nunca, creo, que lo aprendió de nadie... Y aquí viene otro con su afectación falsa, a darme el pésame, a decir cosas innecesarias pero que creen que deben decirse a toda costa.