Pequeños relatos.

Microcuento: ¿Tú, Yo o Nosotros?

Todos me han considerado el callado o el chico antisocial, solo por no utilizar el habla al comunicarme con los demás, pero siendo sincero no lo necesito, me basta con observar y escuchar, escuchar y observar, soy bueno en eso y no lo niego. Sé cada secreto de las personas, la mayoría no lo demuestra pero sé que tienen uno y de todas las personas soy el único capaz de descubrirlo.

Un ejemplo claro es Lana. Ella es la chica nueva del instituto, viene de Canadá y su padre es viudo. Su madre falleció en un accidente de tránsito, todo porque un sujeto ebrio cruzó a toda velocidad y terminó chocando con el auto de la madre de Lana. Te preguntarás, sobre cómo lo sé y la respuesta es fácil: escuché a su padre hablar con la directora el día que vino a inscribirla; y por si fuera poco también es mi vecina.

Uno normalmente se queja de los ruidos que generan los vecinos con su música fuerte o sus fiestas alocada, pero lo que a mí me molesta es que nunca escucho nada, y por lo tal, implica que ella oculta algo y sé que voy a descubrirlo muy pronto.

3:00 am, domingo.

Ha pasado un mes desde que ella llegó y la he estado observando cada día desde entonces, y lo único que he conseguido es a una chica solitaria, que le gusta leer y sentarse en el techo de su casa a observar la Luna. Pero sé que esconde algo más, y será algo que conseguiré cueste lo que cueste. Por suerte la ventana de su habitación queda frente a la mía, cosa que me facilita el trabajo.

Un extraño ruido me saca de mis pensamientos y hace que por poco me abalance fuera de la ventana. Entrecierro los ojos al ver que es ella y que está subiendo al techo como de costumbre, pero por extraño que sea hay algo diferente en ella, haciendo que su actitud sea diferente. Revelando que lo que antes parecía una persona tímida y de pocos amigos ahora luce como si tuviera mucha confianza en sí misma, pero lo que más se robó mi atención fue ver lo que llevaba en su mano derecha: ¡Es una Katana!

Frunzo el entrecejo sin entender por qué tiene esa cosa una chica de tan solo diecisiete años, sin embargo, la gota que rebasó el vaso fue ver una cosa moverse en la oscuridad del techo de la casa. Una criatura extraña, con una cola como de lagarto se movía de lado a lado y se aproximaba en dirección de la chica, y en el momento justo que la cosa parece saltar Lana coloca su otra mano en la parte inferior de la empuñadura de la Katana, y con una habilidad impresionante atacó a la criatura. En cuestión de segundos esta cayó al suelo carente de vida.

Me sentía tan sorprendido que no podía moverme de mi lugar, era como si mi cuerpo se hubiera paralizado por completo y que lo único capaz de ejercer fuerza eran mis dedos temblorosos, que se enterraban con agresividad en la madera del marco de la ventana. Como si eso fuera lo único real y con sentido que estuviera sucediendo a mi alrededor. Con lentitud y la respiración alterada levanto la mirada, y una corriente helada me recorrió la espina dorsal al verla mirándome fijamente desde el techo de su casa, provocando que mi asustado corazón de martillazos a mis costillas, y que de alguna forma mis pulmones sean estrangulados por el miedo.

Ella desvía la mirada con total desdén y como si nada se baja del techo. Me quedo unos segundos que parecieron eternos tratando de recuperar la compostura, y cuando ese momento de reacción llegó me apresuré en llamar a la policía. Para cuando llegan les cuento lo sucedido y les muestro el lugar, pero al acercarnos no había nada, lo único que existía era una casa abandonada desde hace diez años por una familia que se dividió tras una pérdida. Revelación que ocasionó risas hacia mí, mientras que la frase “estás más loco que una cabra” se repetía constantemente por parte de los oficiales que se iban alejando.

Haciendo que regrese a mi casa, ingrese a la habitación vacía de mis difuntos padres y me recueste en medio de las dos almohadas con sus ropas, siendo aquella mi única compañía. En total silencio llevo las píldoras del tarro de la mesa de noche a mi boca, trago y cierro los ojos para guiarme a un profundo sueño. Siendo mi consuelo las siguientes palabras: la gente podrá reírse o decir que soy un loco, pero ellos no saben la lucha que tengo cada día para no hablar y revelar todo aquello que me atormenta. Porque a fin de cuentas solo soy eso: un loco, callado y diagnosticado con esquizofrenia aguda, que constantemente se pregunta: ¿Al final qué somos? ¿Tú, yo o nosotros?



#246 en Terror
#2990 en Otros
#807 en Relatos cortos

En el texto hay: fantasia, romance, terror supenso

Editado: 19.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.