"¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!" escuché mientras ese molesto ruido se colaba en mi cabeza; Pegué un brinco y me senté sobre la cama. Odiaba escuchar todos los días ese sonido pero si no ponía el despertador no sería capaz de despertarme para mi entrevista. Miré el reloj, marcaba las ocho y media. <<¡Me había quedado dormida!>> La entrevista era a las nueve y aun tenía que vestirme. Me había pasado la noche recordando en lo que me había pasado, había tenido una visita muy extraña y no había dormido demasiado.
Me acerqué al armario corriendo y cogí lo primero que vi, anoche me había olvidado de preparar la ropa que me iba a poner para la entrevista. Me puse mi traje, no quería causar mala impresión. Luis me había dicho que no me preocupara que fuera yo misma y tendría el puesto, pero no podía evitar estar nerviosa. Él me había conseguido la entrevista, me había dicho que conocía al jefe por eso le fue tan fácil conseguirla pero me preocupaba por él. Habíamos acabado la carrera al mismo tiempo y me sentía mal porque esa oportunidad podía haber sido para él y no para mí. Él deseaba comenzar a trabajar tanto como yo y me sentía culpable al pensar que el puesto podría ser suyo.
De repente mi móvil empezó a sonar y yo estaba camino de la cocina para coger algo de comer y no ir con el estómago vacío. Cogí una napolitana, la introduje en la boca y con algo de dificultad, descolgué el teléfono.
- ¡Diga! - dije con la boca llena dudando que mi voz fuera escuchada al otro lado de la línea.
- ¡Abby! Tienes que estar a las nueve allí. ¿Qué haces?
- ¡Luis! - dije tan pronto como escuché la voz de mi amigo - Es que me quedé dormida y no escuché el despertador a tiempo.
- Te estoy esperando abajo. Date prisa, te llevo yo.
- Vale Luis. Ahora bajo.
Acabé de comer, me peiné, cogí mi currículum y bajé, hoy era un gran día y no podía desperdiciarlo. Al llegar al arcén, monté con cuidado en el coche de Luis. No quería acabar en el hospital a causa de una caída provocada por mi nerviosismo.
- ¡Hola! Gracias por venir a buscarme.
- No es nada, Abby. ¿Qué tal has dormido?
- Bien ¿Por qué lo preguntas?
- Anoche Hugo me dijo que lo habías llamado y estabas muy alterada. Pero no quisiste decirle de qué se trataba.
Empecé a recordar todo lo que me había pasado el día anterior. Un chico alto, moreno, con una sonrisa encantadora y una camiseta que marcaba su musculatura había aparecido ante la puerta de mis casa. Me dijo que se llamaba Michael y si le dejaba pasar. Me conocía a la perfección a diferencia de yo a él que no lo había visto nunca salvo ese día. Me explicó sin darme muchos detalles que me necesitaba y sabía que yo era la candidata perfecta para ayudarle en su trabajo. Le pregunté de qué me conocía y me dijo que mi tío Manu le había hablado de mí. No quiso decirme para qué me necesitaba evadía mis preguntas alegando que me daría las explicaciones convenientes a su debido tiempo. Por un momento no sabía si creerle pero me contaba todo de una manera tan seria que se me hacía muy difícil creer o no en sus palabras. Me dio una pistola y una placa y las guardó en una caja fuerte que ni siquiera yo sabía que tenía. Estaba colocada detrás del retrato de mi tío y nunca la había visto. Se marchó y me dijo que pronto me llamaría. Poco después me enteré que trabajaba para el ENI (Equipo Nacional de Investigación) porque lo ponía en la placa, junto con mi nombre completo.
Ese suceso no había dejado que me durmiera en casi toda la noche por eso hoy se me había hecho tan difícil despertarme. Me había olvidado de comprobar si la pistola y la placa seguían en la caja fuerte y si todo lo ocurrido anoche sólo había sido una pesadilla. Pero con las prisas y el poco tiempo del que disponía lo habían hecho muy complicado.
Siempre me gustó lo de ser policía, pero desde que cursé mi carrera de periodismo con mis mejores amigos Hugo y Luis no tenía ninguna duda de que ése era mi destino. Sería periodista y hoy si todo salía bien empezaría a trabajar en la revista Cine y +.
De repente mi móvil empezó a sonar.
- ¡Sí! - respondí.
- ¡Abby! ¿Qué tal la entrevista?
- ¡Elisa! - era mi mejor amiga - Aún estoy de camino, no ha ni empezado.
- Tu vete tranquila seguro que te va a ir bien.
- ¿Tuviste demasiado trabajo anoche?
- Sí, tuve una fiesta de cumpleaños y el bar se llenó y cerré muy tarde.